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publica la novela 'Preguntas que es mejor no hacerse'

José Javier del Arco: "Los héroes se enfrentan a tres retos: a su destino, a sí mismos y al mundo"

24/01/2024 - 

ALICANTE. José Javier del Arco Artero ha estudiado Filosofía y Derecho, ha aprobado varias oposiciones y, además de en Madrid, ha vivido en Tuy y Guadalajara, donde ha prestado servicios como funcionario de la Administración de la Justicia. En la actualidad vive en El Campello y trabaja en Alicante como funcionario del Cuerpo Superior de Administración de la Generalitat Valenciana. Apasionado  de la literatura desde muy pequeño, buena parte de su vida ha girado y gira alrededor de los libros. En la actualidad, compagina sus tareas profesionales con la vida familiar y su pasión por la lectura y la escritura. Ahora publica la novela Preguntas que es mejor no hacerse (Ediciones Atlantis), donde habla sobre personas que se entregan a la sexualidad y violencia más extremas. Un libro que presenta en Alicante este miércoles, 24 de enero, a las 19 horas, en la Biblioteca Pública Azorín.

— ¿Quién es José Javier del Arco Artero?

— En la Odisea hay un momento en el que Polifemo, el cíclope, pregunta a Ulises cómo se llama y este contesta que su nombre es "Nadie". Lo mismo te contestaré yo, ¿Quién es como persona José Javier del Arco Artero? Pues nadie. ¿Y como escritor? Como escritor, soy todos mis personajes. Soy Diana, y Ernesto, y Mendieta, y Horacio, y Svetla, y Ezequiel y todos los otros personajes inventados que aparecen en mi novela.

— Como apasionado de la literatura, ¿tienes algún género literario predilecto? 

— Amo sobre a todo a la gran literatura. La Ilíada, La Cartuja de Parma, El Ulises de Joyce, Los cuentos de Borges, La Broma Infinita de Wallace o El Doctor Faustus de Thomas Mann, pero también  disfruto con Stevenson, Julio Verne, o Alejandro Dumas. Y durante toda mi vida he leído, casi como un descanso, novela negra.  En eso no creo ser nada original. A casi todos los lectores nos gusta una u otra modalidad de  novela negra. Y la novela negra también puede ser gran literatura, pensemos, por ejemplo, en el Sueño Eterno, de Raymond Chandler.

— ¿Qué le encuentras a la novela negra como medio para narrar historias?

—Creo que la novela negra me ha permitido acercarme al protagonista de las primeras narraciones humanas, al protagonista de las más antiguas historias de todas las culturas de la humanidad. Me refiero al héroe. Aunque en mi novela Preguntas que es mejor no hacerse no hay un héroe sino una heroína, Diana, una inspectora de policía que, como le ocurre a todos los héroes de todos los tiempos, tiene que enfrentarse a tres retos: a su destino, a sí misma, y al mundo.

Diana se enfrenta, primero, y no lo digo en el sentido temporal sino en el meramente expositivo, a las dificultades, a las penalidades y pruebas que le envía el destino o, si se prefiere, que le envían  los dioses o diablos que juegan con ella.

El segundo de sus  retos es enfrentarse a sus propios fantasmas, a  su tragedia personal, a una maldición íntima con la que lucha desde pequeña. Una lucha tan importante y exigente como la más exigente prueba a la que la someten sus enemigos.

Por último, Diana, como todos, se enfrenta al reto de encontrar su lugar en el mundo. Lo que no es fácil para nadie.

Creo que esa es la razón por la que las historias de héroes son tan importantes en la historia de la humanidad, porque simbolizan los retos a los que cualquier persona se enfrenta. Todos tenemos que luchar con las adversidades de la vida y medir nuestro valor. Todos tenemos también que luchar con nosotros mismos, con nuestros traumas y tragedias personales, y medir nuestra entereza. Y también, como cualquier héroe, todos tenemos que buscar nuestro lugar en el mundo, lo que nos exige calibrar el acierto de nuestras decisiones  y poner a prueba nuestra sabiduría.

Pero quiero añadir, que a Diana ser una heroína no le garantiza el éxito. Es muy rara entre los héroes la fortuna de Ulises, que vuelve a Itaca, y recupera a su familia y a su reino. Héctor y el mismo y poderoso Aquiles mueren en la batalla. Y el victorioso Agamenon, tras vencer a los troyanos y regresar a Argos, es asesinado por Egisto, el amante de su esposa, en el banquete de bienvenida. En fin. Los héroes clásicos no suelen tener un final feliz. ¿Lo tendrá Diana? No quiero desvelar su suerte, es mejor leer el libro.

— Has sido funcionario de la Administración de Justicia, ¿cómo afecta esto a tu labor como novelista en un género como la novela negra?

— Me ha permitido conocer el funcionamiento de los procedimientos judiciales y a muchas personas diferentes. Desde al que hace muchos años fue presidente de Pescanova, cuando esta era una de las más importantes empresas pesqueras del mundo, o a un famoso comisario condenado por los GAL.

— ¿Crees en la existencia de un mal absoluto o esto es simple literatura?

— Es literatura, pero no simple, ni mucho menos. No hay nada de simple en la literatura. Te diré, si me permites la pedantería, que en mi opinión toda novela negra escribe sobre  uno de los arquetipos de Jung: sobre la sombra, sobre lo inaceptable y oculto, sobre el malvado. Otros arquetipos son el propio héroe, o el sabio. Todos ellos representan un papel importante en nuestra psique. Por eso nos fascina el mal, porque la sombra está agazapada dentro de nosotros, en lo más profundo del inconsciente colectivo. Leer una novela negra nos permite visitarla, estar unos momentos en compañía del mal; y luego cerrar tranquila y apaciblemente el libro. Esa es la clave del éxito del género.

— ¿Es fácil convertirse en un esclavo de las pasiones?

— Ser esclavos de las pasiones no es otra cosa que ser esclavos de nosotros mismos. De una parte poderosa de nosotros mismos. Pero no creo que sea fácil que las pasiones nos esclavicen ni por entero ni permanentemente, lo que si es fácil es que nos arrastren, que nos cieguen durante unos momentos. La vida, todos los sabemos, está llena de personas  que, cegadas por  una pasión, cometen actos que duran un instante pero que pagan toda la vida. Muchos crímenes son así. Otra cosa son las personas con problemas psiquiátricos o emocionales, pero en este caso no son las pasiones las que les esclavizan. Son sus propios traumas o su propia enfermedad.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

— Pues, si te digo la verdad, mi principal proyecto literario hoy, mi principal urgencia, es esperar. Ver si a la gente le gusta mi novela y poder calibrar a través de los ojos ajenos si realmente soy un escritor mínimamente decente o tan solo un tipo más que ha escrito un libro, y que puede ahorrarse perfectamente hacerlo otra vez en el futuro.

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