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'sexbook' vuelve a juntar a Nacho M. Segarra, Maria Bastarós y Cristina Daura

El sexo es política: un viaje ilustrado sobre la historia de la sexualidad

10/11/2021 - 

VALÈNCIA. Nacho M. Segarra, Maria Bastarós y Cristina Daura crearon en 2018 Herstory: una historia ilustrada de las mujeres, una revisión por los referentes femeninos de la historia mundial. Y vieron que era bueno. Ahora, el mismo equipo titular ha armado Sexbook: una historia ilustrada de la sexualidad, un segundo volumen encargado por la editorial Lumen “con menos cortapisas” pero sin perder el compromiso político con el presente. Según explica el propio Segarra, el melón que han querido abrir en esta ocasión lo han dividido en tres intenciones: “una historia LGTB, una historia feminista, y una historia de la sexología”, en una selección que “fuera significativa pero que fuera divertida”, en un ejercicio de mayor libertad temática: “el proceso ha tenido más que ver con el placer. En este hemos podido dedicar un artículo al boom de Garganta Profunda, y en Herstory había una tarea de ampliar referentes y a lo mejor las Riot Girls no eran tan relevantes para ello”, matiza Bastarós.

Pero empezando por el principio, hay en Sexbook dos apuestas claras. Primera una mirada transfeminista que se preocupa por la vulnerabildad histórica de las mujeres, pero también de las personas trans y el movimiento LGTBIQ+ en general, además de las trabajadoras sexuales y otras disidencias sexuales. “Para Nacho [Segarra] y para mí el compromiso político es muy importante y nos gusta que se note. Hemos querido ser… elocuentes en aquello que nos gusta y lo que no nos gusta”, explica la autora. “Los puentes están quemados, y ahora hay que preguntarse qué historias comunes podemos contarnos. No solo hablar de una historia feminista, ni una solo LGTB, ni una solo heteronormativa”, completa su compañero.

La segunda apuesta clara es el tono. Y es que a pesar de la documentación y el repaso amplio que suponen las las más de 200 páginas del libro, las ilustraciones de Daura o la manera de contar las historias lo vuelve popular. No se trata de aligerar, sino de desplazar la narrativa: “Pensamos en hacer el libro que nos hubiera gustado leer de adolescentes. Nos apetece informar, sin duda, pero también reconfortar si —por ejemplo— estás viviendo un momento en el que tu identidad o tu orientación o tus fantasías te convierten en un ser monstruoso”. “Los libros ilustrados tienen fama de ligeros, pero no solo el trabajo de los textos es exhaustivo, sino que Cristina [Daura] escribe las primeras líneas de cada página”, alaba Segarra. “El libro tenía que ser vistoso y entrar por los ojos para que se leyera, para mí ese era el gran reto”, confiesa Daura.

Foto: JAIRO VARGAS

Las primeras 80 páginas se ocupan de la historia anterior al siglo XX, pero son las últimas décadas las que tienen un peso mayor en este compendio. ¿Es que acaso la sociedad ha vivido una revolución sexual en estos años o es una cuestión de diálogo con el presente? María Bastarós apuesta por lo segundo: “incluso a la hora de explicar las historias de los primeros siglos, hemos intentado que siempre le dijeran algo a la persona que lee el libro ahora”. “La historia de la sexualidad del siglo XVIII me alucina, pero no deja de ser un campo en constante evolución y con un componente cultural muy importante. Eso ha hecho que nos cueste encontrar documentos sobre, por ejemplo, la historia del lesbianismo en Japón, y en todo caso, poder concentrarlo en un texto conciso. El cambio es tal que seguramente algunas de las identidades y cuestiones que abordamos en este libro estarán superadas dentro de 20 o 30 años”, analiza Nacho M. Segarra. A nivel formal, las referencias al gran pensamiento académico del principios del siglo pasado va mutando en otras de corte de más popular y horizontal: la historia y la disidencia sexual se construye hoy en blogs, en artículos, en movimientos ciudadanos, en redes sociales.

El campo de trabajo del libro es el de contar, en realidad, una historia de la sexualidad a través de la cultura popular. “Representation matters”, obviamente. Programas de televisión, casos mediáticos, Miley Cyrus moviendo el culo en una gala de MTV, la pornografía… Todo esto construye el imaginario de la sociedad. A Cristina Daura, por ejemplo, Instagram le censura sus ilustraciones para el libro. El algoritmo es un asunto de pura política de la sexualidad.

Un oráculo

El campo de trabajo del libro es el de contar, en realidad, una historia de la sexualidad a través de la cultura popular. “Representation matters”, obviamente. Programas de televisión, casos mediáticos, Miley Cyrus moviendo el culo en una gala de MTV, la pornografía… Todo esto construye el imaginario de la sociedad. A Cristina Daura, por ejemplo, Instagram le censura sus ilustraciones para el libro. El algoritmo es un asunto de pura política de la sexualidad.

Sexbook aborda la paradoja de mostrar sensibilidades e identidades que en los últimos años han conseguido una gran relevancia mediática —como el autoplacer femenino— y otras cuestiones que aún son tabú, como el BDSM. “El sistema y la heteronormatividad es la que decide lo que acepta y lo que no. Normalmente, cuando implica una oportunidad de consumo y mercado, todo está bien. En el caso del BDSM, con Cincuenta sombras de Grey. Pero en el momento en el que los planteamientos chocan con pilares como la familia tradicional, ya es rechazado”, explica Bastarós.

El oráculo es complicado, pero inevatible de preguntar a quien ha mirado el pasado sin temer a tratare el presente. ¿Qué nos espera en el futuro? Por una parte, apuntan a esos dos caminos post-covid, el del desenfreno o la intimidad romántica. Por otra, tras la exposición mediática y la importancia del debate sobre lo trans (con toda la hostilidad que conlleva), parece que el próximo melón a abrir es el del trabajo sexual. Bastarós augura que un debate público que “cuestiona los derechos de las personas a estar seguras con su identidad y un trabajo que, de facto, están llevando a cabo” puede ser “muy poco enriquecedor”.

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