ALICANTE. No hay que frenar la euforia. Ese es el mensaje que Lluís Planagumà intenta hacer calar tras el meteórico inicio de liga del Hércules. Un arranque de competición solo visto por los más mayores en estas tierras, y que con días de acierto, otros de oficio, y también de fortuna, han encaramado a los alicantinos a la primera plaza de la tabla. Ya ven, he tenido que dejar la televisión para que este equipo arrancase. Aquí tienen ustedes a su auténtico gafe.
Personalmente, y ya como aficionado que se retiró hace unos meses a ver crecer la hierba, puedo afirmar que la parroquia del Rico Pérez no había estado tan eufórica en los años que desempeñé mi labor comunicativa. Muchas cosas han cambiado. Hay un delantero que marca goles y crea juego, un centro del campo que agrada, jugadores de banda con mucho peligro, un banquillo contrastado, y hasta Falcón parece que se ha puesto las pilas. Nunca fue santo de mi devoción, pero al César lo que es del César.
Parece que Portillo ha hecho bien su trabajo. No era fácil, pero quitando filiales en el grupo, puede que este año el madrileño cuente con una diferencia competitiva en lo económico, que tal vez le dé un plus en lo deportivo. Lo que no me gusta nada es que, ahora que los planes parece que salen bien, haya una corriente de opinión que se empeñe en desprestigiar lo conseguido por el madrileño. No cuesta nada (de hecho yo mismo lo he hecho con el propio Falcón) afirmar que el de Aranjuez tiene parte de culpa de lo ocurrido. Sí, al César lo que es del César.
En este inicio liguero, hay un jugador que me ha sorprendido por encima del resto. Nani, prácticamente debutante en la categoría, ha supuesto un reemplazo excepcional para el veterano Paco Peña, hoy jugador del Intercity en Preferente. Admito que albergaba dudas acerca de si un chaval de 21 años, y que solo acumulaba un puñado de minutos en la categoría, sería capaz de cubrir ese hueco. Un ratito en el Pinatar contra el Cádiz me sirvió para salir de mi error. De Carlos Martínez ni les voy a hablar, ya habla él en el campo, y callan los que dudaban del delantero en pretemporada.
Todo esto está muy bien, y al final, se trata de que entre la pelotita, pero ya saben ustedes que el Hércules suele jugar más partidos que los del fin de semana. Como bien nos ha explicado Óscar Manteca, el pasado viernes quedó visto para sentencia la famosa "multa" (que no lo es, pero miren, que lo explique Manteca) de 7 millones de euros que pesa sobre el club blanquiazul. Poco se ha hablado de esto en prensa, radio o televisión, salvo honrosas excepciones como la de Alicante Plaza, y me parece un gran peligro. Ahí también se juega el futuro del club, y mal nos irá si miramos a otro lado. Ya saben que Alicante no sería Alicante sin líos. No sé si alguna vez veremos a un Hércules que no mire al futuro con miedo, y al pasado con vergüenza, pero en el camino del presente, mejor avanzar con la cabeza alta.