Hay que saber entrar y hay que saber irse. No es mío. Lo dijo esta semana en una entrevista el alcalde en funciones de Crevillent, José Manuel Penalva, de Compromís, que ha gobernado en coalición los últimos y duros cuatro años de danas, pandemias y guerra. Penalva obtuvo la mayoría de votos y 8 concejales el 28M, pero no los suficientes para ser alcalde ya que el PSOE de Crevillent se ha desplomado, mientras que el PP ha recuperado terreno y junto a Vox, han conseguido mayoría para el bloque de la derecha.
Penalva había estado 8 años en la oposición y tras cuatro de alcalde ha optado por no volver. Decía que es necesario que “otras personas entren y aporten cosas nuevas”. Es poco frecuente este pensamiento ya que no se sabe muy bien por qué, aquellos que acceden en política a cargo público con sueldo y más o menos poder, tienen tendencia a perpetuarse de concejal en la oposición, asesor, diputado provincial, diputado en Corts, en el Congreso, senado… La experiencia me dice que cuando consigues entrar intentas seguir y seguir, aferrándote a la barandilla cual Leonardo Dicaprio en el Titanic.
No todo el mundo y no todos por los mismos motivos. Hay gente en política que siempre ha tenido claro que los cargos son de paso pero que siguen en los partidos trabajando por ese modelo de sociedad que persiguen. Sería el caso del aún alcalde de Crevillent que no deja la política ni mucho menos, solo el cargo. Hay otros que saben que en el otro lado solo hay desierto, es decir, vuelven a sueldos “normales” y ya no pueden vivir con menos de tres mil euracos al mes. No digo nada de otras épocas con coches, chóferes, despachazo y asistentes.
Hay otros que no podrían ni volver a esos sueldos normales porque nunca han llegado ni ahí y su única salida es seguir en la rueda, salvo que hayan guardado un poco de sus ganancias y puedan montar algún negocio o incluso, eso ya según la edad, vivir de rentas hasta la jubilación.
Voy a ser justa, hay algunas personas que acceden a la política buscando un sueldo y poder, pero otros y no pocos, tienen verdadera vocación y eso es lo que les motiva. Sería el caso, casi seguro, de Carlos González, aún alcalde de Elche. Es unos años mayor que yo, (tenía que decirlo), y lo conozco en política desde que soy periodista, es decir, más de 30 años. No siempre con sueldo público, es verdad. No ha hecho, desde mi punto de vista una buena campaña, aunque ha conseguido seis mil votos más, todo hay que decirlo. Su tono tranquilo, moderado, paciente, muy adecuado cuando eres alcalde, se sumó a no sé qué rollo de “perfil bajo” y su ansia de estar en demasiados sitios, lo que nos hizo verlo en demasiadas ocasiones cansado y poco lúcido. Incluso malqueda cuando llegaba tarde pero eso no le ha costado ningún voto, se lo aseguro.
Finalmente y tras ganar las elecciones Carlos González no va a ser alcalde, pero tampoco va a liderar la oposición en Elche, y tampoco irá al Congreso, al parecer, ni al senado…
Está en fase de reflexión y valorando opciones. Pablo Ruz, salvando las distancias, es parecido. Está en política desde muy joven y aunque ha tenido algún desengaño y ha hecho amago de dejarlo no puede. Su trayectoria es distinta y de sueldo público ha vivido muy poco. Pero la política, como a su antecesor le gusta, tiene esa vocación.
Les animo a seguir si tienen fuerzas y aportan.
Por otro lado, animo a Podemos a nivel local y otras personas en partidos políticos en las mismas circunstancias que, en vez de reconocer cuando todo acaba y pierden que han estado sufriendo injerencias de otros ámbitos, a que lo denuncien durante o antes. Lo de Podemos en Elche es de traca. Ha sido de traca. Ya son pasado, lo siento. Como Ciudadanos. Y aunque no es culpa directa de las personas que lo representan a nivel local, algo de responsabilidad tienen si permiten esos mangoneos. Las diferencias dentro de los partidos están, las contamos del PSOE del PP, de Compromís… esconderlo y disfrazarlo como las mentiras que contaron con el cambio de logo etc. no va más que en perjuicio de sus intereses. Todo el mundo sabe que Ximo Puig y Soler no son “mejos” ni Ruz y Mazón y no pasa nada. Se negocia y se sabe el objetivo final.
Hay que saber entrar y salir. Y callarse. Cierro el pico