VALÈNCIA (EFE/Inmaculada Martínez). La inteligencia artificial desarrolla bien tareas que corresponden a personal cualificado pero no existe ninguna que pueda sustituir trabajos más manuales como el de un mecánico, por lo que inmersos como estamos en el desarrollo de la herramienta, sus efectos en el mercado laboral serían mayores en las actividades con mayor capacitación.
Así lo expone el doctor en Informática, profesor titular del departamento de Sistemas Informáticos y Computación e investigador del instituto VRAIN de la Universitat Politècnica de València (UPV) Javier Palanca, que afirma en una entrevista con EFE que casi todos los desarrollos tecnológicos futuros en el corto plazo van a verse involucrados en procesos de IA.
La herramienta está afectando a todos los sectores de la industria, y cualquier proceso que podamos imaginar se va a ver beneficiado por la IA. "En el sector que me digas te puedo poner un ejemplo de cómo aprovechar la inteligencia artificial", asegura el experto.
Por ello, muchos de los nuevos empleos van a estar relacionados con la tecnología, a la que no hay que tenerle miedo sino afrontarla con disposición a reciclarse y comprender que estas herramientas van a transformar la sociedad como lo hizo internet.
El desarrollo actual y futuro de esta tecnología es comparable a una nueva revolución industrial que está cambiando toda la industria y en la que estamos inmersos ahora mismo, de ahí la dificultad de estimar su afección en el mundo laboral y que los cálculos al respecto puedan ser sesgados hasta dentro de unos años.
Si cierto es que esta revolución va a traer muchos cambios, normalmente son avances que mejoran la calidad de vida de las personas, como ocurrió cuando apareció el automóvil, que se destruyó empleo relacionado con la cría de caballos, el cultivo del heno o la fabricación de herraduras y, en cambio, se crearon otros muchos en la industria del petróleo o las líneas de fabricación, según el paralelismo que expone el investigador.
Toda transformación supone cambios sociales y, en este caso, la clave está en hacer un buen uso de la herramienta: "No hay que penalizar la IA, quien lo hace mal es el ser humano", en palabras del experto.
Nadie sabe cómo afectará el desarrollo de la IA al mercado laboral pero se puede intuir que, al contrario de lo que habitualmente se piensa, lo que hace la herramienta es "lo que hace bien la gente cualificada" y no el trabajo más manual, por lo que el trabajo cualificado podría verse más afectado.
Podría ocurrir también con el coche autónomo, que dejaría al borde de la desaparición al conductor profesional pero contribuiría a la reducción de los accidentes de tráfico.
Al mismo tiempo, los puestos relacionados con la tecnología son los que tienen asegurado el futuro, opina Palanca, que defiende que también seguirá haciendo falta la creatividad humana y el valor del arte.
La IA es buena aprendiendo de lo que hacen los humanos, encontrando patrones y replicándolos, y es capaz de saber lo que significa transmitir sentimientos y emularlo, una característica que abre un debate sobre si está robando la obra de los artistas.
De la misma manera que una persona no aprende de la nada sino que tiene que formarse para saber pintar o escribir, la IA hace lo mismo a partir de la observación y de los patrones que hay detrás de los textos o las imágenes y crea un modelo con determinada forma y estilo, lo que sería equivalente a que un humano leyera todos los libros de un biblioteca y después escribiera uno propio: "¿Tendría que citarlos como fuente?", se pregunta.
Ahora bien, si la herramienta crea un clon exacto de la Mona Lisa, la responsabilidad recaería en el uso que le ha dado el ser humano.
"De repente tenemos una herramienta muy potente y desconocemos el límite de hasta dónde puede llegar", de la misma manera que el primer Chat GPT tuvo un comportamiento emergente de traducir o hacer resúmenes, y con las últimas versiones hay continuos descubrimientos como recitar poemas, contar chistes con cierto sentido del humor o hacer deducciones lógicas.
Y advierte de que tenemos que saber que no podemos creernos todo lo que veamos y verificar los datos, así como de la posibilidad de generar contenido a mucha velocidad y con un coste muy bajo a partir de la herramienta, algo que ya están limitando empresas como Amazon en la publicación de libros.
Las pymes están mostrando interés en aplicar a su negocio esta tecnología y casi cada día llegan propuestas al instituto VRAIN que solicitan ayuda para la mejora de sus procesos, por ejemplo, para predecir el calendario de clientes o detección de noticias falsas.
El límite teórico estaría en el momento en que la IA llegue a ser equivalente a la inteligencia humana, muy difícil de alcanzar, pero sí es probable que lleguemos a algo parecido y emule esa inteligencia a partir de la mejora de interactuación. Sin duda, una máquina nunca tendrá sentimientos, miedos, deseos u objetivos vitales.
Si llega a emular la inteligencia humana, tendrá capacidades increíbles y habrá corregido defectos como las imágenes de manos con seis dedos.
El experto considera que los delitos que se pueden cometer con el uso de la inteligencia artificial ya están tipificados (suplantación de identidad o estafa), por lo que no haría falta legislar demasiado, aunque sí hay cuestiones como la identificación biométrica a distancia sin autorización que está prohibida en España.
El experto es partidario de encontrar la forma de integrar la IA en la educación para que sirva a la hora de elaborar mejores trabajos por parte de los alumnos, y no de prohibir, pero admite que no tiene una respuesta clara sobre cómo hacerlo.
Evaluar de otra manera o enseñarles a integrar la IA en sus tareas son posibilidades para los docentes, que recuerda los problemas que han surgido en los trabajos de clase de alumnos que han copiado de la Wikipedia.