ALICANTE. La Fundación Parque Científico de Alicante acogió el pasado jueves un foro de debate sobre el sector biotecnológico en la provincia. Un punto de encuentro que dejó como principales temas encima de la mesa la tan necesaria relación entre universidad y empresa en cuanto a la transferencia de conocimiento en este campo, sus fortalezas, sus debilidades y, sobre todo, un aspecto clave para la subsistencia del sector: la manera de financiarse y obtener recursos.
El foro contó con el apoyo del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial, el IVACE, en colaboración con Alicante Plaza. Moderado por el director del medio, Miquel González, la mesa de trabajo fue introducida por Olga Francés, directora del Parque, y Andrés Antón, presidente de la Asociación de empresas biotecnológicas de Alicante (AEBA), quien arrojó a la luz los datos de un estudio que desgrana el sector. “El campo de la biotecnología tiene mucho que decir en dos sentidos: en primer lugar, el gran potencial institucional, con matriz en la Universidad de Alicante, por el impacto que la transferencia del conocimiento refleja en las empresas”. Para Francés, la biotecnología influye también “en el ansiado modelo productivo” que se busca hoy en día. “Desde la universidad, insistimos, estamos firmemente comprometidos con el sector, con la captación de talento, encontrando los lazos de colaboración que buscamos”, añadió como punto de partida.
¿Cómo nace una empresa dedicada a la biotecnología, y de qué vive?
En el Parque Científico de Alicante, hasta un 40% de las empresas que allí se ubican trabaja en el sector biotecnológico. El informe mencionado, un proyecto de la Diputación de Alicante, está elaborado a través de cinco puntos: el análisis del contexto biotecnológico, las empresas existentes y su peso económico, la generación de empleo, la identificación de los factores clave y problemas para su crecimiento, además de las expectativas de futuro del sector. “El origen de negocio surge principalmente de la iniciativa privada: un 60% del sector tradicional, un 33% de los centros de investigación y cerca de 8% derivado de las empresas más grandes, los spin off”. Así lo explicó el presidente de AEBA. Antón quiso destacar, entre los resultados del estudio, un hándicap: “La facturación media ha pasado de 8,8 millones de euros en 2015 a 10 en 2017, quedando por debajo de la media, que está en 13,5; estamos en clara desventaja”, aunque el porcentaje de facturación es más aliviador. Haciendo hincapié en este asunto, celebra que cada vez más existan empresas con mestizaje: en concreto, el 33% utiliza la biotecnología como herramienta necesaria.
El campo del sector es más que amplio. El 57% de la actividad, denominada “biotecnología roja” es la referente a la salud humana. Con un 32%, le sigue la que estudia la salud animal, agricultura, alimentación y otros aspectos como el medio ambiente. Con porcentajes más reducidos, encontramos la tecnología que analiza la vida industrial y marina, entre otros. La mitad del mercado de este sector se enfoca a la Unión Europea; después, Latinoamérica, Asia y Oceanía son los tres continentes más importantes. Imprescindible destacar la presencia de mujeres al frente de los trabajos, lo que normaliza el sector.
