en la frontera / OPINIÓN

Juanma 10, Carlos 0

17/11/2024 - 

El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, se ha quedado más solo que la una. Solo hay que hacer un repaso de las portadas, editoriales y columnistas en la prensa de la derecha y del centroderecha para comprobar críticas severas, articulistas enfurecidos, y alguna que otra complacencia de estos medios que compensan el gran fiasco con los fallos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) con el fin de atacar a la ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera, opositora a comisaria en la UE. Pero nadie le perdona que en su comparecencia en Les Corts de este pasado viernes no diera explicación alguna de su ausencia, tres horas, en el fatídico 29 de octubre debido al almuerzo de tres horas con una periodista. Confiaba, argumentó el president en Les Corts, en la acción del resto del Consell que al final resultó ser algo así como el Camarote de los Hermanos Marx, con la consellera de Interior confesando que ni sabía de la aplicación de móvil para envíos masivos de emergencia.

La derecha mediática se ha puesto severa. Incluso desagradable: un medio le ha restregado por el morro la eficiencia con la que ha actuado el presidente andaluz Juan Manuel Moreno Bonilla en las riadas del sur, con epicentro en la provincia de Málaga. Juanma 10, Carlos 0. Ese es el mensaje de este periódico que obedece al sentir generalizado del conjunto del  Partido Popular con Núñez Feijóo a la cabeza. Una humillación en toda regla. Hay que tener muchas tragaderas para asumir un golpe tan bajo: sin pararse a pensar siquiera que el presidente andaluz tomó muy buena nota de lo que había pasado días antes en el cinturón de Valencia. Mazón, el más tonto de la clase, argumentan.

Su comparecencia en el pleno de Les Corts fue aburrida porque se extendió más de la cuenta, mucho, en los tropecientos planes que se van a poner en marcha para la reconstrucción de las zonas afectadas. Solo al final pidió disculpas con la "dolorosa convicción de que se pudo hacer mejor". Juan Baldoví (Compromís) a la yugular.  José Muñoz, PSPV-PSOE, sumándose a la petición de dimisión para nombrar un presidente técnico de transición. Algo así como la operación de la ultraderecha con Ramón Tamames.  La guerra entre PP y PSOE no ha hecho más que comenzar.

Algunos de los analistas más sesudos se entregan en hacer ecuaciones sobre el desgaste que va a suponer para el conjunto del PP el asunto de Mazón en futuras convocatorias electorales, dando por hecho que el PPCV está ya arruinado, como si se fuera a producir un masivo trasvase de votos al PSPV-PSOE, Compromís, y a la extrema izquierda, y sin tener en cuenta que en política raras veces dos más dos son igual a cuatro. He escuchado incluso en una tertulia política que Mazón tiene que aguantar, sí o sí, porque si no finaliza la legislatura no puede luego optar al sueldo de los expresidentes, o al sueldo que preciben cuando eligen ser miembros del Consejo Jurídico Consultivo de la Generalitat. Argumentación perversa.

Sí sabemos del compromiso de Mazón para liderar la reconstrucción y luego, elecciones autonómicas de 2027, Dios dirá. Crudo, crudísimo, pero no imposible. En cualquier caso ya le buscan un recambio; María José Catalá, alcaldesa de València. También sabemos de la profunda remodelación del Gobierno autonómico que lo mismo se está produciendo mientras escribo estas líneas. Y de los llantos de los cesantes, algunos de los cuales no tienen ni donde caerse muertos. Es un decir.

Las protestas  contra Mazón bajo el lema 'El pueblo salva al pueblo' son la legítima expresión del cabreo generalizado de los damnificados, incluidos los que han perdido familiares y amigos. Al jefe del Consell le va a perseguir siempre lo de 'Mazón, dimisión' además de las acciones judiciales que ya se están poniendo en marcha, incluida la vía penal. Las protestas tienen una cara B inquietante: el descrédito absoluto de la clase política y la falta de fe en las instituciones del Estado de Derecho. Confusión medianamente lógica en España cuando hay mil ejemplos de cómo los políticos se sitúan por encima de las instituciones (Judicatura, Fiscal General del Estado,  Banco de España, Comisión Nacional del Mercado de Valores, RTVE....).

La cara B comporta el riesgo de que algunos utilicen torticeramente a las víctimas para dar rienda suelta a un discurso populista. El pueblo unido, jamás será vencido. La casta nos aniquila, como proclamaban los de Pablo Iglesias al principio de los tiempos de la fundación de Podemos. Peligrosa espiral que no va a llegar a más: solo hay que ver en qué ha acabado Podemos. Me molesta aún así la malicia de los radicales para retornar a la misma cantinela: asaltar los cielos. Incluyamos al fantoche de Alvise disfrazado de militar, infiltrándose en una reunión de la UME, y ya tenemos el cuadro completo.

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