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vals para hormigas  / OPINIÓN

El rascador y la caja

30/10/2024 - 

Alicante, en realidad, es una ciudad adelantada a su tiempo. Ya no es que sea de memoria frágil, que lo es, sino que, además, como en una de esas distopías de ciencia ficción tan de moda, es capaz de borrar recuerdos para implantar otros. Desconozco los motivos, lo siento. Pero sí puedo dar un ejemplo bien elocuente. Esta ciudad fue capaz de permitir que se derribara la Comandancia de Marina para, muchos años después, levantar una oficina de turismo justo en el mismo emplazamiento. Enfrente del Hotel Palas, por cierto, del que ya escribí demasiado en su momento. Pero volvamos a la comandancia. En vez de conservar un edificio histórico, remozarlo y darle un uso adecuado, como el de oficina de turismo, pongamos por caso, prefirieron echarlo abajo con el fin de sacar réditos. Del aparcamiento subterráneo, de un kiosco de bebidas con terraza, da igual. El caso es soltar lastre en esta huida a ciegas y sin un plan preconcebido que es el urbanismo alicantino. Y su concepto de ciudad.

Afortunadamente, y también adelantado a su tiempo, disponemos de un disco duro externo que nos conserva la memoria desde 1974. Se trata del Archivo Histórico Provincial de Alicante (AHPA), que cumple 50 años, poco más que la adolescencia para un centro de estas características. Ubicado en una esquina del trazado urbano, crece como un niño descuidado por sus padres. Con carencias afectivas por parte de la Generalitat, que tiene adjudicada su tutela, pero fortalecido por las dificultades a las que se tiene que enfrentar prácticamente cada día, sobre todo, presupuestarias y de plantilla. Y, como cualquier niño con tiempo y espacio para imaginar, guarda con mimo sus tesoros. Que son los nuestros. Da igual que sea la medalla de oro que se le cayó a la abuela en un descuido o una canica olvidada en un rincón del patio de la escuela. Da igual que sea un documento de gran trascendencia histórica que un registro de actas notariales de matrimonio. El AHPA, como los gatos, sabe que, con el tiempo, tan valioso es un buen y caro rascador de uñas como la caja que lo envolvía.

Todo, rascador y envoltorio, es lo que somos. Lo que fuimos. Y lo que no. Lo que nos enorgullece y lo que nos puede llegar a avergonzar. Lo trascendente, lo rutinario y hasta ese recuerdo que tenemos de cuando apenas sobrepasábamos el medio metro y que se nos ha quedado incrustado en la memoria sin que sepamos muy bien por qué. Las fotos que revelamos cuando aún existían los carretes y los negativos que salieron defectuosos por culpa de unos ojos rojos. Lo que nos contaron nuestros padres de nuestra familia y todos los secretos que aún no nos han desvelado. Lo que nos gusta y lo que nos resulta indiferente. La Comandancia de Marina y la oficina de turismo con la que creímos sustituirla. El AHPA ha montado una exposición de celebración de su cumpleaños en la que podemos pasear por nuestra historia reciente, y no tan reciente, para darnos cuenta de que Alicante llegó a ser hasta lo que nos han negado. Para tomar conciencia de lo que podríamos llegar a ser.

@Faroimpostor

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