ALICANTE. Ante el Villarreal B, por enésima vez, el Hércules adoleció de la necesaria pegada.
Los blanquiazules necesitan sumar de tres en tres, ganar los partidos, pero para eso es necesario marcar al menos un gol y siempre uno más que el rival. A diferencia de lo ocurrido ante el Deportivo Aragón, este domingo los jugadores del Hércules volvieron a no ver puerta, especialmente sus delanteros y eso que Visnjic echó mano de David Torres de entrada y Óscar Díaz ya en la segunda mitad, terminando el equipo con ambos sobre el terreno de juego.
De los nueve primeros equipos clasificados, solo el Ontinyent ha marcado menos goles (24) que los blanquiazules (29), sobre cuyo nueve parece seguir vigente una maldición gitana.
Cuarto partido sin encajar
El técnico serbio apuntaba en la rueda de prensa posterior al choque que le había gustado más su equipo a nivel defensivo que ofensivo, pero la realidad es que para muchos lo que el Hércules transmitió ante el filial del Villarreal es una sensación de falsa seguridad atrás.
Y es que los blanquiazules encadenaron este domingo su cuarto partido sin recibir gol, pero los errores de portero y defensa volvieron a repetirse por lo que si algo cabe celebrar es que el rival, todo y su calidad, no los penalizase.
Los tres empates a nada ante Badalona, Ebro y el de este domingo con el Villarreal B tienen ese reverso positivo y, unidos a la citada victoria en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza (0-3), han llevado al Hércules a sumar la mitad de los últimos 12 puntos disputados, eso sí, una cifra a todas luces insuficiente para las urgencias de los blanquiazules.
