Los lectores de esta columna saben que me gusta especialmente Alcoy, que me parece un lugar mágico, sobresaliente.
De hecho, ya le he dedicado dos artículos en esta bitácora de “Alicantinismo”. Hicimos una vista literaria a la librería Detroit, situada en la ciudad del Serpis, y analizamos en otra ocasión las relaciones de Alcoy con la ciudad de Alicante.
Hoy quiero ofreceros una historia mínima de Alcoy, apenas unas pinceladas para animaros a indagar más sobre el pasado de esta excelente ciudad entre montañas.
Dos ideas sucintas sobre las condiciones geográficas de esta singular urbe nos situarán para empezar: Alcoy se halla en una hoya entre cumbres. Su particular emplazamiento lo protege pero dificulta las comunicaciones, hace difícil entrar y salir de la ciudad.
Existen en la villa siete ríos o riachuelos y hay numerosos barrancos, que deben ser salvados con los impresionantes puentes que trufan la ciudad. La presencia de estos cursos de agua fue fundamental para apoyar la industrialización alcoyana ya que proporcionaban una inestimable fuente de energía hidráulica.
Empecemos ya a narrar los hechos históricos más relevantes de los tiempos pretéritos alcoyanos. El asentamiento urbano primigenio fue creado en 1256 por un lugarteniente de Jaime I. Desde sus inicios fue Alcoy una villa sin presencia musulmana.
¿Por qué es esto importante? La ausencia de esta minoría no permitió el desarrollo de una economía agrícola basada en el trabajo de los fieles vasallos islámicos. Este tipo de orientación económica beneficiaba a los nobles e impedía el desarrollo de la artesanía.
Pero Alcoy, como hemos dicho, no se centró en la agricultura sino en la artesanía y la manufactura. Su inclusión temprana en el Reino de Valencia potenció estas formas económicas ya que los fueros del Regne potenciaban el proteccionismo y la fabricación propia.
Gracias a este favorable ecosistema social ya destacó Alcoy en el siglo XV por su producción lanera, importante y de calidad.
Pero fue en el XVIII cuando explotó la potencia proto-industrial de la urbe del Serpis. El incremento poblacional de la villa fue notable y la ciudad creció mucho. Fue Alcoy la primera ciudad industrial del territorio valenciano y una de las primeras de España en centrarse en el sector secundario.
Un dato nos ayuda a entender la magnitud de su carácter urbano: en 1750 de los 6000 habitantes de la villa solo 1000 vivían en el campo. ¡Sin duda era la alcoyana una sociedad diferente, que destacaba por su modernidad!
Dibujemos en dos trazos el Alcoy del siglo XIX. No podremos por motivos de espacio hablar del convulso siglo XX. En 1818 llegaron las primeras máquinas textiles y la ciudad se centró en el algodón desde 1850.
En 1900 ya contaba Alcoy con 30.000 habitantes, ahí es nada. Numerosos obreros dominaban la ciudad y abrazaban el anarquismo. Las relaciones con la burguesía local fueron, lógicamente, conflictivas.
Los enfrentamientos entre las élites y el proletariado se recrudecieron y los obreros protagonizaron la llamada “revuelta del petróleo” de 1873, llegando a asesinar el pueblo armado al alcalde republicano Agustí Albors.
Hemos de ir cerrando ya este artículo. Alcoy es, debemos repetirlo, un lugar especial, mágico, particular, diferente. En el terrible siglo XX la urbe ha vivido de todo y se esfuerza actualmente por crecer y reinventarse sin dejar atrás un pasado egregio e industrial que la distinguió marcadamente.
Alcoy es también futuro, es innovación y siglo XXI, y debe seguir rastreando sus tiempos pretéritos para comprenderse y seguir avanzando.
Mejorar sus relaciones con Alicante y su encaje en la Comunidad Valenciana debe servirle para volver a jugar el rol protagonista que tuvo en sus centurias más destacas.
Sigamos investigando sobre Alcoy, continuemos explorando su pasado para comprenderlo y vivirlo. Hay mucho futuro que ganar.
Adelante Alcoy, Adelante Alicante, Adelante Terreta.
Antonio Adsuar es fundador del proyecto-blog www.alicantinismo.com