VALÈNCIA. Adolfo Ferrero comenzó en 2016 el desarrollo de un dispositivo de apoyo a la reanimación cardiopulmonar (RCP), que tenía como objetivo que una única sola persona pudiera realizar la maniobra con una gran precisión. Cinco años después, el proceso de prueba del proyecto industrial, que permite el “sota, caballo y rey” de la ambulancia como dice el emprendedor, se acerca a su tramo final y busca inversión en el sector español público.
Ferrero inició en 2009 su voluntariado en Cruz Roja, y empezó a trabajar en el transporte sanitario urgente como técnico de Soporte Vital Básico realizando maniobras RCP. Pese a no tener estudios universitarios, la experiencia en industria, sanidad y gestión de empresas le otorgó la formación necesaria para emprender este proyecto, y un viaje a África le inspiró en la idea de facilitar el transporte del dispositivo. Había que llevar a cualquier lugar del mundo las herramientas suficientes para poder realizar la maniobra.
Ya en 2019 se inició el proceso de pilotaje, en el que profesionales manejan el prototipo funcional, sin usarlo en pacientes, y critican el objeto. Según cuenta Ferrero a Valencia Plaza, esto permitió que se produjeran mejoras y se expusieran nuevas necesidades. Las conclusiones fueron claras: el aparato permitía que se realizara una RCP perfecta con una sola persona en la ambulancia.
“Además, el dispositivo permite que la mascarilla se ajuste y evita que se escapen aerosoles, un factor que ha sido decisivo durante la pandemia para impedir la dispersión del virus”. Y permite que el paciente esté ventilando, la línea aérea esté alineada con la cabeza, el grado de apertura sea el adecuado… “Todos los detalles que hace una segunda persona, lo hace ahora la máquina”.
En la Comunidad Valenciana, cada ambulancia SAMU (Sistema de Atención Móvil de Urgencia) transporta a tres profesionales, el tipo UVI móvil lleva a dos profesionales, y las ambulancias TNA (Transporte No Asistencial) a una única persona. De esta manera, si esta máquina se encontrara en todas las TNA, que son las más abundantes en número, los sanitarios de estas ambulancias serían capaces de llevar a cabo una maniobra de reanimación, y se incrementaría el número de dispositivos que podrían atender una parada.
Asimismo, Ferrero explica que dos horas de formación resultarían suficientes para que las personas técnicas que se encuentran en el Soporte Vital Básico pudieran utilizar el dispositivo. “También se reduciría el tiempo de espera, porque habría ambulancias capaces de hacer esto más cerca. Y se podría considerar que el dispositivo se encontrara en los pueblos de la España vaciada, donde los hospitales quedan lejos y las ambulancias tardan mucho en llegar”.
Actualmente, el Centro de Innovación en Simulación (Cisarc) del campus Manresa de la UVic-UCC (Universitat Central de Catalunya) está probando el proyecto ante un comité asesor con expertos como el doctor Joan Bigorra y la doctora y directora de la Cátedra en Simulación y Seguridad del Paciente, Carmen Gomar. Ferrero considera que el dispositivo se podría empezar a utilizar en un año y medio.