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restauración contra el óxido

El reto de recuperar el patrimonio audiovisual tras el temporal

17/11/2024 - 

VALÈNCIA. Vídeos de boda, cintas familiares, películas antiguas y puede que alguna cinta de coleccionista. La Dana ha arrasado con todo a su paso y también con los recuerdos individuales que se esconden entre fotografías, diarios y también en las películas. Estas últimas ven en el agua su peor enemigo, ya que las oxida y las hace irreproducibles. Aunque parece difícil, existe una posibilidad para recuperar el patrimonio audiovisual y hacer que sobreviva tras el temporal. Hace una semana La Filmoteca valenciana publicaba en sus redes sociales que intentarían recuperar las filmaciones familiares -películas y vídeos- que hayan sufrido los efectos de la Dana y hacían un llamado para intentar recuperarlos. 

Tal y como lo explica Inma Trull, jefa de recuperación de La Filmoteca, esta promesa va de la mano de unas pequeñas pautas de conservación que pueden tener en cuenta las familias “siempre y cuando tengan los recursos para ello”. Para enviar las películas dañadas a restaurar las familias antes deben aclarar la película con agua limpia, ponerla en una bolsa de plástico zip y congelarla. Si se trata de una cinta de vídeo o DVD se debe mojar y dejar secar al aire. Bajo ningún concepto deben intentar desenrollar las bobinas, limpiarlas con un cepillo o un trapo, secarlas con calor, arrancar las etiquetas y mucho menos intentar reproducirlas: “De momento desde la Filmoteca estamos intentando asesorar a las personas que tengan estas cintas afectadas para que puedan mantenerlas lo mejor posible para que se conserven y poder enviarlas”. 

Este proceso se lleva a cabo para proteger a las bobinas, cintas de super8 y películas de su principal enemigo: en el agua y el barro que las oxida y las estropea por completo. Desde Filmoteca Trull explica que la película funciona por registros magnéticos que si se estropean hacen que la película no pueda reproducirse. 

Aunque explica que en La Filmoteca la formación sobre este desastre natural, al que nunca se han enfrentado, aún está en marcha y que de momento trabajan activamente en recabar publicaciones y textos para aprender sobre el protocolo de actuación sobre las películas: “Desde Filmoteca lo que podemos hacer de momento es asesorar y aconsejar a los afectados. Primero hacemos el llamamiento a que la gente no tire su registro, si pueden que los laven y los conserven y que paralelamente envíen un correo -a arxiufilmic@ivc.gva.es- informando sobre sus materiales para poder formar parte de la lista de damnificados”. 

Desde Filmoteca para Trull lo más importante ahora es recabar el listado de los afectados y más adelante se empezará con el tratamiento de las cintas, que seguramente se haga externamente de la Filmoteca porque ellos no tienen los materiales para esta restauración: “Primero hay que inspeccionar, identificar y clasificar las cintas y luego se lleva a cabo el tratamiento necesario, pero se hace en tratamientos especializados -tal vez hasta fuera de España- de momento nos basamos en la experiencia de otros archivos que han padecido como el del huracán Katrina o el María en Puerto Rico, la respuesta de la Filmoteca ante la catástrofe es guardar o preservar el archivo primero y después vendrá la manera de recuperarlo junto a los expertos”, un trabajo que hacen también con la inestimable ayuda de la Red de Cine Doméstico. 

En València puede que una de las personas individuales más afectadas sea el coleccionista Yuri Aguilar quien atesora en su casa-cine en Catadau más de 1.200 películas en 35mm que se cuelan entre una colección de más de 5.000 referencias entre las que hay unos 3.000 tráilers y más de 200 documentales junto a “rollos sueltos y cabeceras antiguas”, de las que calcula que se ha visto afectado un 10% de su colección. Para explicar cómo afecta el agua a las cintas de cine, Aguilar lo compara con poner una carta escrita con pluma debajo de un grifo: “Si pasan apenas unos segundos ya no te queda ni un borrón. En el caso de la película se disuelven muchos compuestos químicos y degeneran la celulosa, haciendo que no se pueda ver lo que hay en la película”, explica el cinéfilo. 

“Cuando las películas se oxidan y entran en contacto con el metal se alcaliniza el material de la bobina y aparece una enfermedad llamada ácido acético. Ahí la película se avinagra y el soporte empieza a adelgazar, provocando que las vueltas se peguen unas con otras y la película pase a ser inservible”, destaca Aguilar, a lo que apunta que es importante el mantenimiento correcto de las películas antes de que lleguen a su restauración final. Aunque una gran parte de sus títulos ahora se atesoran en La Filmoteca en València y otra parte en la ciudad admite que se ha visto afectado unas 1.100 cintas -el 10% de su colección- considerando desde películas hasta tráilers, muchos de ellos albergados en cajas de cartón en el suelo que absorbieron “agua extra” los días que estuvieron desatendidas en su estudio. 

Además, muchas de las otras películas afectadas por la Dana se encontraban en enormes cajas de latón que con el agua corren el peligro de verse oxidadas más rápidamente: “Lo importante ahora es cambiar el metal por el plástico porque el óxido hace que las películas empeoren muy rápido, es un hecho químico”. En su caso particular muchas de las pérdidas son copias de películas como Misión Imposible 2 o las de Hitchcock que se encontraban en las baldas bajas de su estudio y sus originales “afortunadamente” están resguardados en Filmotecas -tanto la española como regionales- donde pertenecen al patrimonio cultural de todos. 

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