¿Qué pasa cuando las jóvenes cineastas acaban sus carreras y se enfrentan al mundo real? Ocho promesas valencianas "bajan a tierra" sus proyectos gracias al programa Atenea, en el que se les anima a dirigir su mejor historia y defenderla profesionalmente
VALÈNCIA. Para ser cineasta una dosis de imaginación tiene que ir acompañada de otra de realidad, pero suele resultar más fácil dejarse desbordar por la primera, con esta idea de que en la gran pantalla todo se hace realidad. El programa Atenea, organizado por la Asociación Dona i Cinema, se encarga de ubicar "bajar el relato" al plano de lo real. Para ello las “propulsoras” de todo ello, Deborah Micheletti y Giovanna Ribes, logran ubicar los proyectos en el plano realista posible: “Se ven muchas ganas de trabajar y aprender, al final lo que hacemos es dotar a las alumnas de herramientas útiles para que ellas lo lleven a la realidad, es nuestra labor en la tutorización”, explica Micheletti. Gracias a ese asesoramiento aportan esa pizca de realidad necesaria a los proyectos que empiezan a cobrar forma en las mentes y los guiones de un equipo de jóvenes valencianas, de las cuales 4 de ellas comparten con Culturplaza sus visiones y aprendizajes de estas últimas semanas.
Dentro de la tres secciones temáticas que dividen el programa se encuentran los siguientes nombres: Claudia García y Paloma Olmos (dentro de la categoría documental), Violeta Just en animación (junto a su compañera Andrea Reche, que le acompaña en el proyecto) y Valeria Orsillo (en ficción). En total sus nombres se juntan con los de otras tres cineastas, que también forman en grupo desde el que se discute y debate el futuro de sus piezas audiovisuales que aún no llegan a tocar la realidad. Las pupilas, que reciben el nombre de "amazonas", se dividen entre tres secciones temáticas dentro de las que averiguan como reconducir el relato con la ayuda de las llamadas “ateneas” (expertas en el sector) quienes les indican qué deben hacer y qué no a la hora de plantear las bases de su proyecto y de cara a la puesta en escena de su primer pitch de presentación.
“Muchas veces es mejor cuando un proyecto no viene totalmente cerrado del todo”, explica Micheletti sobre los proyectos que se presentan, “a veces si se plantean guiones que ya están muy muy cerrados no vemos realmente donde podemos ayudar”. Así pues se anima a las “amazonas” que se presenten a lo salvaje pero con objetivos claros, aunque muy abiertas a los nuevos cambios que se vengan, a una “bajada a tierra” creativa en la que poder ubicar los proyectos que tal vez, en un futuro puedan llegar a inspirar a futuras mujeres cineastas.
En esta edición las piezas que se presentan temáticas de lo más variadas. Prueba de ello es la mezcla de historias que presentan las protagonistas de esta pieza, Valeria se atreve en Danse Macabre a relatar una historia de una periodista que persigue a un ladrón que roba siempre el mismo cuadro: “Mi protagonista busca volver a las portadas, y salir de todo el relato con historia y con vida. En el caso de este planteamiento me ha servido mucho el programa para eliminar los elementos que son más descriptivos, que tal vez son cosas que el director quiere mantener todo el rato en vivo, para darle esencia a la historia”.
Para Valeria uno de los factores clave que le dan en el proyecto es seguridad en sí mismas, a la hora de desarrollar no solo los proyectos actuales sino los vinientes: “Obviamente nos preparan para que dejemos pulidos los proyectos que estamos desarrollando, pero también nos dan las herramientas para los futuros proyectos que hagamos, para que podamos mejorar todo lo que venga y que las cosas lleguen a la fase de producción”.
En el caso la dupla de Violeta y Alba, quienes se atreven con un proyecto de animación, ambas tienen que enfrentarse a la idea de los costes de este tipo de producciones, que según Violeta muchas veces no se contemplan en su totalidad: "Puede parecer que la animación es algo que puedes llevar a cabo por tu cuenta, pero realmente lleva una historia muy elaborada por detrás", comenta la cineasta, "es necesario tener muy claros los conceptos que se enlazan en el relato, y saber cual es exactamente el estilo y diseño de los personajes que quieres llevar a cabo para dar el paso a la historia y su animación como tal. En esto es en lo que nos ayuda principalmente el programa".
Otros relatos, los documentales, tienen la labor de resumir en una historia abarcable todo lo que se quiere contar y hacerlo de forma dinámica. Claudia presenta El Piset, donde pone en escena un relato en estilo cómico sobre lo que supone la búsqueda de piso, y todo lo que conlleva “al más puro estilo Callejeros”. Confiesa que a nivel creativo le ha servido mucho presentar el proyecto para darse cuenta lo importante que es saber “venderlo y presentarlo”, ya que las recomendaciones de las profesionales resultan claves para encauzar todo el relato: “Este tipo de proyectos se pueden llegar a hacer con los recursos mínimos si se plantean correctamente, es un programa perfecto para darnos cuenta de es posible profesionalizar cualquier relato”, cuenta sobre su trabajo.
“ESTE TIPO DE PROYECTOS SE PUEDEN LLEGAR A HACER CON LOS RECURSOS MÍNIMOS SI SE PLANTEAN CORRECTAMENTE, ES UN PROGRAMA PERFECTO PARA DARNOS CUENTA DE ES POSIBLE PROFESIONALIZAR CUALQUIER RELATO”
En la misma categoría está Tirando el hilo, de Paloma en el que investiga sobre su familia y el trabajo que desempeña en una fábrica de indumentaria en la época de Franco, gracias a su investigación conforma el relato de las mujeres en esa época y el trabajo de la costura en ese momento: “Mientras hacen sus quehaceres van contando como era trabajar en una fábrica de indumentaria militar, mientras me enseñan a mi a coser”, explica la cineasta. El trabajo de Paloma y de Claudia, que depende realmente de otros, les hace que planteen una producción realista de cara a trabajar con perfiles profesionales en un futuro. En este caso la idea se genera desde la intimidad de los círculos cercanos, sin embargo ambas deben saber como exponer un pitch de cara al público en el que el proyecto se haga valer por si solo y no solo en calidad humana, tal y como lo contempla Claudia: “Para nosotras todo esto es un mundo nuevo, al final el pitch nos ayuda a ceñir los objetivos y a explicar las cosas detalladamente. En mi caso el documental iba a tratar sobre muchísimas mujeres y se ha acotado a mujeres de mi familia”, comenta la joven cineasta.
En el caso del equipo de animación, compuesto por Violeta y Andrea, a través también de un relato familiar, el de Elena Just, tía bisabuela de Violeta quien fue de las primeras participantes en las manifestaciones feministas de València y en su proyecto se descubre su relato, que a lo largo del tiempo ha estado tapado por la historia. En una historia marcada por la intriga y lograda gracias a la investigación familiar la dupla logra generar un trabajo de animación en el que cabe resumir la información en algo abarcable, tal y como lo explica Violeta: “Muchas veces intentamos contar muchas cosas en muy poco tiempo, es importante saber generar un buen guion y colocarlo bien, al final tenemos que generar un proyecto vendible y realizable”.