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Expectante

6/12/2019 - 

Los destinos del Elche dejan de estar en poder de los ilicitanos. Maniobras que permiten las SAD, un grupo inversor foráneo ha adquirido su mayoría accionarial. No es español, ni siquiera europeo. Lo lidera un argentino, Christian Bragarnik, un afamado representante. Una operación que supone la desvinculación de José Sepulcre, hombre clave en los últimos tiempos del club para lo bueno y para lo malo.

Para algunos, es una noticia alegre, pues opinan que todo lo que sea distinto a José Sepulcre será mejor. Para otros, triste, porque supone un duro golpe a su visión romántica del fútbol y una pérdida de identidad. Yo, como muchos, intento mantenerme expectante. Porque no soy pitoniso ni me atrevo a hacer predicciones tan a la ligera, como leo en redes sociales.

Más allá de la procedencia de Bragarnik, lo que más me inquieta son las noticias y opiniones que he recibido/leído ("es peor que Quique Pina", me llegaron a decir desde Sudamérica) y su profesión. Un representante de jugadores y entrenadores como dueño de un club de fútbol. Si sumamos dos más dos…me desagrada el planteamiento de que utilice al Elche como 'trampolín' para ampliar sus redes al mercado europeo. Y convierta al equipo en una 'sucursal' de futbolistas sudamericanos. Aunque visto por otro lado, mejor tener como propietario a una persona entendida de fútbol que alguien con muy poco o nulo conocimiento del mundillo.

Entiendo que con una inversión tan alta, la mejor manera de recuperarla es realizar una buena gestión económica y deportiva para intentar llevar al Elche a Primera. Y dentro de ese plan, lo más inteligente sería dar continuidad a la línea que está funcionando y evitar traer a jugadores con un nivel inferior a lo exigido.

Y por supuesto, con Pacheta como entrenador. Lo digo por los rumores de la posible llegada de Maradona en el futuro. Parece imposible…ahora. Tiemblo con sólo pensarlo.

Si basamos parte de nuestras sensaciones en algunas experiencias de grupos extranjeros en clubes españoles, mal augurio. Y si vemos los dos ejemplos argentinos, para asustarse. El primero, Marcelo Tinelli en el Badajoz. Lo compró, fichó a varios argentinos que apenas jugaron y al poco de marcharse, el club bajó a Segunda B y desapareció por deudas.

El segundo, Grinbank en el Leganés. Fichó a 15 jugadores, un mánager (Pékerman) y un entrenador (Carlos Aimar) argentinos con la ambición de subir a Primera. Se marchó a los cinco meses de llegar, dejando tirados a sus compatriotas y generando una deuda. Poco después, se supo que la compra del club era nula porque nunca se oficializó ante la LaLiga y el Consejo Superior de Deportes. Por cierto, Javier Tebas medió en esta operación de compraventa del Leganés. Esa misma temporada, el cuadro madrileño descendió a Segunda B.

Días después de anunciar su salida, Grinbank confesó por qué quiso comprar el Leganés en una entrevista a El País: "Quería comprar un club y a través de él obtener beneficios con el traspaso de jugadores".

Hay otros tantos casos de equipos españoles que tarde o temprano han caído en desgracia tras pasar a manos extranjeras. Aunque también hay ejemplos positivos. El Elche engrosa la lista de clubes nacionales que tienen o han tenido gente foránea como dueños: Real Valladolid, Granada, Alcorcón, Valencia, Lorca FC, Real Oviedo, Reus, Málaga, Albacete, Girona, Mallorca, Écija, Espanyol, Almería

Comprendo cómo funciona el fútbol moderno. Y está lejos del ideal que quiero para el Elche. Lo he dicho en reiteradas ocasiones, yo tengo los espejos de Huesca, Eibar y Numancia, este último hasta su reciente cambio de propietario. Clubes muy bien gestionados por gente de la tierra. Que subsisten y crecen con sus propios recursos. Que si tienen 3, gastan 2 y medio.

Puedo parecer poco ambicioso, pero prefiero a esto a que el Elche se endeude para aumentar su nivel y necesite inyección económica externa de forma constante. La segunda vía supone mayor riesgo para su subsistencia. Y el potencial del Elche, por historia, ciudad, estadio, afición y otros aspectos, es mayor que los tres clubes citados.

Otro de los elementos perjudiciales de inversores extranjeros es su nulo arraigo con la tierra. Pueden hacer y deshacer a su antojo desde el otro lado del océano. Si dejan al club tirado en la ruina, nada les ataría a la ciudad más allá de su inversión. Ni familia, ni amigos. Evitarían las críticas de aficionados por la calle. Como sí han sufrido algunos expresidentes del Elche.

Es triste que el club franjiverde deje de pertenecer a los ilicitanos. Y el escepticismo con la llegada de un propietario extranjero es lógico. Pero también hay que recordar la historia reciente del Elche con hijos de Elche. Sólo dos temporadas en Primera de las treinta últimas. Y la generación de una deuda que conllevó el primer descenso administrativo a Segunda de la historia del fútbol español.

A buen seguro que José Sepulcre ha intentado ceder el testigo a otro ilicitano. Pero por los motivos que sean, no ha sido así. Bien por falta de voluntad o de capacidad económica. Hay que entender que a todos los empresarios no les gusta el fútbol o los focos públicos. O directamente evitan meterse en un campo que puede darles más disgustos que alegrías.  

La venta del Elche a un grupo inversor extranjero se cerró en un día frío, gris y lluvioso. Hice la broma de que parecía un presagio. Recalco la palabra 'broma', que no se malinterprete. El futuro dictará sentencia. Mientras tanto, expectantes con el proyecto del Elche con acento argentino.

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