ALICANTE. La provincia de Alicante es una inagotable fuente de lugares con historia que conviene visitar. Y es que, desde la era prehistórica, los habitantes de los distintos enclaves que hoy conforman este territorio han ido sembrando la provincia de patrimonio con incontables tesoros. Desde las pinturas de arte rupestre que se pueden encontrar en Vall de Gallinera, que son Patrimonio de la Humanidad desde hace más de veinte años, se puede iniciar un viaje por la historia que atraviesa distintas etapas hasta llegar a la actualidad. Buen ejemplo de ello es el asentamiento ibérico y posterior villa romana de la Illeta dels Banyets, en El Campello, así como la Torre de la Almudaina, que se remonta a la época islámica medieval. Por otro lado, la localidad de Benissa ofrece un inigualable viaje a la Edad Media a través de las calles de su casco antiguo. Mientras que la propuesta más próxima a la época contemporánea nos lleva hasta Novelda, con una ruta modernista con la que contemplar la arquitectura del esplendor económico de la provincia.
El municipio alicantino de Vall de Gallinera, en la comarca de la Marina Alta y perteneciente al partido judicial de Dènia, se encuentra rodeado de montañas. Este paraje único está envuelto por la Sierra del Almirante, la Sierra de la Albureca y la Sierra Foradada, en el valle por el que transcurre el río Gallinera, lo que da nombre a esta localidad que cuenta con hasta ocho núcleos urbanos. Sin embargo, antes de que existieran esos asentamientos de población que hoy se desarrollan, este mágico lugar ya fue elegido por los primeros hombres, hace más de 7.000 años.
Los mismos que dejaron su huella a través de numerosas pinturas rupestres de estilo esquemático, macroesquemático y levantino. Más de 400 pinturas prehistóricas que se encuentran en 17 cuevas distintas. Unos abrigos naturales de la montaña que han sufrido la acción del hombre contemporáneo, con incidentes como el robo con radial de algunas de esas pinturas, pero que actualmente han sido protegidos y puestos en valor por la Diputación de Alicante. La administración habilitará allí un Centro de Interpretación del Arte Rupestre a lo largo de este año. Mientras tanto, aquello sigue siendo un lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza y la historia, siempre con respeto.
En el municipio costero de El Campello se encuentra una pequeña península a las faldas de la Torre Vigía de la Illeta, construida entre los años 1554 y 1557 para prevenir a la población de los ataques de los piratas berberiscos. Este es uno de los enclaves arqueológicos alicantinos de más importancia cultural, ya que allí se han descubierto restos de asentamientos pertenecientes a varias etapas históricas diferentes.
Por allí han pasado y se han establecido civilizaciones de la época Romana, la Ibérica y la Edad de Bronce, entre las más importantes, con lo que se puede fechar su antigüedad en más de 5.000 años. Una historia que además es contada a través de visitas guiadas teatralizadas en las que se explica con detalle cada una de las particularidades de este lugar. Viaje que recorre desde la Prehistoria hasta la Edad Media, contando con humor, pero sin perder el rigor histórico, multitud de datos curiosos. Unas sesiones especiales que se llevarán a cabo del 19 al 21 de abril, durante la Semana Santa.
En el interior de la montaña alicantina, en la comarca de El Comtat, se erige la Torre de la Almudaina, una fortificación singular que es, además de una seña de identidad de dicha población, también un icono del patrimonio histórico alicantino. Este Bien de Interés Cultural fue construido en época islámica medieval, formando parte del fortificado de la alquería que allí se ubicaba, Al-Mudayyina (la ciudadela), que da nombre al municipio. Una torre de más de 800 años de antigüedad, la cual mencionaba Gabriel Miró en su novela Las cerezas del cementerio (1910). En la actualidad, el edificio alberga un museo etnográfico que permite conocer detalles como su particular método de construcción. Visitarlo es una oportunidad perfecta para dejarse llevar también por la naturaleza y el entorno de la localidad.
La localidad de Castalla, en la comarca de la Foia de Castalla y perteneciente al partido judicial de Ibi, alberga uno de los castillos con más historia de la provincia de Alicante. Se trata de una fortaleza de origen islámico construida en el siglo XI sobre restos del neolítico y de época íbero-romana a la que se le realizaron diversas reformas en época cristiana, en los siglos XIV a XVI. Situado en lo alto de un cerro, da la bienvenida a los visitantes desde un lugar tan estratégico como codiciado en los distintos enfrentamientos militares. Aunque estuvo en desuso e incluso abandonado durante algunas franjas de tiempo, fue importante en la Guerra de Sucesión, como parte del bando borbónico, o en la Guerra de Independencia, dando al bando español una importante victoria frente a los franceses el 13 de abril de 1813. La visita a su entorno y la oferta gastronómica de la ciudad, típica del interior de la provincia, son el complemento perfecto.
Benissa, en el sur de la comarca de la Marina Alta, vive sus fiestas patronales en honor a la Puríssima Xiqueta durante el mes de abril. En esta ocasión, coincide en gran medida con la Semana Santa, siendo una oportunidad inmejorable para vivir la esencia del pueblo en todo su esplendor. Un momento perfecto para pasear por sus calles y contemplar unos edificios que trasportan automáticamente a la Edad Media y el Renacimiento. Su privilegiada ubicación junto al mar permite disfrutar de otros ambientes y experimentar una jornada de contrastes en una típica villa valenciana.
Comenzando el camino por la plaza del Portal, antigua entrada a la ciudad cuando estaba amurallada, el visitante se topa con el Ayuntamiento. Siguiendo hacia la plaza de la Iglesia Vieja, allí se encontrará una réplica de la fachada original de este edificio que, además, servía para dar cobijo a los vecinos cuando eran atacados. Pero la ruta podría continuar por cualquiera de sus calles históricas como la Purísima o Desamparats. Cualquiera de las opciones lleva a encontrarse con hermosos edificios históricos y casas solariegas. Entre otros, el convento de los Franciscanos y la iglesia neogótica de la Puríssima Xiqueta.
Novelda está incluida en la Ruta Europea del Modernismo por su cantidad de edificios con la singular arquitectura propia de finales del siglo XIX y principios del XX. El municipio del Medio Vinalopó encuentra sus máximos exponentes del Art Nouveau en la Casa Museo Modernista de la calle Mayor, donde también se encuentra el Centro Cultural Gómez-Tortosa; además de la Casa Mira, en la calle San Vicente. La proliferación de los particulares ornamentos en las fachadas vino aparejada con la transición hacia una economía basada en la producción y comercialización agrícola. La demostración de poderío de esa nueva clase burguesa, más culta y emprendedora, sirvió para fomentar el desarrollo de este arte que ahora es uno de las mayores señas de identidad de esta población alicantina.