MURCIA (EP). Investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) en colaboración con la Universidad de Alicante (UA) han modelado haces de protones en agua, un avance en el tratamiento oncológico que muestra, de forma precisa, cómo estos haces de partículas cargadas transfieren su energía al agua, principal componente de los seres vivos, lo que posee importantes implicaciones para su uso en la terapia contra el cáncer.
En estos trabajos, fruto de la colaboración entre los investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) Pablo de Vera y Rafael García Molina, y de la investigadora de la Universidad de Alicante Isabel Abril, se elabora una consistente interpretación teórica sobre cómo interactúan los protones con el agua, que es la sustancia más abundante en el tejido humano.
"Simulamos el proceso mediante el cual los protones (partículas elementales) se aceleran, entran y viajan en un material biológico. Dada la complejidad de los diferentes tejidos biológicos, nuestro estudio se ha centrado en el agua líquida, pues es el principal constituyente del ser humano", señala una de los investigadores a cargo del estudio, Rafael García Molina.
La protonterapia se utiliza para eliminar tumores depositando en los mismos una alta concentración de energía mediante un haz de protones. Entender de forma precisa la física subyacente en la interacción entre los protones y el material biológico resulta esencial para la creación de un modelo que permita que la energía se libere en el lugar más adecuado posible, esto es, en el tumor.
"La radioterapia convencional consiste en irradiar al paciente con haces de electrones o fotones. Esta radiación deposita energía en las células tumorales, pero antes de llegar a ellas depositan mucha energía, y después también un poco, por lo que se producen efectos indeseables en el paciente, al afectar a tejido sano", explica el investigador de la UMU.
Por su parte, la protonterapia lo que hace es "dejar poca energía a la entrada y, calibrando bien el dispositivo que se emplea, de golpe deja toda la energía en el lugar preciso, no dejando prácticamente nada después", subraya García Molina.
De esta forma, los daños colaterales se minimizan, al conseguir depositar la mayor parte de la energía en el lugar deseado, según el profesor de la UMU, siendo menos agresiva. Los protones, por tanto, actúan con mayor precisión y causan un daño menor al tejido sano, al descargar la mayor parte de su energía en el lugar del tumor.
El análisis de la interacción entre protones y agua, realizado por estos investigadores, resulta de gran importancia en el tratamiento oncológico.
En la programación y tratamiento de protonterapia se precisa calibrar la energía del haz de partículas para que alcance con éxito su objetivo, lo cual depende de cómo éste interaccione con el medio que lo frena.
Para lograr un modelo adecuado que asegure que la energía llega al lugar preciso, "se debe obtener antes una descripción de cómo el medio, en este caso el agua, frena y se va quedando con la energía de los protones", destaca el experto de la UMU. Una información que los investigadores han extraído del estudio realizado mediante el programa de simulación que han desarrollado.