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el billete / OPINIÓN

Game over

Foto: JORGE GIL/EP
16/07/2023 - 

Había una paradoja en las condiciones planteadas por Jorge Rodríguez al PSPV para darle el voto de Ens Uneix y que Carlos Fernández Bielsa presidiera la Diputación de Valencia. Como en los mandamientos de la ley de Dios, estas condiciones –polideportivos y rotondas aparte– se resumían en dos: el partido pedirá perdón y acabará con el liderazgo de Ximo Puig.

La paradoja es que quien estaba llamado a promover el derrocamiento de Puig era el 'Príncipe' Bielsa, que contaba para ello con dirigir la única gran administración valenciana que podía conservar la izquierda –lo más grande que les queda ahora es Gandia, octava ciudad en población–. Gobernar la Diputación de Valencia es administrar unos 650 millones de euros al año, la mayoría para repartir en forma de inversiones en municipios, así como una veintena de asesores, además de altos cargos en empresas públicas. El poder territorial que tiene un líder político varía mucho en función de si tiene ese dinero y esos puestos muy bien pagados para repartir o si no los tiene. Y Bielsa no va a tener ni una cosa ni la otra para lograr el liderazgo del PSPV porque Jorge Rodríguez le pide que primero 'mate al padre' y luego ya si eso…

La última propuesta de Ens Uneix era imposible de aceptar por parte del alcalde de Mislata. Que un partido con una sola representante exija a quienes han obtenido muchos más –12 en este caso, y tres de Compromís– presidir la institución solo pasa en los municipios pequeños, donde la diferencia en número de concejales es menor y las rencillas locales, a veces familiares, propician coaliciones impensables. En la Diputación de Valencia, con 31 diputados, el PSPV y Compromís no podían aceptar que presidiese la corporación Natàlia Enguix, como no lo habría aceptado el PP si Ens Uneix le hubiera exigido eso mismo a Mompó.

Jorge Rodríguez, quien acudió al Pleno después de cinco años sin pisar la institución que presidió, dijo que esta situación –el gobierno provincial en manos de PP y tal vez Vox gracias a que Enguix no apoyó a Bielsa– es reversible antes de un año. Concretamente, "cuando haya un congreso nacional que haga que aquellos que han estado poniendo palos en las ruedas a lo largo de la negociación desaparezcan del escenario". Aquellos que han estado poniendo palos en las ruedas se entiende que son Ximo Puig y los ximistas.

Jorge Rodríguez con Juan Francisco Pérez Llorca (PP) en el Pleno del viernes. Foto: KIKE TABERNER

El propio alcalde de Ontinyent calcula que eso podría ocurrir en enero o febrero de 2024, después del congreso federal que previsiblemente hará falta cuando se complete la debacle del PSOE de Pedro Sánchez el próximo domingo. Rodríguez ha puesto un precio muy alto a su voto decisivo, nada menos que condicionar el liderazgo en otro partido, situación que tiene un precedente en la Diputación de Alicante cuando Ciudadanos vetó en 2015 al candidato del PP, José Císcar, quien renunció para que los populares mantuvieran la presidencia en la persona de César Sánchez.

Si la catarsis da lugar a un nuevo liderazgo en el PSPV, no habrá que esperar mucho a ver si Rodríguez cumple o se inventa otra excusa, como sospechan en el entorno de Bielsa, sospechas alimentadas por las palabras de Mompó en su discurso, cuando habló de "estes setmanes de reunions i converses" entre PP y Ens Uneix. Creen que hay algo más, aunque desde Ontinyent insisten en que no, en que el problema es que no se fían de Puig. Si para Michael Corleone no había "nada personal, solo negocios", aquí es justo al revés, hay demasiado componente personal. Lo de Rebeca Torró, dicen, fue la gota que colmó el vaso.

Es imposible saber si Bielsa sería hoy presidente en caso de que Puig se hubiera humillado públicamente ante Rodríguez y hubiese dimitido como secretario general del PSPV, cosa que tendría que haber hecho, sin esperar a que nadie se lo pidiera, el 28 de mayo por la noche . Dimitir. Lo de humillarse como hizo Mompó es una cosa más personal que no debería condicionar quién dirige una diputación provincial.

El BOE publicó este sábado el cese de Puig como presidente de la Generalitat y el nombramiento de Carlos Mazón, que tomará posesión de su cargo el lunes y anunciará quiénes formarán el nuevo Consell el miércoles. ¡Suerte al nuevo Molt Honorable!

Foto: EDUARDO MANZANA

Terminan así ocho años en los que Puig, con sus aciertos y sus errores, acabará pasando a la historia como un presidente que consiguió el respeto de todos gracias a aquello que hace años se puso en valor en los políticos y que en la política nacional parece haberse olvidado: un buen talante.

Le queda un trabajo nada fácil, que es marcharse de verdad, dejando su escaño en Les Corts y acomodándose en el Senado; y marcharse de la mejor manera posible del liderazgo del partido para dejar paso a un nuevo líder "sin tutelas ni tu tía" –que diría Fraga Iribarne– lo antes posible. Una transición pacífica no es lo habitual en el PSPV, pero siempre hay una primera vez.

PS: A quienes vayan a suscribirse a revistas en valenciano en solidaridad con las cinco publicaciones dadas de baja en la biblioteca de Burriana les recomiendo Lletraferit, producida por Llibres de la Drassana y editada por el grupo Ediciones Plaza. Les dejo el enlace para suscribirse.

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