ALICANTE. Actualmente la innovación se presenta como elemento esencial para avanzar en la gestión sostenible del agua, un sector que debe hacer frente a los requerimientos normativos, impulsando proyectos relacionados con la aplicación de las nuevas tecnologías a la gestión del ciclo integral del agua, a su uso y su reutilización. En este sentido, la actividad de innovación en Aqualia está alineada con las políticas europeas para la transición a una economía circular con huella de carbono cero, buscando el desarrollo de nuevas propuestas de servicios sostenibles y herramientas de gestión inteligente. Los proyectos desarrollados durante el último año fortalecen la apuesta tecnológica de Aqualia, que ha incrementado un 19,4% la cifra dedicada a I+D.
En Dénia, Aqualia tiene un Centro de Innovación en Desalación, activo desde 2013, con seis proyectos financiados desarrollados y una inversión de en torno a 8,5 millones de euros. Está ubicado en la EDAS (Estación Desaladora de Agua Salobre) y se llevan a cabo varios proyectos, como H2020 Rewaise, que implementa soluciones en materia de desalación sostenible, recuperación de materiales de las salmueras y reúso de aguas residuales y su transformación en subproductos. Se trata de aplicar nueva tecnología en la desaladora para utilizar la materia orgánica de las aguas residuales como fuente de energía.
Ser más eficientes, mejorar la atención al cliente y poner la inteligencia artificial al servicio de empleados y clientes conforman los pilares de la transformación digital en Aqualia, que se desarrolla en torno a soluciones integradas para una eficiencia global, plataformas omnicanal para mejorar el servicio al ciudadano, soluciones de movilidad para los técnicos e inteligencia artificial de la mano del big data. La principal herramienta es Aqualia Live, una plataforma modular e integrada en torno a la que se concentran los servicios digitales de la compañía y que tiene como objetivo la interconexión de los millones de datos que gestiona cada día para tomar decisiones más eficientes.
En Dénia, por ejemplo, la instalación de cincuenta mil sensores a lo largo de los quinientos kilómetros de la red de abastecimiento han mejorado la gestión, el aumento de su eficiencia, la reducción de las pérdidas en las redes de suministro y el avance en el cumplimiento de los objetivos ambientales marcados. Comparando datos entre 2019 y 2023, se ha logrado un incremento del 60% en la tasa de detección de fugas, una reducción del 7% en las pérdidas de agua en la red y una mejora del 15% en la eficiencia energética.
En Alcoy, la implementación de tecnologías para detectar y reparar fugas en la red de distribución, como sensores inteligentes o sistemas de monitorización remota en continuo, pasando de un rendimiento del 67 al 79% en tres años y reduciendo la presión sobre los recursos hídricos naturales en 1.300.000 m3 de agua.