ALICANTE. La terminal específica para el tratamiento de graneles del Puerto de Alicante, construida por la multinacional Eiffage a cambio de su explotación, cumple plazos y entrará en funcionamiento en el primer trimestre de 2022. Así lo ha anticipado el presidente de la Autoridad Portuaria, Juan Antonio Gisbert, en una visita para conocer la evolución de su montaje junto al conseller de Política Territorial y Obras Públicas, Arcadi España. En realidad, según Gisbert, el montaje de la estructura de la nave quedará completado a finales este año. Sin embargo, los problemas de suministro de determinados componentes "que está afectando al funcionamiento de otros sectores de la economía en el conjunto de Europa" forzará que la incorporación de su equipamiento interno pueda demorarse al menos hasta el próximo mes de marzo.
A partir de entonces, la terminal canalizará el tratamiento de materiales a cubierto, mediante un sistema automático de carga y acopio que se extenderá hasta su depósito a las bodegas de los barcos a través de cintas transportadoras y el uso de una manga telescópica que evitará las emisiones de partículas de polvo a la atmósfera. De este modo, tanto Gisbert como España han subrayado que las instalaciones de Eiffage son un ejemplo de "la apuesta por la sostenibilidad" que permitirá poner fin a las molestias denunciadas por los residentes situados en el entorno del recinto portuario. "Además de ser una inversión, es el cumplimiento de una demanda de los vecinos de los barrios que están cerca del Puerto", destacó el conseller. Y, al tiempo, aseguró que es un proyecto que "transmite la confianza de una gran empresa en Alicante, lo cual es una buena señal de la reactivación económica".
Gisbert incidió, al respecto, en que su puesta en marcha permite garantizar a largo plazo la continuidad de una actividad (el movimiento de graneles) que genera el 50% del tráfico del Puerto. Todo, además, de afianzar una actividad comercial sobre la que no se había puesto el acento hasta ahora: la de seguir procurando una salida comercial para los residuos generados en las canteras del Vinalopó, sin que resulte necesario su depósito en vertederos.
Así, las calizas extraídas en el proceso de depuración de la piedra natural y el pulido del mármol podrán valorizarse y volver a introducirse en el ciclo de la economía mediante su exportación a terceros países para que puedan ser utilizados en la producción de cemento, asfalto, acero, pintura, piensos o incluso en la industria alimentaria. Eiffage se hará cargo ahora de ese proceso de comercialización.
España destacó, de este modo, que la terminal se ajusta al principio de sostenibilidad y fomenta la economía circular en la medida en que "permite que esos residuos de las canteras no vayan a un vertedero, con lo que tenemos una actuación que beneficia a los vecinos, porque ya no tenemos el polvo en suspensión que había cuando se trabajaba con esos materiales, y fomenta la creación de empleo y la sostenibilidad", concluyó.
En esta línea, Gisbert agregó que Eiffage está valorando, incluso, la posibilidad de instalar paneles fotovoltaicos para aprovechar la energía solar, con lo que se multiplicaría el carácter sostenible de una inversión "para la que hay que reconocer el esfuerzo de la empresa, si se tiene en cuenta que se trata de trabajar con la comercialización de materiales que tienen un estrecho margen de beneficio".
La multinacional de origen francés asume una inversión que superará finalmente los 17,5 millones, según fuentes de la compañía. La nave tendrá 25,7 metros de altura, 45 de anchura y 292,5 de longitud. Los primeros preparativos para la construcción de la terminal se iniciaron en noviembre de 2020, mediante la realización de obras de refuerzo del muelle 17 en el que se asienta. Con todo, el montaje propiamente dicho no se inició hasta febrero de este año. Eiffage podrá explotar la instalación durante un periodo inicial de 30 años desde su puesta en funcionamiento.