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La batalla (dilema) de Elche

13/09/2020 - 

Desde que comenzara este mandato, el Ayuntamiento de Elche y la Diputación de Alicante mantienen abierto un debate de guante blanco, aunque con patadas soterradas, sobre cuál debería ser la ubicación del futuro centro de congresos de la ciudad. El alcalde, Carlos González (PSOE), y su equipo de gobierno han apostado por el barrio de Carrús, mientras que la Diputación de Alicante, con Carlos Mazón (PP), a la cabeza, busca alternativas con el respaldo de los empresarios. Hay una segunda batalla que se abrirá en cuanto quede sustanciada la elección del emplazamiento: la financiación. El consistorio ilicitano pretende que lo pague todo la institución provincial, como prometió el antecesor César Sánchez, como muestra de esa deuda histórica de la diputación respecto a la ciudad de Elche, pues la mayoría de las grandes inversiones las ha hecho en la capital. Recordemos que en Alicante se ubica el Auditorio Provincial, el Marq o la Casa Bardin, entre otras grandes infraestructuras de los mandatos en los gobiernos del PP. 

Y en este contexto, lo más probable que Mazón quiera que se toque también la puerta de la Generalitat y del Gobierno de España para socializar el gasto del futuro palacio

Con estas posiciones, ya marcadas, la apuesta del PSOE es clara: quiere llevar la inversión a Carrús, el gran granero de votos de la izquierda, y según sus vecinos, uno de los barrios que menos inversiones ha recibido en los últimos años. Llevar allí al edificio, al solar (de 4.000 metros cuadrados) de la antigua fábrica Jayton, es como cumplir con esa barriada y ayudar a la regeneración de la vía pa arriba, que diría nuestra compañera Cristina Medina. Los socialistas, como formación más votada, y por tanto, legítima a hora de decantar esa decisión, quieren, con el respaldo de sus socios (Compromís), que sea ese el veredicto: está ubicado cerca de la estación de Cercanías; tiene posibilidad de dotarlo de un amplio parking; tendría buen acceso peatonal e, insisto, lo más importante, supone ensanchar la zona centro y ampliar el radio del flujo de gente que podría generar su actividad. 

Pero la iniciativa no convence ni a la oposición, ni a los empresarios, como ha quedado patente en los últimos meses. Y desde entonces, Carlos Mazón ya hace meses que coquetea con esos colectivos empresariales y económicos, como AETE y Cedelco, o cívicos, como Elche Piensa, para que esa decisión no sea definitiva, se estudien otras alternativas y, sobre todo, se decida otra ubicación en función del tipo de edificio que se quiera. Como dijo Mazón el viernes, ante los empresarios de Cedelco, "es prioritario considerar la situación actual del mercado con el que vamos a competir, con un completo análisis nacional e internacional y saber qué tipo de gestión es la adecuada. Cuando lo sepamos, decidiremos el dónde". Y por ello, que Cedelco haya encargado un estudio a la UMH para valorar todas las opciones. 



Posiblemente, ambas partes tienen sus argumentos para defender su postura. Pero quizás a ambas les falta lo primordial en este caso: un plan estratégico. De haberlo tenido ya el Ayuntamiento de Elche, hoy las posibles ubicaciones ya estarían sobre la mesa: sólo habría que valorarlas, en función del tipo de edificio.  Esto es algo que el colectivo Elche Piensa ha venido reivindicando hace mucho tiempo, no sólo para el centro de congresos o auditorio, como se planteó inicialmente, sino también para esa asignatura pendiente que tiene la ciudad que es revitalizar el centro. Por lo momento, el debate de la Corredora parece superado; ahora faltaría resolver el del Mercado porque tan legítimo fue tomar la decisión de hacer uno nuevo, como ahora lo es apostar por la rehabilitación del edificio. El lamento es haber tirado tres millones a la basura. Pues si entonces no había consenso, tampoco lo hay para ese edificio congresual, como parece. 

Y esa debe ser la lección que deben sacar las autoridades públicas de Elche: buscar una ubicación y modelo de edificio que reúna el apoyo de los máximos posibles. No hay plan estratégico, como sí lo hubo, por ejemplo, para hacer el edificio del actual Centre de Congressos Ciutat d'Elx de Filet de Fora. Aquello fue también una operación urbanística, una operación de ciudad, como lo puede (y es preferible) que así sea, también en este caso. Y por lo tanto, aparte de los vecinos, siempre será conveniente que cuente con el respaldo de la iniciativa privada porque hacer un centro de congresos no es sólo hacer un edificio y un aparcamiento. Supone generar actividad económica a su alrededor, con más servicios, bares, restaurantes y, muy importante, hoteles, además de una buena conexión con el transporte público.

Por tanto, insisto, ante la falta de un plan estratégico, Elche no debería descartar nada, ni siquiera la opción de Carrús, que puede ser una gran oportunidad para ese barrio. La ubicación de un centro de estas características es primordial para que una gran empresa o una asociación corporativa elija una ciudad para su congreso anual con mil invitados. Elche ha sido un modelo en la gestión del suelo industrial, con su modelo de desarrollo público, y eso le debería servir de experiencia. Y escuchar. Y ante eso, creo que sólo hay dos alternativas, y ambas siempre de la mano de la iniciativa privada: o suelo para desarrollar y con capacidad de crecimiento; o emplazamiento consolidado, pero con capacidad de transformación (y por tanto de someterse a sacrificios). Modelo València, o modelo Bilbao. Y en ambos casos, con buena conexión de movilidad. De lo contrario, el proyecto nacerá cojo. Ese es el dilema que tiene ahora Elche, y esa es la batalla que se vislumbra este mandato, una vez que parece que el proyecto del Mercado Central comienza a cambiar de tercio.


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