reflexionando en frío / OPINIÓN

Gobierno sin competencia

29/11/2020 - 

No alcanzamos una realidad evidente: España es, hoy, en el 2020, en tiempos de pandemia, un país comunista. Si me apuran. filocomunista, pero no se olviden del tinte final que da nombre a las conductas totalitarias del Ejecutivo. Los dogmas más ortodoxos de la miseria se materializan en nuestras fronteras con un Gobierno liderado de facto por Pablo Iglesias. Lo saben en Europa, -entenderán ahora la derrota de Nadia Calviño en sus aspiraciones a presidir el Eurogrupo-, y cada vez más ciudadanos se percatan de ello en España.

Como tal, la hoja de ruta trazada por los que nos gobiernan dista mucho de traer un vergel liberal en el futuro. Pretenden coartar el derecho de los padres a elegir la educación que quieren para sus hijos suprimiendo parte de la oferta educativa, anuncian su intención de enfrentarse a las fakes news controlando las fuentes de información, persiguen cualquier opinión contraria a sus ideas con leyes como la de memoria democrática amparándose en conceptos ambiguos como la apología al franquismo… Tiemblan los progenitores ante la posibilidad de que sus vástagos sean adoctrinados por la enseñanza pública, les entran sudores fríos a los periodistas ante la ofensiva contra la libertad de expresión que se avecina, y los autores como Federico Jiménez Losantos o Francisco Marhuenda permanecen alerta ante la posibilidad de que algunos de sus escritos sean censurados por el Ministerio de la Verdad.

Realidad edulcorada alejada de la verdad. Por eso no seremos libres. Veremos reflejado como los que nos prometían soberanía en realidad nos regalan opresión atroz, miedo e intimidación. ¿Acaso creen que quienes pactan con los herederos de ETA o con los supremacistas abertzales ejercerán como adalides de las garantías constitucionales y democráticas? Ni defenderán aquella emancipación de la que presumen ni cumplirán nada de lo que han dicho. Son expertos en las palabras, en las cursilería e ineptos en manifestar la veracidad de lo que dicen a través de hechos concretos. Mientras hablan de libertad indultan o favorecen a los delincuentes, -ya me dirán que clase de libertad hay cuando haces la vista gorda con los que han coartado cruelmente la soberanía de sus ultrajados o asesinados-, mientras dicen ser feministas están liderados por un machista empedernido obseso del control sobre la mujer que sueña con azotarlas y les requisa el móvil excusándose en intenciones aparentemente paternalistas. Menudos elementos…

Estos mismos empeñados en hacernos creer que estamos mejor que antes o que saldremos más fuertes mientras todo degenera bajo nuestros pies. Dicen estar construyendo una sociedad más feminista pero la verdad es que cuando uno va por la calle se encuentra más babas en el suelo vertidas por necesitados de palpar pechos femeninos que gentes educadas respetuosas con el sexo opuesto sin que el otro sea un simple amasijo de carne y huesos. Gritan luchar contra la precariedad, pero las colas del hambre atraviesan calles enteras, los negocios quiebran llevando a la ruina a ciudadanos emprendedores y como señaló la semana pasada en Alicante Plaza el presidente de Cruz Roja Alicante, Francisco Galvañ, al menos 200.000 personas han solicitado ayuda a la ONG en este 2020. Unas, que como destaca en su conversación con Miquel González, se deben en gran medida a usuarios solicitantes del ERTE y que no cobran la prestación. 

Una vez más, los que venían a salvar personas al final únicamente se han salvado a ellos mismos. Así son. Nada sorprendente para quienes les tenemos calados. Es todo puro engaño, un arte de la mentira que no es aplacado por los que deberían hacerlo. No solo por una oposición anestesiada y acomplejada que se empeña en jugar limpio con los que tienen la trampa por bandera, sino por ciertos pensadores o intelectuales que actúan de forma pasiva ante las atrocidades cometidas por los enemigos de la verdad.

¿Dónde están los intelectuales cristianos? Se pregunta el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz en The Objective, destacando el silencio cómplice de los activistas del pensamiento. Omisión ante un imperativo moral, el de involucrarse en los asuntos públicos, que es obviado por ciertos pensadores acomodados en sus divanes divagadores mientras nuestro mundo se desvanece. El totalitarismo practicado por el Gobierno no encuentra oposición política ni intelectual. La parlamentaria está demasiado ocupada luchando entre ella para ver quien se adueña del corral y la que podría ser ejercida por el pensamiento crítico, permanece impasible ante la infamia. Una pasividad aprovechada por pedantes de tres al cuarto que ocupan las tertulias televisivas y las tribunas de los parlamentos sin mostrar ni un ápice de valentía o capacidad para truncar los planes de los que anhelan destruir España. Desmembramiento del país del que todavía no se entera el presunto líder de la oposición Pablo Casado, el dirigente Popular empeñado en ejecutar pactos de Estado con el PSOE no se percata de que la intencionalidad del sanchismo no es generar consensos constructivos para España, sino destructivos para socavar nuestra democracia.

El tiempo pasa, las cosas empeoran mientras los que nos gobiernan nos regalan eslóganes pegadizos sacados de la factoría Mr Wonderful con los que esconder tras de sí una ola de miseria provocada para destruir a la clase media, y el respeto hacia toda dignidad de la persona ha pasado a un segundo plano para beneficio de las ideas. Ideología rupturista que justifica cualquier tipo de fechoría en pos de un fin equivocado que no encuentra quien le haga frente gracias a un mundo que ha prescindido de la persona priorizando el individuo. Ahora ya no somos humanos sino usuarios, no somos seres pensantes sino consumidores, no somos amigos sino clientes. Tan solo unos rebeldes con causa se independizan de la masa levantada por los gobernantes empeñados en no dejarnos pensar, más bien, en que no sepamos hacerlo. Es este atrofiamiento cognitivo el que les hace inviolables ante la verdad y les indulta frente a sus mentiras.  

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