BENIDORM. El embajador de Reino Unido en España, Hugh Elliott, ha eliminado de un plumazo las pocas esperanzas que tenía el sector turístico para conseguir una excepción en el semáforo ideado para concretar las medidas de los viajes internacionales. Así, este miércoles en su primera visita oficial a Benidorm explicó que ve "poco probable" que los turistas británicos lleguen en masa a la ciudad antes de agosto. La fecha más optimista es finales de julio, sin embargo, dependen de la incidencia y el ritmo de vacunación del resto de España.
La ciudad de los rascacielos tiene ahora mismo una incidencia acumulada de 14,19 casos por cada 100.000 habitantes. Una marca muy inferior al resto de España, que está en torno a los 120 positivos, y Reino Unido, que está en 51. No obstante, quedará en ámbar en el semáforo por el que se guían para concretar las pautas a seguir en los viajes al extranjero, con la cuarentena como principal enemiga.
Desde Benidorm y la Comunitat Valenciana se le pedía al gobierno británico que hicieran una excepción con la región por la baja incidencia del virus y la alta dependencia del mercado británico para el turismo de la Costa Blanca. Sin embargo, esta opción no la contemplan de momento, asegurando el diplomático que es 'difícil' que esto ocurra. Entre otros asuntos, por la complejidad de hacer una cirugía tan de precisión teniendo en cuenta que tendrían que hacer excepciones con otras regiones del mundo.
Además, desde el gobierno británico tienen temor ante las nuevas cepas que puedan circular, debido a la apertura de fronteras que hay en la actualidad a nivel mundial y en concreto, en la península. El principal impedimento para atraer turistas en la actualidad está en que Reino Unido mantiene en ámbar a España, y eso implica que los británicos tienen que guardar una cuarentena en su país a la vuelta del viaje. Esta restricción podrá eliminarse cuando pasen a 'verde', una situación que no podría darse hasta finales de junio. Pero para ello, España tendrá que seguir bajando la incidencia y ampliando el ritmo de vacunación.
Este sería el escenario más optimista, donde los británicos podrían llegar a Benidorm con menos restricciones y se esperaría que recalaran en la ciudad para finales de julio o principios de agosto. Hay que tener en cuenta que una vez se anuncie el cambio en el semáforo, habrá que esperar unas semanas de rigor para que se vendan los billetes, se realicen las reservas y estén operativos los vuelos.
Es decir, se reanudarían los viajes para la misma fecha que el año pasado. Pero, esperan, con un final distinto, ya que como recordaba el embajador, tuvieron que abrir para cerrar a mitad de verano por la evolución negativa de la pandemia. Frente a todo ello, el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, dijo que había que "ser realistas. Ofrecemos posiblemente el destino turístico más seguro del mundo y hay que seguir trabajando en esa línea".
Y ante esta situación, a Benidorm no le queda otra que apostar por el turista nacional, que según explicó el presidente de la patronal hotelera Hosbec, Toni Mayor, está respondiendo de manera muy positiva en las primeras semanas sin cierre perimetral. El empresario se resignó ante la cautela mostrada por Reino Unido frente a la pandemia, pero dijo que a corto plazo "habrá un tsunami de reservas y tendremos un otoño e invierno muy buenos".
Estas declaraciones se realizaban después de la reunión mantenida este miércoles en el Ayuntamiento de Benidorm con el embajador del Reino Unido, Hugh Elliot. A la misma han asistido, por parte de Hosbec, el presidente, Toni Mayor, y la secretaria general, Nuria Montes; por Visit Benidorm, su directora, Leire Bilbao, y por parte del Consulado Británico en Alicante, la cónsul Sarah Jane Morris, y la vicecónsul Sarah Munsterhjaelm.
Con este encuentro, se eliminaron las posibilidades por ahora de aceptar el concepto de Benidorm operando como una isla para los británicos. Una idea promovida por los presentes en la reunión por la parte española y que explicaban la forma de actuar de los turistas: sin salir de la ciudad en su viaje. Se formaba por tanto una burbuja que rebajaba el riesgo de contagio. Un proyecto que han trabajado durante los últimos meses para presionar por un corredor seguro entre Reino Unido y la Comunitat Valenciana, que les separara de los malos datos generales del país aprovechando la baja incidencia en la zona.