VALÈNCIA. Columpios, bares, cámaras de vigilancia -activadas en todo momento- y setos con formas muy divertidas. Esto es lo que se puede ver a simple vista en un corto paseo por Parque Ciudad, mientras uno se codea con los seres antropomórficos que andan merodeando por las calles. Todos ellos están pintados cuidadosamente a rotulador por Carlos González Boy, quien junto a la editorial Apa Apa Cómics hace su sueño realidad y consigue construir el Parque Ciudad entre las páginas de una novela gráfica tan colorida como “surrealista”.
Entre sus viñetas cuenta la historia de una “ciudad” en la que todo el mundo se cree en el centro y en la que realmente nadie está al mando. Un espacio en el que unas criaturas adorables llamadas “colorcitos” intentan mantener el orden y en la que la reportera Diva es quien lleva la orden del día en todo momento. Con un estilo que recuerda al de los videojuegos, Boy presenta a todos los ciudadanos del libro en las primeras páginas, haciendo que el lector pueda conocer algunas de las características que componen su personalidad.
Por ejemplo, la función de Diva es “informar de la actualidad de Parque Ciudad con mucho carisma”, mientras la de Fumadora es “fumar y cotillear”. Un detalle que le permite al autor presentarlos al público sin que tengan que hablar demasiado: “Hablamos de personajes que intentan ser perfectos y convertirse en los mejores ciudadanos, aunque poco a poco se les tiene que conocer”, defiende el autor. Lo hacen en un mundo distópico en el que todo está controlado vía satélite, al más puro estilo 1984 y con un relato que algunos lectores asocian con historias como la de Un mundo feliz: “No tenía esas referencias directas al escribirlo, pero de alguna manera influyeron a grandes rasgos en lo que quiero construir, lo que hago es generar un poco de movimiento dentro de la ciudad e ir contando cómo es su vida dentro”.
A lo largo de capítulos que se dividen en zonas del mapa, consigue contemplar a vista de halcón lo que sucede en este espacio que ha construido a lo largo de tres años en los que busca generar un espacio “novedoso y finito”: “Busco crear un espacio distópico en el que recrearme e imaginar lo que me rodea. Intento centrarme en las mini historietas que viajan a lo largo de toda la ciudad y contarlas a través de mis personajes, dejándome llevar por la intuición y por quienes tienen que ser”, destaca el autor, que pone “trampas” constantemente a sus protagonistas para que muestren su verdadero talante. Aunque ojo, que no engañe al lector el tono colorido de esta novela, a lo largo de Parque Ciudad también hay escenas de sexo, violencia y chantaje emocional en las que los personajes se muestran devastados.