entrevista con el ex ministro de exteriores 

García Margallo: "Lo de Ucrania acabará con un alto el fuego y el país dividido en dos, como Corea"

24/06/2024 - 

ALICANTE. Esta semana, en La Entrevista de Alicante Plaza charlamos con José Manuel García Margallo, hacemos balance de su trayectoria con el que fuera ministro de Exteriores en el gobierno de Mariano Rajoy, que hace unas semanas anunció su marcha de la primera línea política, y analizamos la actualidad internacional así cómo los movimientos geopolíticos que se están dando en casi todas las partes del mundo. 

-Viendo como está polarizado el panorama político, ¿cómo vive la situación un centrista convencido como tú? 

-Creo que es la peor época que recuerdo en mi larga vida política en aspectos de polarización. Sin embargo, no es la más difícil, la más complicada fue la era de la transición, tiempo en el que España tuvo que desmantelar la dictadura. En términos de enfrentamiento y de falta de entendimiento entre las fuerzas políticas no recuerda una etapa peor.

(P): Fuiste ministro de exteriores en el Gobierno de Mariano Rajoy, ¿de qué te sientes más orgulloso en esa etapa? 

-Fui el único ministro que publiqué un libro estando en activo en el que desgranaba los objetivos y la idea que tenía al frente de la cartera ministerial.  Se debía establecer un cuadro normativo que marcaría las pautas de España a nivel de política internacional, y en ese marco se aprobaron varias leyes como la ley de Tratados Internacionales y la Ley de Acción Exterior. Después se marcaría la estrategia de política exterior. En términos más concretos lo más difícil fue conseguir la nominación para el Consejo General de la ONU, que España se impuso a países como Turquía y esa etapa nos colocó en la institución en una etapa convulsa con la secesión de Crimea y los últimos coletazos de la guerra de Siria. 

"Creo que es la peor época que recuerdo en mi larga vida política en aspectos de polarización. Sin embargo, no es la más difícil, la más complicada fue la era de la transición"

En el campo trasatlántico, durante mi etapa las relaciones con Estados Unidos eran extraordinarias, de hecho a los pocos meses de tomar posesión de mi cargo me reuní con la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton. Es encomiable la gestión de las relaciones con ellos frente a la actitud del anterior gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero ante la retirada de las tropas de Irak pillando por sorpresa a los aliados. Precisamente, los vínculos con las naciones latinoamericanas también tuvieron que enmendarse ante el abandono del ejecutivo anterior. No me quiero olvidar tampoco, de la creación de la marca España, medida con la que situamos más si cabe a nuestro país en el entorno internacional.

-Ahora que has comentado las relaciones con iberoamérica, es curioso que cuando Pedro Sánchez llegó a la Moncloa se ponía en valor que con su gobierno  España volvía a figurar en las escena internacional, sin embargo, estamos viendo como en la presente legislatura determinadas buenas relaciones se están diluyendo. Da la sensación de que en el gobierno de Rajoy las relaciones bilaterales con otras naciones eran más tranquilas, ¿no?   

-En el discurso que hizo Pedro Sánchez en el Parlamento Europeo en la presidencia de turno española en la Unión Europea es la primera vez que veo que se abuchea a un presidente en ejercicio. En iberoamérica sólo hay que ver lo que está ocurriendo con Argentina, un rifi rafe que viene de lejos, encendida la mecha del fuego cuando Sánchez dijo que Javier Millei representaba lo que él más detestaba en política. Las relaciones con el Magreb eran magníficas y se deterioraron cuando acogió en España al líder del Frente Polisario. Después determinadas actuaciones como el giro de la posición diplomática sobre el Sahara y ha ocasionado que se produzca un enfriamiento en las relaciones con Argelia, tanto es así que el ministro de exteriores actual todavía no ha conseguido que sea recibido en el país africano. A nivel interno se da también la paradoja de que mientras Pedro Sánchez está totalmente entregado a la política de Rabat, hay una parte del gobierno que sigue apoyando las reivindicaciones del Frente Polisario. No hay una acción de política exterior coherente, y las relaciones exteriores no pueden ser exitosas si no hay una mínima coherencia. 

-Me viene a la cabeza eso que dice Enric Juliana de “mapas, mapas, mapas”, ¿en política exterior se debe tener una sensibilidad de lo que ocurre sobre el terreno en los países o se pueden juzgar los conflictos desde el sofá a miles de kilómetros? 

