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socialmente inquieto / OPINIÓN

Garrotá de Sego, qué susto

12/10/2020 - 

El siglo XIX fue convulso en España por muchos motivos. Pasó de todo. El siglo comenzó y terminó con monarquía, pero entre medias además hubo varios procesos revolucionarios, dos abdicaciones, una efímera república que duró 11 meses y en ellos hubo cuatro presidentes de gobierno, junto con guerras, una difícil situación económica… Ya ven que no se aburrieron.

Tantos sucesos hicieron que fuera un siglo extraordinario en creación periodística en España. Aunque algunos periódicos duraron sólo lo que duraba un gobierno que, en aquella época, no era mucho en muchas ocasiones. Hubo periódicos de todas las corrientes ideológicas, también cómicos, científicos, sarcásticos, literarios… Desde los debates en la Cortes de Cádiz para la aprobación de la Constitución de 1812 se dio más libertad de expresión y con ella más ganas de contar muchas cosas que antes quedaban en el olvido. Valientes emprendedores se lanzaron en esa aventura empresarial para divulgar contenidos políticos, conspiradores, provocativos, culturales, ….

Les invito a realizar un breve recorrido por algunos de esos periódicos elegidos por el momento histórico en el que se publicaron, por su implicación social, por el contenido de su edición o por lo que contaban de la vida cotidiana.

Alicante se libró de la invasión napoleónica (1808-1813) por los pelos. El general francés Montbrun, llegado desde Albacete, bombardeó la ciudad el 16 de enero de 1812 durante varias horas y después se fue por donde había venido porque encontró más resistencia de la que esperaba – la ciudad se protegió a conciencia con medios materiales y humanos para evitar la invasión francesa - y porque Napoleón quería reservar ese ejército para otros menesteres. Lo cierto es que los alicantinos se libraron de la tiranía, la rapiña y la violencia de ese ejército galo cuya tropa hizo estragos entre la población local en otras ciudades españolas ocupadas. Las noticias de la guerra de la Independencia y las deliberaciones en las Cortes de Cádiz, además de las noticias locales, daban mucho que hablar y era necesario contar a la ciudadanía. En ese periodo destaca el periódico “Décadas Filológicas de Alicante” (1811) alienado al pensamiento liberal con críticas al Antiguo Régimen. En uno de sus números publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789. Pegaban fuerte en su ideario político.  Hoy lo vemos normal, pero entonces no lo era tanto.

En otros periódicos, como el Diario de Alicante (1817), se contaban noticias de países de todo el mundo aunque sus lectores las leyeran con varios meses de retraso desde que sucedieran, sucesos como la caza de ¡un lince! en Alicante, comerciales con el detalle diario del tránsito de buques y mercancías en el puerto de Alicante, información religiosa destacando el traslado de la reliquia de la Santa Faz a la ciudad rogando para que lloviera, así como la petición del Rey para que se rezara por la salud de la Reina durante su preñez, o anuncios como este: “el maestro de obra prima llamado El cojo de Blea que habita en el barrio de Santa Cruz fabrica y vende los zapatos de hombre a 17 reales, y los de mujer a 10 reales de cordobán, y 8 los de tela de colores”.

En el Trienio Liberal surgieron en Alicante 12 periódicos, nada menos, que recogían las diferentes facciones del liberalismo alicantino: El Liberal Alicantino (1821) o El Constitucional (1822), entre ellos. Con la vuelta del absolutismo ocurrió todo lo contrario. El Boletín Oficial de la Provincia apareció en 1834 con contenido administrativo, oficial, tráfico comercial, los precios de los productos de primera necesidad, datos sobre los delitos ocurridos en la ciudad, etc.

