ALICANTE. Las ansiadas obras para ampliar los accesos al aeropuerto de Alicante-Elche, adjudicadas a la oferta de la UTE Becsa-FCC en abril de este año, podrán finalmente comenzar a principios de 2019. Un calendario que supone cierto retraso sobre los planes iniciales de iniciar las obras durante este otoño, y que dilatará los trabajos, si no hay nuevos retrasos, al menos hasta bien entrado el año 2021 (el plazo de ejecución del proyecto es de 34 meses).
Hace unos días, el Ministerio de Fomento que dirige José Luis Ábalos formalizó el contrato de vigilancia y control de las obras, adjudicado el pasado agosto a la UTE formada por MS Ingenieros y Laboratorios del Sureste, a cambio de 492.000 euros, impuestos incluidos. Las labores de control de los trabajos se prolongarán durante el mismo plazo que la ejecución. El contrato con Becsa y FCC, por su parte, se firmó el pasado mayo aún con Íñigo de la Serna como ministro, pero las obras no han comenzado hasta ahora porque el proceso de expropiaciones, iniciado ya con Ábalos al frente, se ha alargado más de lo previsto.
Este sería, según las fuentes consultadas, el principal motivo para que las obras no hayan comenzado antes, pero parece ya superado. Tal como informó Alicante Plaza, el levantamiento de actas se llevó a cabo el pasado mes de septiembre, y tras los habituales recursos se acaba de dar por finalizado. Como contó este diario, entre los afectados por las expropiaciones, además de algún particular con terrenos rústicos en la zona, se cuentan empresas de rent-a-car como Victoria, SolMar y Centauro (un terreno a nombre de Avis se utilizará durante los trabajos, pero no será expropiado) y la gasolinera Galp, justo frente al acceso al aeropuerto.
La duplicación de la calzada en el acceso al aeropuerto de Alicante-Elche es una de las obras pendientes más reclamadas por la provincia, probablemente junto con la conexión ferroviaria, que sigue esperando, o el tercer carril de la A-7. Con cerca de 14 millones de usuarios anuales, el aeropuerto soporta una ingente cantidad de tráfico rodado (no hay otra forma de acceder), tanto privado como público, que tiene que pasar necesariamente por el 'cuello de botella' de la N-338, la vía de 5 kilómetros de longitud que ahora se va a duplicar.
El proyecto está presupuestado en 18,5 millones de euros, una rebaja del 36% respecto al precio de salida (29,3 millones) y se prolongará durante casi tres años. La N-338 es, además del único acceso posible al aeropuerto, un auténtico by-pass entre la N-332, que une Alicante con Murcia por el litoral, y la autovía A-70. Pasa ante el aeropuerto y el recinto de la Institución Ferial Alicantina (IFA), muy cerca de la pedanía ilicitana de Torrellano. Muchos conductores, de hecho, la usan para bordear el casco urbano de la capital alicantina cuando llegan por la N-332 y acceder directamente a la ciudad por el norte.
La actuación supone duplicar la carretera N-338 durante 4,75 kilómetros, por la margen derecha (en el sentido desde la N-332 hacia la A-70), a excepción de un tramo de unos 800 metros a la altura del aeropuerto de El Altet, que debe discurrir en variante. En el tramo existen cuatro enlaces sobre los que es preciso actuar de diferente manera, según explicó en su momento el Ministerio de Fomento: con la N-332, con el propio aeropuerto, con IFA y con la A-70.
Asimismo, el proyecto de ampliación de la calzada para doblar su capacidad define un total de 8 estructuras: 4 viaductos, 2 pasos superiores y 2 pasos inferiores. Por último, la carretera intercepta dos vías pecuarias, la Vereda de Dolores y la Cañada Real del Portichol, que se reponen en la longitud afectada.