VALÈNCIA (EFE). El profesor y escritor Joaquín Camps se adentra en su nueva novela, La oscuridad que habita en mí, en los recovecos más íntimos del alma humana para jugar "al ratón y al gato con el lector" y hacerle reflexionar sobre la enfermedad mental y sobre "ese rinconcito oscuro" que todo el mundo lleva dentro.
Así lo afirma Camps (Gandia, 1972) en una entrevista con la Agencia EFE, con motivo de la publicación este miércoles de esta nueva novela, en la que Cameron, una joven influencer americana que reside en Barcelona, donde conoce el amor, pero también la enfermedad mental y el abandono, se verá envuelta en una serie de crímenes.
La trama vertebradora de La oscuridad que habita en mí (Planeta) "es una historia de amor y desamor de la protagonista", quien al mismo tiempo que el lector, tratará de responder a una pregunta que no es sencilla y que no se resolverá hasta el final del libro: "¿Es Cameron culpable o es víctima?".
Y es que Cameron es, al inicio de la novela, una joven influencer con una vida "un poco frívola", pero a lo largo del libro el personaje va "cogiendo carne" y a través de las sesiones con su psiquiatra "se va convirtiendo en una mujer más madura", y también "muy confundida con respecto a todo lo que sucede".
La joven "padece una enfermedad mental que ni ella ni el lector tienen claro hasta qué punto la hace responsable o víctima del crimen", señala Camps, quien no quiere revelar nada de la historia, pero apunta que esa es "la gran trama", intentar aclarar lo sucedido.
Todo eso se desvelará al final de la obra, a través de lo que este escritor, catedrático de Economía de la Universitat de València, especialista en comportamiento humano organizativo, llama "un momento 'madre mía' o un sartenazo en la cara al lector para sorprenderlo y que de repente se encuentre con la verdad".
En todo caso, asegura que cuando el lector cierre el libro se encontrará con que "todo encaja bien". "Como lector no soporto cuando los libros no están bien cerrados", afirma Camps, quien se describe como "un escritor de mapa".
Esto significa que diseña toda la trama previamente "para que todo esté bien armado", un proceso al que dedica unos dos o tres meses, que "son los más duros" pues suponen la construcción de la historia alrededor de una idea nuclear.
Una vez hecho esto, ya puede dedicarse a escribir la novela que es con lo que más disfruta porque es el momento en el que deja "correr la imaginación", aunque no se da el lujo ponerse a ello hasta que no tiene "muy clara la estructura" y sabe "exactamente lo que va a pasar y cómo se va a cerrar todo".
En este aspecto, cree que su especialización en Recursos Humanos y comportamiento organizativo, le ayuda mucho a la hora de crear y construir personajes y "dales carne", tanto en esta novela como en las anteriores.
Aunque el amor y el desamor son los ejes vertebradores de esta historia, en ella se mezclan también el deseo, "ese pequeño carburador que traemos de serie y que lo cambia todo cuando empieza a bombear", y la enfermedad mental, sin ser la novela un manual técnico de psiquiatría.
"Lo que quiero es que sea una novela muy entretenida", aclara Camps, quien también desea que haga pensar a quien la lea "sobre ese pasajero oscuro que todos llevamos dentro", que en unas personas es más oscuro y grande que en otras, pero "no hay nadie que no tenga un rinconcito oscuro dentro".
"A través de esa reflexión sobre la enfermedad mental intento que el lector mire un poquito hacia la trastienda interior", señala, aunque insiste en que el primer requisito de la novela es que quien se acerque a ella lo pase bien y se entretenga.
Para ello, busca jugar "al ratón y al gato con el lector". "El lector no quiere ser engañado, pero en el fondo, inconscientemente, disfruta mucho cuando le has tenido engañado hasta el final. Y eso es lo que yo intento", afirma.
Lo que no pretende en ningún, porque es algo que odia en la literatura, es "adoctrinar", pero sí hacer pensar y poner algo de humor porque es "un gran desintoxicador".
Joaquín Camps trabaja ya en su próxima novela, otro thriller que tiene muy avanzado y que se sumará a los tres que ya tiene publicados (La última confidencia del escritor Hugo Mendoza; La silueta del olvido, Premio Azorín 2019, y La oscuridad que habita en mí).
También es autor de otras tres novelas de carácter más intimista: Lo inesperado, Ada. Sin hache y Hombre-pez, pero Camps se siente ante todo, profesor. "Lo de escritor es una palabra tan grande, que yo la utilizaría con mucha prudencia. Yo escribo, son los lectores los que tienen que decidir si soy escritor", dice.