VALÈNCIA. Lo acepto, es una frase manida, pero no por ello, en mi opinión, deja de ser cierta: José Segrelles, con esa original mirada que, por las temáticas universales que aborda, que le permitieron abrir numerosas puertas fuera de nuestras frontera, ese Segrelles de técnica descomunal, si fuera hijo de otro lugar geográfico, incluso no demasiado lejano… con seguridad sería un artista mucho más reconocido y mimado que en su propia tierra. Porque Segrelles, el artista de Albaida, es un pintor reconocido, sin duda, pero hoy en día, por mucho que se intente argumentar lo contrario, todavía no está lo suficientemente valorado que su gigante figura merece. Para empezar, incluso, como consecuencia de ello, no está suficientemente estudiado. Su figura, pienso que de forma equivocada no se adscribe a la modernidad y, por ejemplo, el IVAM nunca se ha planteado su exposición, sin embargo, sí que se le hizo una, memorable, a otro ilustrador de las primeras décadas del siglo XX como era Alfred Kubin. El Instituto Valenciano de Arte Moderno tiene una cita con José Segrelles que todavía no ha materializado. La esperamos pacientes.
No ha sido tarea fácil si se quería hacer una muestra seria, a la altura del artista, pero habemus expo. La Fundación El Secreto de la Filantropía con su presidente Luís Trigo a la cabeza, pero también personas como Víctor Segrelles coordinador de la exposición, y los comisarios de la misma Juan Carlos Tormo y Susana Vilaplana, se han empeñado, en este comienzo del 2022, en poner en su lugar la figura del genial artista, o al menos contribuir a iniciar una “nueva mirada” del pintor. Con la exposición “Segrelles en The Illustrated London News”, con obras que se publicaron en esa revista en los años 20, no se trata de rescatarlo del olvido ni mucho menos, pues Segrelles no es un artista arrinconado, sino que pretende, ir más allá y hacerle justicia a un artista único.
Así que vayamos a lo importante por la inmediatez: la inauguración de la excelente exposición en la flamante nueva sala de exposiciones del Casino de Agricultura, que ve hecha realidad su segunda muestra artística, desde que fuera inaugurada el año pasado. La muestra estará colgada hasta el 23 de abril y ya les digo que es obligada visita para todo amante del arte en general, pero en especial para todos aquellos que sientan pasión por el mundo de la ilustración, del dibujo e incluso del cómic. Todo estudiante y profesional de estas disciplinas debería sentirse “obligado” a acercarse al edificio que hace esquina con la calle de la Paz y Comedias.
Dos cosas asombran en un primer golpe de vista: la imaginación iconografía es decir el poder intelectual de su mente, y el insultante dominio técnico para plasmar la idea a través de la técnica pictórica elegida, principalmente la acuarela. Una técnica que nos produce asombro e incluso incredulidad sobre la precisión en la aplicación del pincel en una disciplina artística en la que la rectificación prácticamente no cabe. Esa apabullante seguridad en el dominio del dibujo y la disposición asombrosa del color (de hecho, hay un azul que se le llama “azul Segrelles), además de una enorme capacidad de trabajo hace que el catálogo de Segrelles esté formado por una cantidad ingente de obra conservada en colecciones públicas y privadas españolas y extranjeras.
No quiero adelantar mucho más pues se trata de un conjunto de obras que por sí mismas tienen un tremendo poder de atracción, pero si tuviera que elegir entre un par de las obras expuestas, lo que no deja de ser un ejercicio terrible de descarte entre una sucesión de magistrales ejemplos, me quedo con una obra que tiene como protagonista el genio solitario de Beethoven y otra perteneciente al Oro del Rin wagneriano. Mañana pueden se otras dos.
Una exposición no menos obligatoria. No salimos de la ciudad, pero si del centro para acercarnos a orillas del Mediterráneo, más concretamente a la Casa-Museo Vicente Blasco Ibañez, en la Malvarrosa. En este caso con una exposición organizada por el Ayuntamiento de Valencia. Aquí, en sin dejar de ser el Segrelles de la muestra anterior, se muestra distinto en temática y en color pues emplea con igual maestría, una paleta cromática mucho más reducida. “Segrelles y Blasco: dibujando las palabras” está comisariada por José Enrique Segrelles, y permanecerá abierta hasta el 19 de marzo. La muestra reúne 24 ilustraciones de las más de 120 que estaban destinadas a iluminar (aunque aquí iluminar no es el término más adecuado por las tonalidades empleadas) cuatro novelas del escritor, si bien es cierto que las publicaciones de Blasco con la editorial Prometeo nunca se materializaron y no vieron la luz, por causas que todavía hoy no están del todo claras. Ello hace que muchas de las obras expuestas sean desconocidas para el público al no figurar como parte de ningún libro, lo que no sucede con las ilustraciones que realizó para la revista inglesa, que se exponen en el Casino, que sí que vieron la luz, y a través de las cuales miles, sino millones de personas del mundo anglosajón tomaron contacto visual con el arte del pintor valenciano lo que le catapultó a la fama permitiéndole abordar retos más grandes en su carrera.
Todo Segrelles es una fiesta para los ojos, y aquí disfrutamos en igual medida que en el Segrelles del Casino de Agricultura, sin embargo en estas aguadas, tintas o grafitos, trabajan más en la introspección psicológica de los personales por su carácter mucho más realista, crudo, en blancos, negros y toda la gama de grises de la Valencia popular y sin recursos que queda reflejada en toda su crudeza en las novelas de Blasco como “La catedral”, “El intruso”, “Los muertos mandan” y “Flor de mayo”. Segrelles sólo hay uno y lo tenemos aquí.