La política me ha hecho conocer personas increíbles, grandes profesionales que a cualquiera en su sano juicio le gustaría tener como referentes. Una de esas figuras es la vicealcaldesa de un municipio de Madrid que, hablando la semana pasada con ella, me relataba como terminó llegando al consistorio sin apenas haber cumplido la treintena. Con los ojos vidriosos propios del que sabe que está haciendo lo correcto pese a haber renunciado a una suculenta vida en el sector privado, me contaba su trayectoria destacando que antepuso su vocación política al desarrollo de su propio despacho de abogados. Sin necesitar un sillón para sobrevivir, imaginó su sueño, respiró, y sin dudarlo un instante, fue a por él. Que sería del mundo sin los románticos… Un amigo me suele decir que un proyecto se derrumba cuando lo abandonan los idealistas.
Quijotes que contrastan con piratas anhelantes de arrasar con todo lo que ven sin tener una pizca de generosidad. Individuos que no entienden la política como un servicio, si no como un oficio, no como una etapa en la que perder dinero por el bien común si no un tiempo en el que llenarse los bolsillos para asegurarse una cómoda jubilación. Ansias acaparadoras que ciegan al individuo, pasiones avariciosas que coartan la razón propiciando la elección del momento menos oportuno para conseguir su objetivo monetario nublando el juicio y aislando al sujeto de la realidad ignorando las circunstancias.
Todo esto lo digo por el lío relacionado con la ampliación del cupo de personal de confianza en el Ayuntamiento de Alicante. Como señaló Alicante Plaza, la nueva medida ha supuesto que se esté llegando casi al límite de 29 asesores en el consistorio, -actualmente son 27-, e incrementando el gasto público, al igual que afirmó el concejal de Podemos Xavier López, en 200.000 euros. Actuación, que es lícita y legal, pero lo que deberíamos cuestionarnos no es la idoneidad reglamentaria de la iniciativa, sino la conveniencia circunstancial. ¿Era de verdad necesario incrementar los salarios o ampliar las nóminas municipales con la que está cayendo? Creo que no. Y a sabiendas de que no va a constituir una regla sino una excepción, estoy totalmente de acuerdo con el portavoz de Podemos cuando señala que el bipartito no vive en la realidad. Ojalá no tuviera que darle la razón. No me duele, porque cuando uno no tiene el sectarismo como bandera es conocedor de que pese a las discrepancias ideológicas que puedan existir entre dos sujetos siempre hay un punto de unión. Me incomoda que el gobierno municipal, - a cuya gestión no tengo nada que objetar, a excepción del área LGTBI y Turismo, por eso quizá Maricarmen Sánchez haya decidido centrarse en su labor gobernativa renunciando a una portavocía que recaerá en el eficiente concejal de Cultura Antonio Manresa -, dé la razón mediante sus actos al colega de Pablo Iglesias. Digo lo mismo que cuando critico a la izquierda, si no actuaran de ese modo, con ese comportamiento tan reprochable, seguramente estaríamos en comunión. Sintonía que se altera cuando en una pandemia que está dejando en la cuneta a millones de españoles, lo que hacen nuestros gobernantes es incrementar su cartera de pupilos trasformando un ente público en una empresa de colocación.
De eso se corre el riesgo, de convertir un ayuntamiento destinado a velar por los problemas de los alicantinos en una plataforma para rescatar a desdichados poco cualificados. Me pregunto… ¿De verdad no podían esperar? Les prometo que si ustedes hubieran ejecutado este plan dentro de unos cuantos meses o un año cuando la situación económica estuviera mejor, seguramente un servidor no estaría escribiendo estas líneas. Frases independientes sin ningún tipo de sesgo. Como le dije a Miquel González el otro día, -periodista al que considero un ejemplo de imparcialidad-, desde que dejé el circo político estoy usando la pluma con mayor holgura. Se que nadie me va a llamar para decirme que quizá debería haber escrito otra cosa o que tendría que pasar mis artículos por un escáner de verificación. Me siento liberado.
Emancipación, que es vida. Es saber a dónde ir, es tener a la conciencia como única señora. La diferencia entre el que se debe a un hombre y el que le rinde pleitesía únicamente a sus principios se refleja en la comparativa entre Anthony Fauci y Fernando Simón. El primero es un reputado inmunólogo que asesora al gobierno de Donald Trump sobre la crisis del covid-19 y que no duda en criticar ciertas comparecencias del presidente norteamericano. El segundo, por el contrario, se trata de un funcionario que durante la emergencia sanitaria ha obviado sus criterios médicos, -no tengo ninguna duda de que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias es un experto-, para dar paso a los falsos diagnósticos instigados por sus superiores. Uno es dueño de su destino y capitán de su alma mientras que el otro está maniatado por sus filias y miedos. Albert Rivera siempre dice que el tener una vida fuera de la política es lo más parecido a la soberanía…
Expresidente de Ciudadanos que precisamente al dar el salto al panorama nacional hablaba de reducir el número de asesores en las instituciones. Por eso me impacta que desde que Maricarmen Sánchez llegó a la vicealcaldía alicantina, lo único que ha hecho es ir aumentando la cifra de personal de libre designación. Debe de ser que confía en matar el aburrimiento, -hastío que seguramente se incremente ahora que ha dejado de ser la cara del bipartito-, con un flujo incesante de personas trabajando en el consistorio. Me disculparan la broma, no podía evitarla. Actúa como piensas o terminaras pensando como actúas, es una máxima impepinable. Habría que ver lo que dicen ahora estos mismos que prometían la regeneración de las instituciones… Organismos que están igual o peor que antes. ¿No se les remueven las entrañas a los dirigentes cuando ningún líder nacional aprueba en las encuestas? Marco Aurelio decía que los que no escudriñan los movimientos de su propia alma, fuerza es que sean desgraciados.
Desventurados que amenazan a su alrededor, porque dime con quien andas y te diré quién eres. El consistorio alicantino está conformado por grandes profesionales que han renunciado a un periodo de su carrera, como es el caso de Luis Barcala, Adrián Santos o José Luis Belenguer, para servir a sus conciudadanos, pero si estos mismos se dejan llevar por los amiguismos priorizando la colocación de sus afines al atajo de la crisis económica y sanitaria, manifiestan actuar del mismo modo que los que viven de la política y no para la política.