ALICANTE. El caladero en el que poder pescar votos para garantizar la investidura de Eva Montesinos (PSOE) como próxima alcaldesa de Alicante queda prácticamente reducido ya a los ediles no adscritos, Fernando Sepulcre y Nerea Belmonte. Los dos últimos mensajes difundidos por Ciudadanos (Cs) en menos de 48 horas -uno, con una dura crítica sobre la investigación sobre la presunta financiación ilegal de PSPV y Bloc, y otro sobre las supuestas negociaciones con Belmonte- son toda una declaración de intenciones, un anticipo, sobre cuál será su posición en el caso de que Gabriel Echávarri formalice su renuncia, el próximo lunes, y haya que elegir a su sustituto: el partido de Albert Rivera no está, en este momento, dispuesto a dar su apoyo expreso a la continuidad de ninguno de los grupos políticos que han conducido hasta esta situación. O lo que es lo mismo, salvo cambio de directriz improbable, no apoyarán a Montesinos. Es más, puede que ni tan sólo se sienten a escuchar la petición de respaldo de lo socialistas en la ronda de contactos que iniciaron este jueves mediante dos primeras citas con sus exsocios de Guanyar y Compromís.
Esos encuentros proseguirán el próximo martes: un día después de la anunciada marcha de Echávarri. Según pudo precisar Alicante Plaza, el PSPV concertó este viernes dos nuevas reuniones con Belmonte y Sepulcre para ese mismo día, 10 de abril. Los dos ediles no adscritos acudirán a la cita. Como mínimo, con la intención de escuchar. El PSPV trató de convocar un tercer encuentro con los representantes de Cs también para esa misma jornada. La respuesta fue que no habría contestación hasta el lunes, una vez que se confirme la dimisión del todavía primer edil. Pero, además, según las fuentes de Cs consultadas, todo parece indicar que incluso una vez materializada esa marcha, tampoco habrá ningún acuerdo posible. El grupo que lidera Yaneth Giraldo mantiene que será muy complicado sentarse a escuchar lo que se les quiera plantear y que, incluso aunque accedan a celebrar ese encuentro, lo esperable es que se comunique su rechazo a respaldar a Montesinos en el pleno de elección. Así de tajante: Cs no está dispuesto a permitir que continúe la gestión (o la falta de ella) que viene criticando desde hace dos años. No se trata de que se apoye un hipotético regreso del PP como lista más votada. Se trata de que el PSPV y sus exsocios de Gobierno -que ya le han garantizado su apoyo- busquen la fórmula que tienen a su alcance para solucionar la crisis institucional que, insisten, provocaron ellos. Una crisis que, remarcan, comenzó en marzo de 2016, con la expulsión de Belmonte de Guanyar y del equipo de Gobierno, después de que trascendiese que había concedido contratos menores de forma directa a personas afines (sin que se abriese ninguna investigación municipal ni judicial al respecto).
Así, el plante de Cs coloca al PSPV precisamente en esa incómoda tesitura desde el punto de vista de la estética y la ética política: depender de los apoyos de Belmonte o de Sepulcre, dos concejales a los que todos los grupos políticos les han venido dando el tratamiento de tránsfugas (según la definición de la Real Academia de la Lengua: 1) Persona que pasa de una ideología o colectividad a otra. 2) Persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo presentó como candidato).
En realidad, la de Belmonte es la opción que, según fuentes municipales, podría resultar más accesible. Hay un hecho objetivo bastante significativo: con ella ya se produjo una primera reunión hace dos semanas. Con Sepulcre (que abandonó la disciplina de Cs tras la polémica por el uso de los fondos de su grupo en la Diputación para pagar gastos de su vehículo; algo que él niega), hasta ahora no ha habido formalmente ningún tanteo previo. Además, por pura cuestión ideológica, a Sepulcre se le considera más próximo a las posiciones del PP que a Belmonte (en la lista de Guanyar, como única cuota de Podemos). Máxime si se tiene en cuenta que Sepulcre es el pilar en el que se sustenta el PP para manejar el gobierno de la Diputación Provincial y que percibe retribuciones de esa institución.
