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ENTREVISTA A la INVESTIGADORA DEl csic GloRia Sánchez

"Es posible que no se haya sacado todo el provecho a la información de covid en aguas fecales"

7/12/2021 - 

VALÈNCIA. Doctora en Biología, Gloria Sánchez Moragas está especializada en Microbiología Alimentaria. Su investigación ha estado dedicada al estudio de patógenos en alimentos, principalmente los virus entéricos -transmitidos mayoritariamente por la vía oral-fecal-. Y actualmente, desde el IATA, el Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos del CSIC, trabaja como investigadora de un proyecto que ha resultado determinante para el desarrollo de la pandemia: el estudio de la presencia del coronavirus en las aguas residuales. Los métodos desarrollados por este grupo, en el que la científica es investigadora principal, son los encargados de rastrear el virus en el programa Vatar-covid-19 del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, por haber sido pionero en este sector, pues fue el primero en publicar artículos en España y el tercero a nivel mundial. 

-El inicio del proyecto de investigación se remonta a 2016, ¿con qué objetivo surgió?

-En 2016 se inició el plan nacional con colaboración con Gamaser, la empresa que gestiona el control de calidad del agua. Buscábamos virus que se excretan en las heces, y a través de las plantas depuradoras, pueden llegar, por ejemplo, al agua de riego o el agua de mar. Como ya teníamos procedimientos para detectar virus en agua y alimentos, cuando llegó la pandemia, se vio que el coronavirus se encontraba en las heces y, a pesar de que no es un virus que a nivel de seguridad alimentaria sea un problema, lo hemos utilizado como herramienta epidemiológica. En nuestra línea de investigación, adaptando nuestros protocolos y las PCRs que realizábamos a la detección del coronavirus, vimos que podíamos detectarlo. 

-¿Cómo funciona el programa Vatar?

-Desde julio de 2020, se analizan las aguas de 38 plantas depuradoras de España en cuatro laboratorios, en la Universitat de Barcelona, en la de Santiago de Compostela, en el Cebas-CSIC en la Universidad de Murcia y en el IATA, donde semanalmente se realiza la detección de SARS-CoV-2 para ver cómo están los niveles del virus en la población. El Ministerio, a través de una empresa pública, nos envía cada semana las muestras, y vienen de toda España. Aquí por ejemplo llegan de Mallorca y Andalucía también. Así, todas las comunidades autónomas están cubiertas para tener una visión general de la circulación del virus y sus variantes. 

Gloria Sánchez en el laboratorio donde trabaja. Foto: MARGA FERRER

-¿Qué os sorprendió cuando empezasteis a analizar presencia de la covid-19? 

-En la Región de Murcia, si no me equivoco ya el 12 o el 14 de marzo de 2020, cogimos las primeras muestras. Y observamos la presencia del virus antes de que en esta zona hubiera casos. Pero hay que ponerse en el contexto, estábamos en el principio de la pandemia, cuando solamente se hacía diagnóstico clínico de las personas que estaban hospitalizadas. El SARS se excreta en heces, en pacientes tanto sintomáticos como asintomáticos. Nos permitía ver la parte de asintomáticos que no se podían diagnosticar en clínica. 

-¿Y cómo obtenéis la información de las variantes? 

-Por técnicas de PCR se ve si suben o bajan los niveles de SARS, y también con PCRs específicas estamos detectando, hasta ahora, mutaciones de la variante alfa, delta y gamma. Lo que llevamos viendo todas las últimas semanas, como se ve en clínica, es que en las aguas residuales había delta. Pero la PCR de la mutación que estábamos utilizando para la variable alfa nos permitiría saber si ómicron está presente, porque las dos tienen esta misma mutación. Por lo tanto, si ahora mismo apareciera alfa, podría ser una señal de que ha entrado ómicron. Aunque para cerciorarse habrá que secuenciar el material genético y ver si tiene todas las mutaciones que presenta esta nueva variante, pero esto es un procedimiento más tedioso. 

-¿Existe entonces un rastreo sistemático de coronavirus en las aguas fecales?

-No tenemos capacidad de hacer el seguimiento de ciudades como València, donde se recogían tres muestras semanales en más de 20 sectores. Nosotros hemos facilitado los procedimientos a más laboratorios. Ahora hay un sistema, hay muchas empresas que han entrado y se han acreditado, y laboratorios de la Comunitat Valenciana que hacían análisis de aguas lo hicieron con este enfoque. Pero la mayoría de estas empresas son privadas. Y esto ha sido el problema. En el momento en el que ayuntamientos contratan a laboratorios privados, dependerá del consistorio; ellos deciden si publican los resultados o no. El Ayuntamiento de València lo hace, pero no todos. Igual que hay laboratorios que envían los programas de monitoreo regionales a los gobiernos, aunque no estén obligados. No hay tanta coordinación como debería, pero en la mayoría de casos los datos se emiten.

Gloria Sánchez en el IATA. Foto: MARGA FERRER

-¿Y de qué manera influye esta información en la toma de decisiones políticas?

-Se han generado muchos datos, y yo no sé si siempre y en todos los casos estos se han utilizado como una herramienta complementaria a lo que se genera en clínica. Puede ser que no se haya sacado el provecho que se podía haber sacado. Cuando sucedió el boom de las aguas fecales, todos los ayuntamientos realizaron estudios en aguas fecales, pero no tengo tan claro que todos los ayuntamientos hayan usado la información. Creo que ha podido ser un “vamos a hacerlo porque todo el mundo lo está haciendo”. 

Yo estuve en el comité de expertos de la presidencia, y cuando nos convocaban explicaba el estado de las aguas residuales y la presencia de coronavirus en ellas. Pero no sé si esto también se ha producido en otros lugares. Al final, en las decisiones políticas, y al hablar de restricciones, también tiene mucho peso la parte económica. No es un trabajo fácil y tienen que jugar con todas esas cosas. Pero sí, esa información se ha trasmitido. 

-¿Se ha trasladado el proyecto a nivel internacional?

-Ya se han organizado muchas redes a nivel internacional. Es más, la Unión Europea ha publicado recomendaciones para hacer el seguimiento de las variantes de la covid, y una de ellas está dirigida a las aguas residuales. El proyecto Vatar, que fue inicialmente nacional, ahora ha tenido su continuidad no solamente en su seguimiento, sino también contemplando las variantes, debido a estas recomendaciones a nivel europeo. 

Gloria Sánchez. Foto: MARGA FERRER

-¿Cómo cambió el coronavirus el rumbo de este laboratorio?

-Nosotros teníamos proyectos “no covid” antes de la pandemia, pero en el momento en el que empezó nos dedicamos a fondo a las aguas residuales. El 90 por ciento de nuestro proyecto ha estado relacionado con el coronavirus. Es verdad que antes éramos un grupo más pequeño, y el año pasado entraron investigadores nuevos para dar un poco de apoyo al equipo SARS y poder continuar con proyectos que teníamos concedidos antes de la pandemia. Intentamos volver a nuestra normalidad, pero cuando aparece una nueva variante vamos locos a buscarla. Es la historia de nunca acabar. 

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