ALICANTE. La fulminante destitución del entrenador valenciano Fran Escribá tras la derrota 0-3 ante el Real Betis de este domingo ha puesto fin de forma triste a la segunda etapa del técnico más importante de la entidad ilicitana en el último medio siglo de historia.
Escribá forma parte de la casi centenaria historia del club ilicitano, ya que es el entrenador que más partidos le ha dirigido en Primera División, con los 207 que le han permitido superar al mítico Otto Bumbel, pero además logró unos resultados extraordinarios en sus dos etapas al frente del equipo.
En la primera, que arrancó en el curso 2012/13, el técnico valenciano logró el ascenso a Primera más espectacular de la historia del Elche, al que hizo campeón de Segunda tras veinticinco 25 años en la categoría. Además, el equipo mantuvo la primera plaza las 42 jornadas, pulverizando numerosos registros existentes del campeonato.
En sus dos temporadas siguientes en la máxima categoría, el Elche logró la permanencia matemática a una y tres jornadas de la conclusión de la temporada, algo que no se había podido conseguir en los dos ascensos anteriores, en los que el Elche no fue capaz de consolidarse.
Escribá, dolido por la inestabilidad del club y muy desgastado por situaciones extradeportivas, rompió su contrato tras el descenso administrativo del Elche, club en el que dejó huella, sobre todo entre los aficionados, que idolatraban su trabajo.
Tras el último ascenso, y con el Elche en una situación crítica, en zona de descenso y con dieciséis partidos seguidos sin ganar, Escribá aceptó el reto de intentar salvar al equipo ilicitano del descenso la pasada temporada.
Su simple llegada provocó una ola de optimismo en el entorno de la que el equipo se contagió. Debutó con victoria ante el Eibar y en pocas jornadas logró sacar al equipo del descenso.
Sin embargo, el conjunto ilicitano recayó a cuatro fechas para el final y de forma agónica, en la última jornada y dependiendo de terceros, logró esquivar el descenso. Así, Escribá aumentó de forma exponencial su leyenda, ya que muy pocos podían esperar la salvación cuando todo parecía en contra.
El técnico fue renovado casi de forma inmediata por Christian Bragarnik, propietario del club, ante el clamor popular, aunque desde el primer momento quedó claro que la última palabra en la parcela deportiva iba a corresponder al propietario, que también es representante de jugadores.
Fichajes como los de los argentinos Darío Benedetto o Javier Pastore, traídos directamente gracias a la gestión de su compatriota Bragarnik, dieron al Elche, en teoría, un salto de calidad y una exigencia para pelear por algo más que la permanencia, según asumió el propio Escribá.
Tras un inicio aceptable, el Elche encalló tras el anterior parón de selecciones. Desde entonces enlazó seis jornadas consecutivas sin ganar, con solo dos puntos de dieciocho, muchos de ellos perdidos ante rivales directos, como Rayo (2-1), Alavés (1-0) y Mallorca (2-2).
La paciencia de Bragarnik se acabó de forma definitiva con la derrota ante el Betis, en un partido en el que el Elche ofreció su peor imagen y en el que algunas de las estrellas del propietario quedaron señaladas por el entrenador. Pastore fue cambiado tras el descanso y Benedetto, tras calentar buena parte del segundo periodo, no saltó al terreno de juego.