VALÈNCIA. Las hermanas Leia Rodríguez y Jazz Rodríguez crecieron rodeadas de música gracias a su padre, Ramon Rodríguez, conocido en los escenarios por su alter ego The New Raemon. Cuando entraron en el colegio, Carla Pérez Vas les siguió con su obsesión, uniéndose al juego con la idea de formar una banda musical. Nada ni nadie podría haber prevenido a las hermanas Rodríguez ni a Pérez que, con menos de 18 años, estarían grabando su álbum debut como integrantes de Mourn, un sueño de tres adolescentes en la secundaria hecho realidad.
Gracias a Mourn, las tres han podido girar por Estados Unidos, Europa y Japón con sus temas cantados en inglés y sus himnos sobre el amor y la incertidumbre. Cuando a Jazz Rodríguez, una de las mitades del grupo, se le pregunta por su motivación para crear el grupo confiesa que siguieron su estilo y que lo hicieron con ganas de "cambiar y probar". Esas mismas ganas les han llevado a grabar The Avoider, su álbum más personal y maduro.
En este disco les persiguen los mismos problemas que estaban presentes en otros álbumes como Ha, Ha, He (2016) o Self Worth (2020): los amores imposibles, las amistades y los “dolores de cabeza” que provoca una vida en constante cambio. Su terapia para estos temas se encuentra entre sintetizadores y sobre los escenarios. Antes de subirse al escenario, Jazz Rodríguez conversa con este diario para desgranar algunas de las claves de este nuevo disco.
-En The Avoider cantáis a las amistades perdidas y a los amores imposibles... ¿Por qué consideráis que se repiten las mismas temáticas entre discos?
-Componemos sobre nuestro día a día y nuestros pensamientos. Hablamos de lo que nos pasa, una especie de conversación con nosotras mismas. Luego el ejercicio es ponerle música y ver cómo suena.
-Cantáis también sobre críticas y algunas “modas”, ¿os decían algo cuando empezasteis?
-Diría que nos pusieron un poco a examen con lo que hacíamos. Si tu lees entrevistas sobre grupos de los 2000, a los tíos no se les cuestionaba el directo para nada, pero con nosotras había mucha comparación. Entre chicas intentan enfrentarnos y generar un aura de competición… pero a ningún tío iban a preguntar cuál era la canción que más odiaba de otro grupo.
-¿Sentís una madurez musical en este nuevo álbum?
-Diría que sí, en la puesta de escena. Al principio cuando nos equivocamos con una canción era un drama tremendo, ahora nos reímos y seguimos hacia delante.
-Tal vez el público se ha acostumbrado más a que “pueda haber un fallo”
-Puede ser, aunque en nuestro caso lo que nos ha pasado es que tenemos pinta de tener catorce años. Cuando nos oían tocar, la gente alucinaba con escucharnos, nadie se esperaba tanto nivel. Por mucho que hiciéramos un bolo de mierda, la gente flipaba igual.
-¿Cómo recordáis los comienzos?
-Empezamos sin pretensiones, solo queríamos sacar un disco y dar algunos conciertos. La suerte es que se dio la oportunidad de girar por Europa y Estados Unidos, y eso supuso un chute de adrenalina increíble. Nosotras no sabíamos cómo funcionaban estas cosas e íbamos totalmente a ciegas con los sellos y con nuestro trabajo.
-¿Por qué cantar en inglés?
-Lo cierto es que lo hacemos desde el principio. Hay muchos grupos que han empezado a hacerlo más tarde aunque lo cierto es que cuando lo haces desde los inicios no pueden decir que lo haces por moda. Un día fuimos -ella y Leia- a la casa de Carla y nos enseñó una canción que había hecho en inglés. Tendríamos unos 16 o 17 años y vimos que queríamos probar a hacerlo también pero sin tener ninguna visión de cara a la industria sino porque queríamos.
-¿Y cuál es vuestra manera de trabajar dentro de la industria?
-Nos gusta autogestionarnos, aunque también es importante tener un sello detrás que se sienta muy familiar. Con los años vas aprendiendo qué cercanía o cuidados necesitas de un sello para que comprendan tu proyecto y para que te dejen crear libremente.
En la gira de The Avoider, las componentes de Mourn siguen cantando como si fueran esas adolescentes que arrancaron con el proyecto hace más de diez años y que poco a poco se va asentando. Contemplan su evolución musical, que se vive tema tras tema y sobre los escenarios, y que para Rodríguez es un buen indicador de todo lo que ya han crecido -y lo que les queda- dentro de la industria.