Lo cierto es que el concejal y diputado no se ha posicionado públicamente sobre cuál sería su posición en el pleno de investidura. Se ha limitado a reivindicar la coherencia de su acción política tanto en la Diputación como en el Ayuntamiento respecto a su papel en 2015. Y, hasta la fecha, insiste en estar dispuesto a escuchar lo que se le proponga en el momento en el que Echávarri dimita. Es decir, pretende conocer qué se pretende hacer con Alicante en lo que resta de mandato para fijar su posición de voto.
Se trata de la misma tesis que mantiene Belmonte como argumento oficial para no pronunciarse sobre la investidura de Montesinos. "Nadie me ha contado todavía qué proyecto político tiene el PSPV", viene recalcando. En esta línea, también viene defendiendo que la posibilidad de que se modifique el Reglamento Orgánico del Pleno (ROP) para que se le reconozcan los mismos derechos políticos y económicos que al resto de los concejales de la oposición no funcionará como moneda de cambio para decantar su voto. Considera que ese reconocimiento le corresponde de facto y que, además, el PSOE mantiene bloqueada su propuesta de modificación desde el pasado diciembre incluso pese a que, desde finales de enero, existe un informe del secretario municipal en el que se da alas a esa reforma del reglamento. Como ha contado Alicante Plaza, en ese informe se recomienda la reforma del ROP para reconocer derechos de participación política a los no adscritos y se supedita la concesión de sueldo a una decisión política, sin que existe impedimento legal para concederlo.
Por lo pronto, eso sí, aunque Belmonte no considere esa reforma como una contrapartida que pudiese condicionar su posición, sí admite que se sentiría reconocida si la propuesta se tramitase. "Puede llevarse a pleno y aprobarse, o no; se puede dar pie a que se me asigne una retribución, o no; pero al menos, que se tramite y se admita que tengo derechos", remarca.
¿Está dispuesto el PSOE a tramitar esa reforma y elevarla a la consideración del pleno? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Fuentes municipales sí precisaron hace dos semanas a este diario que la propuesta seguía en estudio. Es decir, que no está descartada. La cuestión es si, llegado el caso, obtendría el respaldo de la mayoría de concejales de la corporación como para que pudiese aprobarse.
En el caso de que se diese por sentado un posible rechazo de PP y de Cs, esa propuesta debería sumar 15 votos a favor. La unión de los ediles de PSOE, Guanyar y Compromís junto al de Belmonte da ese resultado. ¿Votaría Guanyar a favor de esa propuesta? Su portavoz municipal, Miguel Ángel Pavón, apuntó este jueves que, desde luego, el reglamento de pleno (ROP) tiene que modificarse y que "será una de las medidas que incluiremos en nuestro listado de compromisos que debe asumir el PSOE para que confirmemos el apoyo a la investidura de Montesinos". Es más, recordó que "esa reforma es uno de los puntos del pacto del tripartito que no se ha ejecutado". Ahora bien, matizó, "una cosa es que se retire el artículo que impide que los no adscritos tengan una retribución y otra es que se le asigne un sueldo a Belmonte". Y añadió que, en todo caso, "la decisión sobre esa reforma del ROP debería aprobarla la asamblea de Guanyar".
¿Apoyaría Compromís esa reforma? Su portavoz municipal, Natxo Bellido, apuntó también este viernes que, por el momento, es una cuestión que el PSOE no ha planteado, pese a que sí se trató sobre ella en el verano de 2016, mucho antes de que Belmonte plantease su propuesta de modificación. Además, señaló que tampoco se ha debatido sobre esa posibilidad en el seno de Compromís y menos sobre la posibilidad de que Belmonte pueda percibir una retribución. Sea como fuere, fuentes de Compromís sí admitieron que, vistos los acontecimientos posteriores, pudo haberse actuado de forma incorrecta respecto a la expulsión de Belmonte del tripartito.