En 1846 surgió El Mensajero que, junto a otros periódicos como La Revista del Teatro (1847) o La Nave (1848), fueron portavoces de la creciente burguesía.  En la década de los cincuenta aparecen diversos periódicos como El Agente de Alicante, Diario de Alicante (1852), La Regeneración (1853), …

El Agente de Alicante era una revista de 20 x 30 centímetros, tenía un precio de 12 reales por trimestre en la capital y 18 fuera, y se vendía los días 8, 15, 23 y el último de cada mes. Carlos Hernández De Padilla fue su director y propietario. Entre sus líneas se hizo eco de la noticia y celebración de la concesión del ferrocarril Alicante-Almansa en el que se elevó un globo desde el Casino. La noticia dice así: “las dimensiones del globo eran colosales, llevaba pintado en su centro un tren y un letrero debajo que decía El Casino de Alicante. Durante los preparativos de su ascensión – seguía diciendo la noticia - y mientras se verificaba esta, así como cuando descendió, la brillante música del Regimiento de Navarra, situada en el terrado del Casino, tocó alegres piezas para más amenizar la diversión”. Imaginen, tuvo que ser espectacular y muy llamativo. Lo merecía, el ferrocarril fue impulsor del desarrollo económico de la ciudad y la apertura de muchas posibilidades de emprendimiento en todos los sentidos.

En el bienio progresista (1854-1856) aparecieron periódicos de diversos contenidos. Político: El eco de Manzanares, La Unión Liberal; literarios: La Lira; económicos: Boletín Comercial y de Anuncios; etc

Con tanta oferta fueron aumentando los lectores y con ellos seguían naciendo nuevos periódicos con artículos costumbristas, sucesos, curiosidades, opinión política o económica, aportaciones literarias. Vean, fueron muchos: Revista Comercial (1857), El Porvenir (1858), El Vapor (1859), La Revista de Instrucción Pública (1860), Una Nube de Verano, El Tiburón (1862), …

Este último ya era curioso en su portada al no acentuar la o y poner una coma inmediatamente después de la n. Fue un semanario que compitió con El Comercial o El Bostezo que aparecieron también esos días en Alicante. De contenido literario, satírico y de intereses materiales. Dos anotaciones se leían en su cabecera a cada lado de su nombre. En una de ellas se leía, entre otras cosas, que “El Tiburon verá la luz pública todos los domingos. Hará reír si puede, y llorar a quien lo merezca”. En el lado opuesto decía que “lo recibirán gratis en sus casas las fondas y cafés, y demás establecimientos, y todo ser viviente que abone 3 reales de vellón al mes adelantado en Alicante. En provincias 8 reales al trimestre, dinero por delante, en sellos o letras”. Ya ven que lo tenían todo organizado.

Los periódicos Fígaro y El Eco de Alicante aparecieron en 1865. El primero lo impulsó Maisonave y Ausó y Arenas, con una orientación progresista y republicana. El Eco de Alicante se subtituló diario progresista y liberal, y desde septiembre de 1868 fue el portavoz de los monárquicos liberales alicantinos.

En el sexenio democrático nacieron en España 600 nuevos periódicos fruto de la libertad consecuencia de la Constitución de 1869, era tanta que el Ministro de la Gobernación, el político alicantino Eleuterio Maissonave, mandó en 1873 instrucciones a los Gobernadores Civiles para limitarla. Ni tanto ni tan calvo, debieron de pensar. Y el gobierno republicano decidió aplicar el tijeretazo de la censura. En Alicante también aumentaron los periódicos: 8 en 1868, 12 en 1869, nueve en 1870, … Muchos de contenido político. Por su parte, El Comercio y El Eco de Alicante, de perfil monárquico, se fusionaron. Este último desapareció en 1871 a favor de El Constitucional, periódico liberal, defensor de la Constitución de 1869 en su concepción conservadora. Este periódico fue muy crítico con el desorden republicano.

Otro sector de la burguesía representado por el republicanismo moderado apoyó la constitución de nuevos periódicos como La Revolución, El Derecho y el Deber (1869), El Municipio (1873), … A su vez, la tendencia demócrata estaba representada por La Tertulia (1872), que seguía la política de Ruiz Zorrilla, y criticaba a Sagasta. Por su parte El Independiente (1873) se erigió en defensor de la República contra la derecha carlista y la izquierda, y apoyaba las iniciativas políticas de Castelar.

