VALÈNCIA. Fin de una etapa para Designable. La startup valenciana de edificios personalizables baja la persiana y entra en concurso de acreedores, tras no poder hacer hacer frente a la actual coyuntura inflacionista. Un contexto que provocó que en el último año sus gastos y deudas se dispararan y la venta de sus viviendas se ralentizara. Todo ello, sumado a una ronda de inversión que nunca llegó y provocó un desequilibrio financiero en el seno de la firma, que no pudo aguantar la situación.
Fundada en 2018, Designable se presentaba como una empresa que rompía con los esquemas de la arquitectura más convencional al diseñar y promocionar edificios cien por cien sostenibles y personalizados al gusto de sus propietarios con una vocación clara: crear un estilo de vida y hacer comunidad. Su modelo se basa en la autopromoción colectiva sostenible, por la cual es el propietario el dueño del suelo y el edificio, que la startup diseñaba y subcontrataba a un arquitecto externo y constructora para levantar el edificio.
Fue hace unas semanas cuando sus fundadores Pablo Bertolín y Andrés Perales presentaron el concurso de acreedores, tras intentar en un primer momento salvar la compañía. Pero no ha sido posible. "Ha sido complicado" confiesa Perales, cofundador y CEO de Designable a este diario. En total, tenían en diferentes fases de construcción cinco edificios: Rojas Clemente, Palleter, Guillem De Castro, Gaspar Aguilar y Joan Aguilar.
Según explica, los problemas empezaron a aparecer en el segundo trimestre de 2023. Un año antes, en 2022, habían presentado un ambicioso plan de expansión por las principales ciudades españolas, ya que hasta el momento su radio de acción se había situado en Valencia. Los números entonces lo permitían y, además, tenían comprometida una nueva ronda de inversión cercana a los dos millones de euros. Su modelo funcionaba y estaban ya con las obras de construcción de su primer edificio en la zona del Mercado de Rojas Clemente.
"Teníamos estabilizados los procesos y la tecnología desarrollada. Eramos un equipo de 18 personas equipo y todo funcionaba. Nuestro plan de expansión a tres años estaba avalado por los socios y entramos en Lanzadera para aprender y hacer contactos", explica Perales. Empezaron también a lanzar proyectos en Madrid, Barcelona o Dènia porque detectaron suelos atractivos y pusieron en marcha ese crecimiento previsto. Pero llegaron los contratiempos.
"Los costes de materiales subieron de forma importante a lo que se sumó el alza de los tipos de interés que nos afectó a nivel financiación bancaria. Si antes cerrábamos el préstamo promotor en el entorno del 1% se nos subió en un mes al 4-5%, lo que equivalía a incrementar un 10% el precio final de las viviendas y sacarlas con valores fuera de mercado", detalla. Además, la inversión descendió y el nuevo capital que iba a entrar rechazó hacerlo. También perdieron la ronda de inversión y las ventas se estancaron, mermando su facturación y engrosando la deuda con proveedores.
Un cóctel de hechos que dificultaron su viabilidad. Este verano la deuda se elevó a tal nivel que en septiembre solo quedaba la mitad de la plantilla. Se propuso un nuevo plan de viabilidad, pero los socios de la empresa no lo apoyaron. Paralelamente, se buscó vender la compañía o buscar nuevo capital, pero sin éxito. Ya en octubre se presentó el preconcurso que ha acabado con el final de la compañía.
No obstante, Perales señala que en la mayoría de proyectos que no llegaron a fructificar se ha devuelto el dinero a los compradores, a excepción de una promoción en Museros, que no se culminará pero en la que asegura que su trabajo se realizó y, por tanto, debía ser remunerado. En este momento, tienen en marcha un inmueble en Rojas Clemente y contaban con licencia para otro en la calle Palleter.
Y es que aunque desaparezcan, muchos proyectos se van a acometer, dado que los proyectos estaban ya contratados y cerrados. Por tanto, aunque es un amargo final, el exCEO de la compañía admite que de alguna forma los futuros edificios serán el legado que quede de Designable.