Coste de innovación, relación con las administraciones públicas, marco legal difuso, dificultad a la hora de conseguir financiación, y periodo dilatado para el desarrollo de los servicios. La batalla diaria de las empresas que se dedican al sector de la biotecnología lidia con estos asuntos. Un 75% de ellas, según los datos del informe de la Diputación de Alicante, solicitan financiación: ante la negativa, o el silencio, palían la situación con beneficios fiscales (un 34,62%). En este sentido, una lanza a favor del gobierno autonómico quien, a través del IVACE, contribuye a esta inyección económica en un 19,23%, al que le siguen las cámaras de comercio o la financiación a través de programas nacionales. En el caso de iGLS, Integrated Genetic Lab Services, IVF Spain, laboratorio de genética reproductiva en el que trabajan hasta dieciséis personas, se mueven por inversión privada. “Colaboramos con distribuidores a escala mundial: la idea de una empresa es crear un beneficio cuanto más rápido mejor, lo que hace buscar alternativas de autofinanciación, ya que la investigación a veces lo retrasa”. Así lo señaló otro de los invitados al encuentro, Héctor Díez, director comercial. Al otro lado, Glen Biotech, la primera spin off del Parque Científico de Alicante dedicada al tratamiento del picudo rojo de forma sostenible, que lamenta la “incomprensión” del sector en muchos aspectos, lo que dificulta el acceso a ayudas, como detalló Berenice Guerri, su consejera delegada asistente también a la mesa. En el caso de Bioithas, empresa también vinculada al PCA y que ofrece soluciones para el desarrollo de indicaciones clínicas en complementos nutricionales y probióticos, su CEO, Vicente Navarro, lo tuvo también claro: “Nosotros nos hemos apoyado en la Agencia Valenciana de la Innovación. Tirar de financiación pública es importante". Para el presidente de AEBA, la pregunta que hay que realizarse es si al sector biotecnológico le da miedo llegar a la inversión, planteando la opción de financiación a través de capital riesgo. ¿La propuesta de la Universidad de Alicante en este sentido? Se llama CINDES: una plataforma de coinversión y desarrollo empresarial en Alicante que busca ayudar a proyectos innovadores en sus primeras fases de desarrollo a encontrar la financiación que necesitan, principalmente de la provincia.
Transferir conocimiento y, ¿patentarlo? Las leyes que ‘marcan’ la biotecnología
Trabajar de cara al exterior, internacionalmente, al igual que a nivel formativo, en colaboración con las universidades, es imprescindible para la nutrición y el crecimiento del sector. El ejemplo de Bioithas es el de un doctorado industrial implantado en la Universidad de Alicante, con dos años de vida, que “necesita ser explotado”, según detalló Navarro. Glen Biotech, a través de Guerri, va más allá, e insiste: “El problema no es la transferencia, no es la universidad, sino que el sector es desconocido, hay un problema de incomprensión que se traduce en leyes muy distintas según el país”. Otro de los ponentes imprescindibles que asistieron a la cita, César Quintanilla, director general de Q Pharma, aseguró que la mano que tiende la Universidad de Alicante es más que necesaria. “El parque ha permitido acercar posturas: ahora yo sé que hay investigadores que saben lo que busco y ellos saben que nosotros existimos”.
Una vez creado ‘el invento’, ideada la idea, valga la redundancia, viene el enfrentarse a la legislación que, para Quintanilla, es “excesiva”. Otro de los ponentes fue el profesor del máster de Biotecnología de la UA, Juan Ferrer: “Esto es todo nuevo y las leyes están ya obsoletas”. ¿Quién determina la cesión de los derechos, la universidad? El número de patentes registradas en el sector biotecnológico queda muy debajo de la media. Para Rosa Parrado, abogada en representación de IVF Spain, sentada también en el foro organizado en el PCA, no hay vuelta de hoja: “No veo que estén claros los modelos de transferencia. Yo defiendo la no patentabilidad”. Una manera de proteger el producto o el servicio sería más inteligente, según la experta, a través del secreto profesional, “ya que la patente lleva a que tengas que publicar todos los detalles, lo que te deja desprotegido, y pueden copiarte fácilmente”. Otro tema está claro: el hecho de que existan dos interesados en un proyecto, en ocasiones, puede dificultar las cosas, crear conflictos, alargar procesos, sumado al vacío legal. “Ante el peligro de que se queden con tu idea, siempre se puede negociar”, puntualizó Ferrer. ¿Qué dice la UA? “La universidad no deja de ser una empresa: a veces se negocia al 50% la compra-venta de la titularidad”, dedujo Francés, al frente del PCA. El “quid de la cuestión”, para la primera spin off, es pensar que todo puede cambiar, según su consejera delegada: “A nosotros la patente no nos ha ayudado a sacar adelante el negocio. Queda mucho por hacer, pero creemos con la pasión suficiente y adecuada en lo que hacemos”. Como matizó Berenice Guerri: larga vida a la tecnología de la vida por excelencia.