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El futuro de la viñeta valenciana está en el Benlliure

25/06/2024 - 

VALÈNCIA. En el corazón de La Saïdia se encuentra el futuro de la viñeta valenciana. Un grupo de dibujantes que están formándose para convertirse (tal vez) en los "próximos" Paco Roca o las "nuevas" Núria Tamarit. Están dando sus primeros pasos en el instituto Benlliure, uno de los doce centros educativos públicos españoles que imparten actualmente el Ciclo Formativo de Grado Superior en Cómic y que este año celebra la graduación de su primera promoción. En este ciclo se imparten asignaturas como Teoría de la imagen, Medios informáticos -de la mano de Sonia Martínez-, Proyectos de cómic, Técnicas de expresión gráfica y hasta Fotografía. Un total de once asignaturas complementan las enseñanzas de este ciclo en el que, en dos años, se pretende que el alumno pueda generar su propio proyecto desde cero. 

Expandiendo las clases hasta el Salón del Cómic, contando con la voz de expertos de la viñeta como Álvaro Pons y adaptando la enseñanza a las nuevas tecnologías, este ciclo busca que el dibujante encuentre su propio lenguaje dentro del universo gráfico, en el que queda mucho por crear. Gema Ibáñez, una de las profesoras de la especialidad de Dibujo artístico y color explica que este curso, que se imparte por primera vez en la Comunitat, tiene tantas virtudes como retos para el profesorado. Confiesa que van trabajando el método del proyecto desde la intuición y junto a los alumnos, de los que aprenden constantemente: “Los primeros meses siempre son los más complejos porque hay que equilibrar los niveles pero es verdad que nos hemos encontrado con perfiles y bases muy buenas. El primer año fue un poco a lo loco pero hemos aprendido mucho de los alumnos, que forman un grupo muy especial”, añade Ibáñez, quien viene de técnicas más similares a la ilustración.

Una de las alumnas del centro, Gabriela Cardoza, confirma esta sensación de "aprendizaje mutuo" y ve en el ciclo una oportunidad de reinventar su estilo casi desde cero: “Cuando entré al ciclo me gustaba leer cómic pero nunca me había atrevido a dibujarlo, con el ciclo veo una oportunidad única para empezar a trabajarlo de forma profesional. Siento que nos adaptamos a nuestros ritmos de forma mutua y aprendemos los unos de los otros" mientras se adentran en la historia del cómic, las técnicas y los fundamentos. Todo ello lo hacen a través de once asignaturas, que Cardoza considera que son “bastantes para un ciclo” aunque "seguramente necesarias": “Entre un año y otro se cambia guion por fotografía y además tenemos prácticas y un proyecto final. Aprendemos a trabajar desde el dibujo más básico hasta la maquetación, y hacemos hasta documentos interactivos”, señala la alumna.

Estos nuevos aprendizajes surgen en el marco de asignaturas como Diseño gráfico, impartida por Victoria Enguix, en la que dan el salto de la ilustración al lenguaje gráfico del cómic mientras se adaptan los modelos de enseñanza a los alumnos: “Las referencias se van modulando junto al alumnado. También según el archivo de libros que vamos generando porque empezamos de cero”, señala. Desde Medios Informáticos Martínez explica también que en el Benlliure se atreven a “coger el ciclo y adaptar el programa a los nuevos lenguajes” dentro de los que poder dar rienda suelta a la creatividad de los alumnos.

 “Hay mucha creatividad y el nivel es, por lo general, bastante alto. Vienen de enseñanzas de dibujo y plástica y les va muy bien el empujón del dibujo y el texto”, explica la profesora, quien añade que la veintena de alumnos que forma parte del ciclo maneja muy bien las herramientas y "tienen buenas ideas". Cardoza señala que muchos de sus compañeros están muy acostumbrados a “lo digital” pero que dentro del ciclo aprenden a manejarlo todo, también señala que asignaturas como Historia del cómic, se imparten de una forma más libre y menos academicista gracias a profesores como René Parra: “Trabajamos conceptos muy generales y seguimos un poco su propia investigación sobre la historia del cómic. Nos entendemos de muchas cosas solo con su propio contenido, y es genial ver que le apasiona lo que hace”, señala Cardoza, quien se muestra emocionada por la manera en la que “historia le empieza a resultar interesante”.

Ella, una de las futuras artistas de la viñeta valenciana, celebra también cómo el ciclo no sólo se imparte de puertas hacia dentro, sino que tienen la oportunidad de formar parte de grandes eventos como el Salón del Cómic de València: “Fuimos allí y contamos con nuestro propio puesto, nos acercamos al Salón con nuestras propias creaciones y podíamos exponerlas dentro de nuestro expositor”, recuerda la alumna, quien contempla ahora esas creaciones esparcidas sobre la mesa de la clase en la que imparten Medios Informáticos: “Todos tenemos diferentes estilos y trabajamos de una forma única, una de nuestras inspiraciones suele ser el espacio que nos rodea -desde el instituto hasta la ciudad- y cómo lo contemplamos” y todo esto queda más tarde reflejado en sus viñetas en las que, por ejemplo, imaginan que animales salvajes podrían esconderse en los baños del propio Benlliure.

Entre los pasillos del instituto se oyen los pasos de Josep Cuenca, director del centro, quien señala que en solo un par de cursos han conseguido adaptarse al nivel que exige el ciclo: “Notamos que de momento el ciclo tiene muy buena acogida aunque falta que se conozca un poco más, al principio los alumnos venían por el boca a boca o por haberse enterado a través del propio Benlliure. Este año hemos organizado una jornada de puertas abiertas para poder ir un paso más allá”, señala. Prevé que, de cara al año que viene, se completarán las 30 plazas, mientras que este curso ya consiguieron que se matricularan 28 alumnos. 

También celebra haber contado con su espacio propio dentro del Salón del Cómic junto al alumnado:“No tenemos muchísimos recursos, así que fuimos -junto a los profesores- a montar con nuestros coches y pidiendo cosas prestadas para el stand. Para nosotros es un logro haber conseguido esto en menos de dos años”, señala el director. Entre viñetas, Cardoza añade que, gracias al ciclo, aprenden a dar el salto de sus libretas de dibujos a otros formatos como los pósters, los fanzines y lo digital, y que poder ver su trabajo junto al de sus compañeros ya le hace imaginar cómo podría ser su vida como viñetista. Ahora, con la vista puesta en el verano, imagina cómo serían sus prácticas soñadas junto a una editorial en la que pueda encajar, una que le pueda llevar de nuevo al Salón pero esta vez en calidad de artista. 

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SILLÓN OREJERO

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Escribe todos sus reportajes con viñetas, Jess Ruliffson cree en el cómic como medio para hacer periodismo. Su gran obra, Invisible Wounds, es lo que pretende. Tratar de acercar la figura de los veteranos de guerra no para juzgarlos, sino para comprenderlos. Es una colección de testimonios en primera persona de ex marines que aborda temas tan dispares como la homofobia, el suicidio y el estrés postraumático con un enfoque aséptico, pero con una fuerte carga emocional inevitable

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