-La situación se puede analizar desde kilómetros pero luego hay que poner los pies en el terreno y entrevistarse con los diferentes emisarios nativos. En el conflicto por ejemplo de Gaza hace falta ir ahí, por ejemplo, en mi etapa como ministro de exteriores estuve las mismas veces en Palestina que en Israel. Se debe recopilar toda la información nativa antes de analizar la situación de forma objetiva, no sólo de los países protagonistas de los conflictos sino también de los países de su entorno. La confianza y que te vean como un actor serio es elemental en las relaciones exteriores y en las relaciones humanas.

-Al pisar algunos países y conocer su realidad como ministro de exteriores, ¿te cambió la perspectiva que tenías desde fuera cuando todavía no los habías visitado? 

-Digamos que yo llegué entrenado al cargo, venía de haber estado en el Parlamento europeo y ahí tuve la oportunidad de viajar mucho al participar en diferentes misiones de documentación electoral. Si que es verdad que el ser ministro de Exteriores te da una visión mucho más rica que cuando lo ves desde la barrera. Además de los viajes oficiales, las reuniones con los casi doscientos embajadores que tiene España en diferentes países te da una visión muy amplia.

-En el conflicto de Ucrania da la sensación que no se tiene una perspectiva amplia, de hecho en ocasiones da la impresión de que la emoción nubla determinados juicios históricos como el hecho de que Crimea era Rusia y que era donde veraneaban los zares rusos, ¿cómo se puede discernir de forma objetiva conflictos como este sin caer en la emotividad? 

-Desgraciadamente en nuestro país la política exterior no interesa demasiado, Ortega y Gasset decía que “para que en España nos enteremos que hay cañonazos los tenemos que sentir en el oído”. Para entender lo que pasa en Ucrania hay que comprender la política exterior rusa, una que busca mantener alejada a Occidente de sus dominios, una estrategia que ha seguido esa máxima desde Pedro el Grande. Rusia siempre ha intentado mantener un cinturón de seguridad para mantener a raya a sus enemigos, ese es el motivo por el que se firmó el pacto de Varsovia en 1955.

"Para entender lo que pasa en Ucrania hay que comprender la política exterior rusa a lo largo de su historia"

La tensión actual es cuando se ofrece a Georgia y a Ucrania entrar en las instituciones europeas, y eso provoca rupturas en la nación georgiana. A lo largo de los años, desde la presidencia ucraniana de Víctor Yanukovic no ha hecho más que tensionar la situación con el rifirrafe entre las instituciones occidentales y Rusia. El gobierno ruso está incumpliendo los tratados internacionales al llevar a cabo la invasión de Ucrania, para ellos las fronteras ucranianas son rusia, es como para nosotros Asturias. Cuando occidente empezó a sondear su país vecino Rusia entendió que estaban dentro de su territorio cultural. El conflicto se solucionará con un alto al fuego y Ucrania se partirá en dos como ocurrió con Corea. 

-¿Se taponará la situación ahí? 

- Se dividirá el país en dos hemisferios y la parte ucraniana deberá ser reconstruida por la Unión Europea. Ucrania será junto a Polonia el país con mayor fortaleza militar para bloquear toda aspiración expansionista de Vladimir Putin. 

"El reconocimiento de Gaza, a toda prisa y sin sentarse a negociar no soluciona el conflicto, es un acto meramente simbólico y torpe"

-Pedro Sánchez reconoció a Palestina a finales de mayo, muchos expertos dicen que esa medida es la única solución para calmar las aguas en el conflicto, ¿En qué se ha equivocado el gobierno en esa iniciativa? 

-La división de Palestina está acordada por las naciones en 1948. Es cierto que la única solución del conflicto pasa por el reconocimiento de los dos Estados, pero sin embargo se necesita un consenso mayor, que ese reconocimiento sea aprobado por las grandes potencias. El problema que ha habido no ha sido el cómo sino el cuándo, la situación de las zonas palestinas, sobre todo en el caso de Gaza, franja gobernada por Hamás, un grupo terrorista que no reconoce a Israel y quiere echar a los judíos al mar. Si reconoces a Palestina sin una negociación con Israel no se pueden sellar determinados aspectos fronterizos, tampoco se sabe que situación tendría Jerusalén y tampoco se plantearía la situación de los refugiados. Un reconocimiento a toda prisa y sin sentarse a negociar no soluciona el conflicto, es un acto meramente simbólico y torpe, debería haber esperado a que la toda la Unión Europea apoyara en bloque ese reconocimiento

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