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Gato por liebre

30/01/2020 - 

Tranquilos, no teman. Christian Bragarnik no va a hacer una revolución en el mercado de fichajes invernal en el Elche CF. Por no hacer, no está haciendo nada, solamente lo justo. Tocar de aquí para poner allí y poco más. El problema está en que el equipo va a salir de enero más debilitado de lo que lo empezó. No entiendo el planteamiento del nuevo propietario de la entidad del Martínez Valero, entre otras cosas porque ni tan siquiera lo ha explicado. Más allá de lo que pueda pasar de aquí a mañana, queda claro que lo económico prima ante lo deportivo. Camino de los sesenta días (se cumplen el próximo sábado) desde que se anunciara de manera oficial un acuerdo de compra venta de acciones entre Score Club 2019 SL y Tenama Inversiones SL, seguimos sin un simple mensaje de bienvenida; menos aún una declaración de intenciones de lo que el argentino quiere hacer con su (y aunque sea sin poner dinero, nuestro) Elche.

Tampoco hace falta que lo diga. Si una imagen vale más que mil palabras, la venta de tu jugador insignia por un paupérrimo montante de un millón de euros (al que hay que llegar por objetivos) para tus arcas, es más clarividente que la hoja de ruta que uno pretenda presentar tras un micrófono en una charla tras la que el viento se llevará las palabras. El adiós de Gonzalo Villar es la continuación, mucho más estridente, de otra decisión que parece que se ha perdido en el tiempo pero también forma parte de la forma de funcionar de Bragarnik en el Martínez Valero. No olvido que Óscar Gil, la revelación de la temporada en clave franjiverde sigue sin ampliar su contrato, cuando estaba todo pactado, camiseta con el número 2022 incluido (y no 2021 como finalmente se cerró) a la espalda para posar en la fotografía. Que el tiempo no juegue una mala pasada con esa decisión.

Bragarnik ha venido a hacer negocio en el Elche. Nadie tiene duda pero de momento no parece que la toma de decisiones que está llevando a cabo invite a dar el pelotazo del siglo ¿Qué puede ser más suculento que tener al equipo en puestos de 'play-off' de ascenso a Primera División, reforzarlo e intentar dar el paso al frente? No, a cambio vendes al único jugador organizador del equipo, le das un disgusto a 'Pacheta', dejas en entredicho la futura salud de vestuario y ni tan siquiera eres capaz de inyectar dinero para cerrar bocas que, como la mía, dudamos del músculo económico del amigo de José Sepulcre ¿A ver si nos han dado gato por liebre? Pensarán algunos. O ya que tiramos de refranes populares, que son los que contienen la sabiduría popular, estamos ante el mismo perro pero con distinto collar.

Qué fácil sería pensar que el acuerdo de compra venta suscrito el pasado 3 de diciembre de 2019 fue el enésimo paripé de Sepulcre para desviar la atención hacia otro foco mediático y que un nuevo centro de la diana le aliviara la carga que conlleva ser el propietario del Elche. Sería muy fácil. Tanto como pensar que dentro de un tiempo, quizás no muy lejano, el ex presidente deba volver a primera fila en plan salvador por incumplimiento de contrato o insatisfacción con las formas en las que se produce el abono de los pagos (a cinco años, no olvidemos) de los más de quince millones de euros que a Bragarnik, o quien esté detrás del argentino, le ha costado comprar (a plazos y en el tiempo) el Elche. Tratándose del Elche todo se puede pensar, somos especialistas en abrir fronteras y pioneros en situaciones tan ridículas como imposibles.

Más allá del pensamiento, chirría que alguien que se ha comprometido a desembolsar un montante económico tan importante no sea capaz de inyectar el dinero suficiente que permita crecer deportivamente en sus aspiraciones de 'play-off' al Elche, y prefiera sacar de aquí para poner allí. Sí, eso es gestionar. Pero Bragarnik es un "hombre de fútbol" ¿No sabe cómo funciona el fútbol? Qué fácil es hablar de dinero, pensara el argentino si lee esto, sobre todo cuando el que lo hace no ha puesto un duro. Cierto. Pero estaría bien entenderle y saber qué piensa. No hace mucho, en una opinión en este medio llamada 'Bienvenido míster Bragarnik', no entendía su falta de atención hacia la afición franjiverde, ante la que ni se ha presentado. Sólo habían transcurrido nueve días desde su aterrizaje. Qué osado pedirle un poquito de deferencia con su masa social por aquel entonces… aunque sólo fuera para entender su proyecto. Quizás no quiera que lo entendamos, más si el objetivo es "tratar de continuar el buen trabajo comenzado por Pepe (Sepulcre) estos años". Lo dicho, gato por liebre.

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