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opinión

El laberinto del petróleo

En España no deberíamos tener problemas de abastecimiento, ya que la capacidad de refino instalada es más que suficiente, con plantas muy eficientes en su producción tras fuertes inversiones como explica el analista

14/02/2023 - 

MADRID. En los últimos días varios medios de comunicación nos han pedido nuestra opinión sobre qué puede pasar con el precio de los combustibles -especialmente del diésel-, como consecuencia de la entrada en vigor de un nuevo paquete de sanciones a Rusia, que impide la importación de derivados del crudo desde el pasado cinco de febrero. Y por lo que comentamos con ellos, en buena parte de los casos, se sorprenden cuando les decimos que la entrada en vigor de las sanciones no será lo que provoque subidas importantes en los precios de diésel y gasolinas a lo largo de este año.

Es verdad que los medios necesitan combustible -nunca mejor dicho esta vez- para trasladar a lectores, oyentes o televidentes situaciones llamativas y que atraigan mucho la atención de éstos, pero buena parte de las veces focalizan cierto tipo de noticias o situaciones de forma un tanto alarmista y exagerada. Veamos. Desde el pasado mes de junio de 2022 se conoce que a partir del cinco de febrero los países europeos tendrían prohibido comprar a Rusia directamente derivados del petróleo. Por lo tanto, y desde entonces, Europa se ha sobreabastecido… y curiosamente lo ha hecho comprando a Rusia con antelación esos mismos productos -ahora prohibidos- 'como si no hubiera un mañana'.

Teniendo en cuenta que las reservas están en máximos, que hemos tenido un invierno dulce en cuanto a climatología en el hemisferio norte y que la economía de los principales países occidentales está lejos de tirar con fuerza, nos encontramos con que difícilmente los precios de gasolina y sobre todo diésel vayan a subir drásticamente en las próximas fechas. Irán subiendo poco a poco, sí, pero seguramente no veremos precios por encima de los que vimos inmediatamente antes del verano pasado. Sin embargo, sí que vemos otras razones que pueden influir en los precios de los carburantes a medio plazo, que no llaman tanto la atención y que seguramente provocarán subidas en los precios y harán que éstos se mantengan consistentemente altos por bastante tiempo.

En el ámbito geopolítico, en los últimos días al conflicto provocado por la invasión rusa a Ucrania se ha unido un nuevo episodio que puede tener mayor calibre si cabe: las tensiones entre China y Estados Unidos. Las mismas que comenzaron con el desarrollo de una guerra comercial, con Estados Unidos prohibiendo el acceso de China a importantes y decisivas fuentes tecnológicas como la industria de microchips. Ahora se han transformado en tensiones territoriales en el mar de China y en el Pacífico en general… Con globos espía de por medio.

China e India

Un segundo factor pasa porque si Europa no importa ni crudo ni derivados de Rusia tendrá que buscar otras fuentes. Todo el mundo sabe que hay dos grandes países que han mantenido las compras de crudo y derivados procedentes de Rusia: China e India, que tienen una capacidad de refino impresionante. Por su parte, los chinos no tienen en mente vender una parte significativa de su producción a occidente, ya que necesita esa producción de combustibles para su propio uso y desarrollo, y más con las expectativas de crecimiento que se han creado después de dar por finalizada su política 'covid cero'. Pero en el caso de India sí que lo está y especialmente a una Europa necesitada de combustible a unos precios ciertamente estratosféricos.

Otra alternativa para importar es Estados Unidos. Las compañías petroleras norteamericanas están haciendo su agosto vendiendo a Europa. Sin embargo, se observa que las reservas de crudo y derivados en 'casa del Tío Sam' están también en mínimos. Si las tensiones con China siguen aumentando, es posible que reciban la 'sugerencia' de exportar menos y guardar más… y eso, evidentemente, tensionaría los precios.


Pero como decimos, aún con todo lo comentado y teniendo en cuenta que Europa y Estados Unidos no van a crecer mucho, probablemente se pueda ir tirando hasta el invierno de 2024. Pero para entonces el mundo puede encontrarse con nuevos parámetros que considerar, por ejemplo, que después de tres años de encierros, China crezca y eso dispararía la demanda de crudo y derivados y por tanto de sus precios. Asimismo un invierno más intenso que el vivido este año podría generar problemas en el abastecimiento mundial.

En España no deberíamos tener problemas de abastecimiento, ya que la capacidad de refino instalada es más que suficiente, con plantas muy eficientes en su producción y que han recibido importantes programas de inversiones en los últimos años. Si llega crudo habrá combustible aunque otra cosa será el precio al que los paguemos. Se puede dar la circunstancia de que el precio de los combustibles suba mucho más que el del crudo, ya que en Europa -a diferencia de lo que ha ocurrido en España- en los últimos años se han cerrado un 20% de las plantas de refino.

Activistas del cambio climático

Y aquí tenemos que mirar de frente a la clase política occidental, que inconscientemente y sin cerciorarse de si había alguna alternativa realmente viable, llevan años echándose en brazos de los activistas del cambio climático y han lanzado un claro mensaje de fin al petróleo y sus derivados, creando un embudo que va a provocar precios altos en el crudo y en sus derivados, ya de forma permanente.

En Estados Unidos se da la circunstancia de que Biden, que ha declarado por activa y por pasiva que "el futuro es eléctrico", va sugiriendo a las petroleras americanas que dejen de aumentar los dividendos que pagan a sus accionistas, que abandonen los programas de recompras de acciones y que dediquen los elevados ingresos que está generando el aumento de precios del crudo para realizar mayores inversiones en exploración y eficacia extractora y productiva. Todo muy coherente.

Antonio Castelo es analista de iBroker

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