ELCHE. Hablar de Tarsa es hablar de una de las agencias de comunicación por excelencia en la ciudad. Es difícil concebir campañas de difusión de diferentes instituciones tan importantes para la ciudad como el Misteri d'Elx o tantas otras sin ella. A través de diferentes organizaciones o empresas, la agencia ha dejado su huella en aquellos sitios por los que ha pasado. Empezó su andadura en un ya lejano 1998, y llega ahora a su vigésimo aniversario en un buen estado de salud, con una plantilla de 14 personas, equilibrada entre profesionales del periodismo y otros del mundo del marketing y las relaciones públicas. Hablamos de estas dos décadas de vida con su presidente, José Vicente Castaño.
¿Qué balance haces de estos 20 años de comunicación?
Un balance muy positivo, haber sobrevivido estos 20 años en una empresa de comunicación es todo un logro. Son muchas las que han caído, así que hago un balance muy satisfactorio.
¿Cómo ha cambiado este mundo?
Ha cambiado radicalmente, lo único que ha permanecido es la demanda de comunicación: las necesidades de las empresas de crear mensajes y las del público de recibirlos. Han cambiado aspectos técnicos, procedimientos, las formas de hacer las cosas, la transformación digital, que empezó a finales de los 90, justo cuando empezamos nosotros… Cuando abrimos Tarsa, éramos una empresa que tenía e-mail, algo que era visto como una cosa extraña. “¿Y esto para qué es?”, decían los clientes mayores. Y fíjate lo que significa Internet hoy en día, es imprescindible. De los servicios, anteriormente se hablaba de convocar ruedas de prensa, de trasladar faxes con noticias… Hoy en día apenas quedan medios, sobre todo están los digitales, es todo instantáneo. Eso sí, eso puede dificultar que pensemos las cosas bien, porque se quiere todo al momento y el tiempo para trabajar esos mensajes es más reducido. Antes estos servicios eran más clásicos; más tradicionales. Ahora son más sofisticados: estratégicos, gestión de la reputación, resolución de crisis...
¿Qué ha supuesto precisamente la irrupción de las redes sociales?
Primero, una oportunidad de negocio. El descenso del volumen de mercado que ha habido lo hemos podido compensar con la demanda de la entidad digital. También ha supuesto un reto porque han cambiado las formas de comunicar, la instantaneidad, así como los individuos y sus relaciones a través de intermediarios profesionales.
Sobre todo de cara a agencias y empresas, se habrá profesionalizado mucho…
Cuando nacíamos nosotros, intentábamos hacernos hueco entre los departamentos de marketing, ahora ya nadie duda de que tiene que haber un Community Manager, o que hay que acudir a un profesional cuando hay medios para hacerlo. Cuando hay necesidad, igual que una persona solicita un abogado, pues acude a una empresa de comunicación para solucionar situaciones de crisis de reputación, por ejemplo. Nadie duda en acudir a profesionales del sector.
¿Quién o qué sector suele demandar más vuestros servicios?
Empresas medianas y grandes, que entienden el valor de nuestro servicio; el valor añadido que ofrecemos como expertos en el sector. Nos lo reconocen y luego también acude alguna pyme con problemas concretos. Y por supuesto instituciones que son conscientes de la necesidad de la comunicación.
¿Crees que las pymes son conscientes de la importancia de la comunicación hoy día? Aún hay muchas pymes que no han dado ese salto a la transformación digital.
Cada día más, porque hace 20 años las pymes no estaban en esa gestión, no estaban profesionalizadas, no había gente cualificada. Eran autodidactas, ahora sí que encontramos gente cualificada, que tienen sus carreras, estudios y conocimientos. Implica que reconoce los servicios de agencias como la nuestra. Cuando alguien tiene un problema de imagen o reputación, o un problema de identidad, viene a nosotros. Cada vez se requiere más.
¿Cómo se compone la agencia? ¿Hay más periodistas, más gente de marketing…? ¿Cuál es el equilibrio?
Tengo una de las empresas con mayor número de periodistas, 6 licenciados en plantilla. El resto, hasta los 14, hay 5 de publicidad y relaciones públicas y el resto complementarios, administrativos, diseñadores…
¿Has notado cómo cada vez más periodistas llegan este mundo fruto de la crisis del sector? ¿Cómo afecto a Tarsa?
Es evidente, cada vez hay menos medios informativos clásicos y más de servicios de comunicación. Yo opté por el autoempleo, por empresas especializadas como la nuestra, por la entidad digital, servicios de relaciones públicas… hay demanda para ello. La hiperespecialización también se ha notado mucho. Hay gente que sólo se dedica a marketing de contenidos, redes… cada uno tiene su ámbito profesional.
Con respecto a la crisis lo pasamos mal, lo que pasa que al ver las barbas del vecino pelar pusimos las nuestras a remojar. Supimos reaccionar con un incremento de comercialización y reorientando los servicios, poniendo de moda el enfoque del cliente, todo desde su perspectiva y con empatía hacia él. Eso nos ha permitido que nuestros clientes o una parte importante de ellos sigan con nosotros. Obviamente bajamos la facturación pero manteniendo una cartera de clientes, la suficiente como para seguir a flote.
Por último, de todos estos años de trayectoria, ¿con qué te quedas?
Con las 14 personas que me rodean en la empresa. Hemos hecho un equipazo de gente con vocación de servicio, cualificada, experta y dedicación fuera de lo común.