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la primera fase, 65.000 euros 

Europa financia un proyecto para recuperar el cultivo de la palmera datilera en régimen ecológico

25/09/2018 - 

ELCHE. La palmera datilera (Phoenix dactylifera) es la más común de Elche, la que nuclea el palmeral, hoy Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y que fue implantada por los árabes cuando se hicieron con la península ibérica. Protegida desde entonces, no sólo constituye un cultivo de importancia relevante a nivel histórico, cultural y paisajístico, también a nivel biológico. Un aspecto que no ha pasado desapercibido para las entidades que trabajan con las nuevas tecnologías. Diferentes organizaciones, instituciones de la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia han unido fuerzas para crear un grupo operativo que recupere el cultivo de la palmera datilera en régimen ecológico a través de la aplicación de innovaciones tecnológicas.

La llegada del picudo rojo, plaga hoy prácticamente controlada —según el Ayuntamiento, el 99,4% ya está libre de plagas como esta o la paysandisia—, hizo que el declive de su cultivo fuera a más, después de haberse aplicado a nivel general insecticidas como los neonicotinoides en el control de la plaga. Una espada de doble filo, ya que es un producto tóxico para los polinizadores, esto es, para las abejas, por lo que son pesticidas cuyo uso está muy restringido en la Unión Europea, salvo en invernaderos. Para revertir la situación, diversos agentes se han unido para apostar por un cultivo ecológico de esta especie de palmera.

Acercar el cultivo tradicional a la tecnología y a la sociedad

Estos son la empresa biotecnológica Glen Biotech, la Universidad Miguel Hernández (UMH), el Grupo de Acción Local del Nordeste de la Región de Murcia (GAL ADC Nordeste), la Associació per al Desenvolupament del Camp d’Elx (ADR) y la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos. Han creado un grupo operativo de carácter supra-autonómico en el que participan la Universidad de Murcia, la Asociación de Palmereros de Elche y la Asociación de Naturalistas del Sureste. Su propuesta, la innovación en el cultivo ecológico de la palmera datilera pasa por sustituir el empleo de neonicotinoides —empleados hasta relativamente poco para el control del picudo rojo, como el Imidacloprid— por el uso de hongos que permita el cultivo del dátil sin el uso de productos tóxicos, lo que da valor adicional al dátil al no presentar residuos.

Como explica Berenice Güerri, de este grupo, “los palmerales históricos están envejecidos; la planta se muere”. En ese sentido, explica que de ser plantas que necesitaban una o dos podas al año, al ser mayores, y con la entrada masiva de picudo rojo “hacía falta más dinero para mantenerlas y mucha gente que tenía huertos no ha podido hacerlo”, añade. En ese sentido, según indican desde este grupo operativo, el empleo de herramientas sostenibles abre las puertas de certificaciones que representan un valor añadido, como la certificación ecológica o la Halal, lo que puede suponer un mayor impulso a nivel comercial de los dátiles, como se hizo en su momento con la denominación de origen de la granada mollar.

Otros horizontes que explotar

Aunque no sólo de los dátiles, ya que como demuestran los marroquíes, de la palmera se puede aprovechar prácticamente todo para usos diversos: ropa, herramientas, mobiliario… Algo que a medio o largo plazo se quiere implementar, concienciando mediante la aplicación de nuevas tecnologías digitales o la práctica de técnicas de participación como la Custodia del Territorio. Esta consiste en conectar a gente que por herencia o tradición ha recibido como propiedad fincas con palmeras o huertos históricos y no está interesados en la gestión de los mismos. Pretende mediar con otras que sí quieren encargarse de cuidar esos huertos y revalorizarlos, “generar producción a través de ella”, especifica Güerri. Conectando esos bancos de palmeras y esos bancos de personas, se pueden crear condiciones para generar zonas productivas agrícolas y para revalorizar la palmera más allá del mero dátil o el hecho paisajístico. 

De esta forma señala que “se puede contribuir a evitar la regresión e incluso a fomentar la expansión de este cultivo”. Asimismo, para contribuir a esta última el colectivo también apuesta por la homologación de los útiles necesarios para los cuidados culturales de la palmera, que el oficio del palmerero sea reconocido oficialmente y que salga de un ambiente más tradicional o cerrado, lo que dificulta que se abra ese aprendizaje. Además de los productos obvios, desde esta suma de fuerzas hay otras ideas en mente como la de trabajar en otras exquisiteces con dátiles —bombones, helado…—, realizar proyectos con drones y sensorización para conocer mejor los cultivos existentes, sacar más partido al potencial turístico de las palmeras y poner en valor el papel de esta plantación como regulador de un clima apacible, su positivo papel en plantaciones por la luz que dejan pasar para cultivos de interior si se colocan en el exterior… Algunas de estas son sólo algunas opciones y propuestas que se pueden visitar en su web.

En estos momentos, el grupo operativo está elaborando un proyecto de innovación, y la redacción del documento cuenta con una financiación de 65.000 euros de la convocatoria 2018 de la SUBMEDIDA 16.1 del Programa Nacional de Desarrollo Rural, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa) y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader). Tras acabar este estudio para conocer los factores clave de este cultivo tradicional y cómo ponerlo en valor, se solicitaría una nueva ayuda en una segunda fase para poner en práctica estas medidas de conservación y aumento de las potencialidades del palmeral.

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