La complicada combinación de la desaceleración del crecimiento y la subida de la inflación está provocando actualmente fluctuaciones
VALÈNCIA. Hasta ahora, el entorno de los mercados de valores no ha sido particularmente complicado. Pueden seguir basándose en informes de beneficios sólidos, y las valoraciones, algunas de ellas bastante altas, pueden justificarse por tipos de interés reales muy bajos. Sin embargo, es poco probable que la situación sea más fácil para los mercados de valores en un futuro próximo.
La complicada combinación de la desaceleración del crecimiento y el aumento de las tasas de inflación está provocando actualmente fluctuaciones, especialmente en los mercados de bonos. En particular, la Reserva Federal de Estados Unidos, con el objetivo de inflación media establecido recientemente, aún no ha probado su capacidad de reacción ante las crecientes tasas de inflación.
Los bonos del gobierno de Estados Unidos pudieron beneficiarse de una combinación favorable de oferta y demanda durante el verano. Ahora la situación podría revertirse: es probable que la Reserva Federal pronto empiece a comprar menos (tapering), y el gobierno estadounidense empiece a emitir más bonos, por ejemplo, para la financiación de los paquetes de infraestructuras. Esto, junto con el aumento de la inflación, indica unos rendimientos más altos y una caída de los precios.
Como la inversión en renta variable no deja de suponer una participación sobre activos reales (las empresas), históricamente, las valoraciones de las acciones han logrado soportar tasas de inflación de hasta un 4% en los países desarrollados. Los bonos, por el contrario, sufren cuando hay una alta inflación y representan una clase de activos nominales.
Las entradas en los fondos de renta variable se siguen manteniendo. En este contexto, es probable que el entorno de tipos bajos y negativos sea un motor importante.
Stefan Rondorf es estratega de Allianz Global Investors