En el sexenio también hubo periódicos literarios como El Pollo, con una crítica costumbrista de la vida cotidiana local, así como prensa católica, como El Seminario Católico (1870) muy crítica con la prensa republicana.

Los años de la Restauración borbónica (1874-1931) coincide en Alicante con un fuerte crecimiento demográfico acompañado y en consecuencia de un crecimiento económico con el fuerte tirón del tránsito de mercancías en el puerto, la consolidación de la ciudad como centro de servicios, la expansión urbana con la creación de nuevos barrios como el de Benalúa y el Ensanche (1886), el alumbrado público, la solución del abastecimiento de agua potable, entre otros asuntos que van haciendo de Alicante una ciudad moderna, base de como es hoy. Esta bonanza económica y sentimiento liberal de los alicantinos es sinónimo de la proliferación de periódicos de toda índole e ideología: La Educación (1874), El Graduador (1875), La Velada (1876), El Progreso (1877), La Ilustración Popular (1878), Los Negocios (1879), La Providencia (1880), Las Circunstancias (1881), La Libertad (1882), La Reforma Liberal (1883), La Patria (1888), El Grito del Pueblo (1890), La Lealtad (1891), La Monarquía (1892), La Opinión (1897), …

También había periódicos satíricos, críticos con el orden establecido. Así dejen que les cite La Cachiporra (1881) que prometía a sus lectores “justicia, alegría y palos”. Sus colaboradores firmaban con seudónimos como “tentetieso”, “vuelve por otra”, … El semanario satírico que más duró durante la Restauración fue El Cullerot (1884). Tenía el subtítulo de “semanari ilustrat alicantí, humorístic, y de interesos materials”. Estaba ilustrado con caricaturas y grabados, era republicano y anticlerical, defensor del librepensamiento. El Campaner (1886) hacía crítica municipal y estaba pendiente del teatro y de los espectáculos. Alicante Cómico (1888) con ilustraciones y chistes, tenía entre sus colaboradores a un joven Carlos Arniches. Garrotá de Sego (1888) que nació con el objetivo de criticar a todo el mundo, intentó conquistar un sector popular de la población para su subsistencia. El Gos de Presa (1889), …

El Garrotá de Sego fue un semanario bilingüe, satírico e independiente. Nació en Alicante el 15 de julio de 1888. Se publicaba los domingos desde la calle Trafalgar, nº 3. Su tamaño era de 18 x 26 centímetros, tenía 4 páginas de las que una y media estaban destinadas a publicidad. Entre los acontecimientos locales que narró en su periódico, contó un hecho que alarmó a toda la ciudad por su trascendencia. Después de unos altercados en la fábrica de tabacos por parte de las cigarreras por el cierre de este establecimiento fabril, una de las ediciones de este periódico manifestaba “¡Que desdicha pera molts!,/Si se plegara a tancar/la fábrica de tabacos/la fam mos fea ballar”. Después de un movimiento generalizado de todos los políticos y periódicos de Alicante, el Ministro de Hacienda mandó un telegrama al Gobernador Civil manifestando que la fábrica se reabriría después de terminar las reformas que se estaban haciendo en su interior, invitando a su vez a la paz social para no poner en peligro la continuidad de esa empresa. Vaya, quisieron encubrir por la autoridad una metedura de pata. Y gorda, la fábrica de tabacos tenía mucho peso social y económico en la ciudad hasta su cierre a principios del siglo XXI.

El correo de la tarde (1891), La Democracia Federal, La Verdad (1892), El Triunfo de la Fe (1893), Heraldo Español (1895), Palos y Plumas (1896), El Pardal Alicantí (1887), El Tío Leña (1898), El Espectador (1899), … Era un goteo permanente de nuevas iniciativas periodísticas, un guirigay de contenidos ideológicos con las que cada uno tenía su orientación política con la que contar su visión de la realidad.

Muchos de los periódicos de aquella época ni los he citado para evitar una extensión desmesurada de este artículo. Pero ya ven que había contenido para todos los gustos.

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