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Induráin ante el inicio de un mito extraterrestre: 30 años de su primer Tour

27/07/2021 - 

MADRID.  Aunque el diario L'Equipe calificó en su portada a Miguel Induráin como 'L'extraterrestre' un año después de su primer Tour de Francia tras una contrarreloj estratosférica en Luxemburgo, el inicio del mito del ciclista español comenzó en 1991, hace justo 30 años, cuando se subió por primera vez al cajón más alto del podium de París.

Aquel calificativo definió a la perfección las hazañas de Induráin entre 1991 y 1995, años en los que encadenó cinco tours seguidos para instalarse en el olimpo de los mejores ciclistas de la historia junto a Eddy Merck, Jacques Anquetil y Bernard Hinault. Con una diferencia: ninguno, sólo Induráin, consiguió la gesta de ganar todos seguidos.

El primero, el de 1991, fue el más inesperado para muchos, aunque dentro del pelotón algunos ya intuían las capacidades de un ciclista que vivió a la sombra de Pedro Delgado en las anteriores ediciones. En 1989 y 1990 ya dio síntomas de su potencial con unas meritorias decimoséptima y décima plaza, respectivamente, adornadas con dos victorias de etapa en Pau-Cauterets y Luz-Ardiden.

Cuando comenzó la carrera que daría el pistoletazo de salida al inicio de una leyenda que dejaría sin siesta a muchos españoles, Pedro Delgado era todavía el jefe de filas del equipo Banesto. Perico aún tenía galones después de ganar el Tour de 1988 y de dejar escapar una segunda victoria en 1989 tras llegar tarde a una contrareloj.

Aún así, el corredor segoviano celebró una meritoria tercera plaza en 1989 y una cuarta en 1990. Aún podía dar guerra en Francia, pero de reojo ya miraba por el retrovisor a Miguel Induráin. E, incluso, en su interior, deseaba traspasar el liderato a un aspirante que muchos creen que ya pudo vencer en 1990.

"Indurain era un caballero. Pudo ganar el Tour del 90, pero el cambio de galones se hizo año a año. Él no creía ser un corredor para una prueba de tres semanas, pero tenía potencial de sobra. Recuerdo que en una ocasión se fue por delante con los favoritos y yo quedé rezagado. Prefirió esperarme a mí. Se entregaba por el compañero por delante de sus intereses", recordó Delgado en 2018 durante la presentación de un documental.

"Entregar los galones a Indurain fue una liberación. Cuando se puso el maillot amarillo en el Tour'91 sentí un gran alivio", agregó.

En concreto, Perico se refería a la duodécima etapa de aquel Tour de 1991 en la que se subían cinco puertos de montaña: Pourtalet, Aubisque, Tourmalet, Aspin y Val Louron. En el descenso del Tourmalet, Induráin y Chiappucci lanzaron un ataque explosivo y llegaron juntos a la meta. Ambos se repartieron los premios: el ciclista navarro cedió la etapa al italiano y él se quedó con el maillot amarillo.

Aquel 19 de julio, Perico dio definitivamente el relevo a Induráin, que comenzó su leyenda en un Tour en el que el máximo favorito antes de su inicio era el estadounidense Greg Lemond, ganador de la edición anterior. Induráin pasó de ser una especie de gregario de lujo a un rey de reyes.

En la séptima etapa avisó con una victoria en la contrarreloj entre Argentan y Alençon. No tuvo oposición a lo largo de 73 kilómetros y acabaría por delante de Lemond, que se alzó con el maillot amarillo. Todos daban como favorito al estadounidense, pero llegó la montaña.

En la primera etapa de los Pirineos se esperaba que los ciclistas españoles dieran batalla. En Jaca, con el Somport en el camino, no hubo movimientos. Delgado, todavía la referencia, no dio señales de vida. En la siguiente etapa, cavó su tumba. Se hundió e Induráin arrasó con su mítica escapada.

Después, ya nadie pudo frenarle. Perico se convirtió en su gregario e Induráin atravesó sin dificultades los Alpes. La contrarreloj de la penúltima etapa fue su broche final y el 28 de julio alzó los brazos en París para celebrar su primer Tour. Después, llegarían cuatro más. Pero, el primero, hace justo 30 años, fue el que inició el mito de un "extraterrestre" imbatible durante un lustro. 

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