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Impuesto sobre el Patrimonio, Quo Vadis?

antonio perez colegio economistas alicante
18/11/2022 - 

ALICANTE. Actualmente existe un debate abierto sobre la conveniencia de mantener o no el Impuesto sobre el Patrimonio. En este artículo, en lugar de recorrer la evolución histórica en España, vamos a comentar cómo y porqué ha despareciendo este impuesto a nivel internacional.

No obstante, en nuestro país sería necesario revisar el sistema de financiación autonómica, de forma que clarifique la situación de los impuestos cedidos a las diferentes autonomías. A nivel internacional, se puede afirmar que el Impuesto sobre el Patrimonio es prácticamente inexistente.

En la década de los años 70 y 80 del siglo pasado, que podría considerarse una época gloriosa de este impuesto, más de la mitad de los países de la OCDE carecían de este impuesto, hasta que ha ido desapareciendo progresivamente.

En la Unión Europea, de los 27 países que la conforman, únicamente uno lo mantiene, España. Y a nivel de Europa, únicamente Noruega y Suiza mantienen unas figuras similares.

Si tomamos como ejemplo a Suecia, país que se caracteriza por unos elevados impuestos, totalmente correlacionados con unos importantes y completos servicios públicos, el debate sobre la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio se fundamentó en argumentos técnicos y sólidos, realizando un análisis en profundidad de qué gravaba, cómo lo gravaba y que se dedicaba la recaudación obtenida. El resultado de dicho debate condujo a la desaparición de esta figura impositiva en ese país.

Cualquier debate sobre este impuesto debería sustentarse en los principios fundamentales de la imposición tributaria. Agrupando en tres bloques, tendríamos estos tres principios esenciales de la imposición: Equidad ; Eficiencia y Suficiencia.  Estos tres principios pueden justificar o no el mantenimiento de un impuesto en un momento determinado.

En términos de equidad, el impuesto sobre el patrimonio produce un fenómeno denominado Doble Imposición.  El patrimonio de las personas está compuesto por unos activos, inmuebles, muebles, vehículos, derechos, activos financieros, etc, los cuales han sido adquiridos con unas rentas del trabajo o de la actividad profesional que previamente han tributado en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Además los rendimientos que se puedan obtener de dichos activos, también son objeto de tributación en el IRPF. Es decir hay una clara doble imposición, tanto por el IRPF como en el I. Patrimonio. Es decir, se está gravando reiteradamente hechos imponibles que económicamente son lo mismo, pudiéndose llegar a una situación límite en la cual un patrimonio sin una alta rentabilidad podría llegar a desparecer con el paso del tiempo debido a este impuesto.

Desde este principio, podríamos llegar a la conclusión de que los bienes se tienen que gravar de forma transparente y una sola vez.

El principio de Eficiencia parte de la idea de que los impuestos son para recaudar fondos con los que sostener el gasto público pero sin menoscabar el funcionamiento de la actividad futura, de cuya evolución dependerá también la recaudación futura de impuestos. Habría que estudiar el impacto en variables macroeconómicas y el impacto competitivo a nivel internacional

Es obvio que si el hecho de mantener unos bienes patrimoniales, provoca el pago de un impuesto adicional como el I. Patrimonio, con independencia de plusvalías tácitas, que cuando el futuro se materialicen tributarán en el IRPF, estaríamos ante un impuesto al ahorro, y por tanto también resultaría un impuesto a la inversión. En la situación actual, gravar el ahorro y la inversión, sería contraindicado para la evolución futura de la economía, más bien, al contrario, habría que incentivar al máximo el ahorro y la inversión, sobre todo en economías fuertemente endeudadas tanto a nivel público como privado.

Por último desde el punto de vista de la Suficiencia, el I. Patrimonio representa una reducida contribución en la recaudación total de impuestos, por dos motivos, los tipos de gravamen no son elevados y porque la mayoría de contribuyentes de este impuestos presentan niveles de patrimonio medios y medios-altos

Por todo lo expuesto, prácticamente la totalidad de los países europeos han llegado a la conclusión de suprimir el Impuesto sobre el Patrimonio.

Antonio Pérez
Coordinador de la Comisión de Fiscal del Colegio de Economistas de Alicante

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