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por amor al arte / OPINIÓN

Ivanka Trump

Tiempo de valientes. De principios, dignidad y democracia. Trump rompe, cambia las reglas, el tablero, de pantalla y de juego

13/11/2016 - 

Tiempo de valientes. De principios, dignidad y democracia. Trump rompe, cambia las reglas, el tablero, de pantalla y de juego -ni siquiera el de Tronos ni los del Hambre- y, junto a Putin, sella un nueva alianza, el populismo mundial, que avanza lo que será un retroceso en los derechos cívicos y libertades fundamentales en el resto del continente americano, aquí en Europa y en el resto del planeta. Frente a la  nueva derecha -Alt-right- alternativa –saludada franca y abiertamente en España en solitario por José María Aznar- urge un renovado consenso entre las grandes fuerzas progresistas y conservadoras que reviva un pacto transversal –un nuevo y perfeccionado Welfare State- que evite la ignominia, la miseria moral y desastres como el sucedido justo ahora setenta y ocho años, la noche entre el nueve y diez de noviembre de 1938: La noche de los Cristales Rotos. 

Philip Roth –el premio nobel que nunca será- noveló – como se ha recordado-en La conjura contra Ámerica la tragedia que para Estados Unidos y el resto de la humanidad hubiera supuesto la entrada en la Casa Blanca de un personaje populista y filonazi, el famoso aviador –una estrella mediática, radical e hipnotizante en su tiempo-, Charles Lindgberg, que, en la ficción, tras una alianza con Hitler, habría derrocado a Franklin Delano Roosevelt.  Una lúcida y feroz crítica escrita a principios de este siglo en la que Roth advertía del anti-intelectualismo, de la polarización mediática y de la banalización y espectacularización de la política en su país. Seguro que el autor de Pastoral Americana e Indignación, en su retiro en las Berkhshires, en las montañas al oeste de Massachusetts, asombrado y perplejo por su visión tristemente profética, hará una llamada pública a la resistencia activa, a un New Deal con su tenaz e indeleble coraje y su fuerte convicción de viejo demócrata.

Trump es una incógnita, un salto al vacío que, paradójicamente, en sus primeras declaraciones como presidente electo, ha anunciado un agnóstico intervencionismo estatal paraneokeynesiano, un laicismo, un cínico pragmatismo de misa diaria enfrentado a las ideas de Robert Nozick, Von Misses o a las del anarcocapitalismo más radical de Samuel Konkin, Wendy Mc Elroy –representado aquí en España, en parte, por FAES y, más en propiedad, por el Instituto Juan de Mariana- que le ha encumbrado al liderazgo republicano. La verdadera amenaza, como ha señalado José Mújica, no es el macho alfa Donald Trump. Son los millones de radicales derechistas “sin complejos”- como Alfonso Rus, y ponga aquí usted quien tiene en mente- en busca de su Sarah Palin. Y también producen verdadera inseguridad y ansiedad los apóstoles, los obispos à la gauche, intelectuales de plantilla del populismo izquierdista, como el filósofo revolucionario y provocador Slajov Zizek -compatriota, sólo por casualidad, de Melania Trump- que, recientemente, calificaba a la ex-candidata demócrata como el verdadero “peligro real” : apocalipsis, dialéctica de salón, sermón de merienda de mesa camilla. La derrota de Hillary Rodham Clinton es un fracaso que enfrenta a millones de mujeres  con su propia realidad, estampadas contra, una y otra vez, un techo de cristal. Inma De la Concepción, periodista y psicóloga, administradora de la página web Con hijas y a lo loco y #ConectaFamilia y, ahora, radiofonista de éxito, me preguntaba el otro día en la red: ¿cómo explico a mis hijos que una persona que insulta como Trump puede ser presidente?. En la nueva era Trump no se trata sólo de luchar por la mera supervivencia de cada uno de nosotros, sino de recuperar el honor, la fuerza y la cooperación activa entre la ciudadanía.  La decencia. También de que los partidos, los políticos, se tomen en serio la política.

Ximo Puig se propone, como anuncia Alicante Plaza, una profunda reforma del Estatut d’Autonomia para adaptarlo a la nueva realidad política y la vida cotidiana de los ciudadanos. La Ley de la Agencia Antifraude y la Agencia Tributaria–como con toda seguridad lo será el anteproyecto de Ley de Memoria Democrática de Gabriela Bravo- son rechazadas en Les Corts Valencianes por los populares de la Comunitat. Isabel Bonig se pierde arremetiendo contra el aumento de la financiación municipal –el malestar de los alcaldes populares es tan épico como enigmático- y, acoge sonriente como una feliz vaquita en un idílico prado irlandés o de l’Alcalatén, el brutal ataque de Montoro a los valencianos. Es decir, el pago de las multas impuestas por la UE a la nefasta gestión del PPCV en la era del saqueo popular que pagaremos, si dios o el mismísimo lucifer no lo remedia, a escote. La influencia de la líder popular en Madrid es nula, tal y como se ha comprobado por la ausencia de nombramientos –por ahora- de cargos de nuestra tierra en el segundo escalón del Gobierno de España. Y, para remate, la señora Bonig es recomendada, realzada y apoyada como próxima presidenta de la Generalitat Valenciana por Esperanza Aguirre, la mejor enemiga de Mariano Rajoy.

En la galaxia Podemos, el triunfo de Ramón Espinar en una alianza contra natura con los Anticapitalistas -premonición de lo que será Vista Alegre II, la sacrosanta consagración del Gran Líder Máximo Pablo Iglesias desluce la posición -sensibilidad enfrentada- de Antonio Montiel o la victoria, en Alacant, de Pascual Pérez. Es que, aquí, en la Comunitat, Podemos, somos territorio Errejón. Los tránsfugas pijos veganos Fernando Sepulcre y Nerea Belmonte van reubicándose en su estado natural: la nada. El dinero.  La patronal oficial parece que se arregla. AVE, de Vicente Boluda, e INECA, de Perfecto Palacio, se consolidan como los verdaderos interlocutores de la sociedad civil ante los diferentes poderes –y los anti, que los hay, dios nos libre- que debería corresponderse con una revitalización de los dos sindicatos mayoritarios: UGT y CCOO. El comunity manager -mexicano y tonto por igual- de la empresa ilicitana de gafas de sol Hawkers, ha hundido a su empresa con un solo tuit. Ojalá se recuperen. Mónica Oltra –“Tots a una veu, Generalitat Valenciana”/ Visca la Maré de Déu- pide una cita con el presidente popular César Sánchez en la Diputación de Alicante para negociar la agenda social: la reordenación de competencias. Todo el mundo está enamorado de Leonard Cohen, pero sueña con Ivanka Trump. Echávarri parece que se sobrevivirá a sí mismo.

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