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jarro de agua fría a salas de conciertos y festivales

El Consell se olvida de la música en la desescalada cultural

28/09/2021 - 

VALÈNCIA. Sanitat deja a la música en directo a la cola de la recuperación de la normalidad post-pandémica. Si bien desde el Consell se anunciaba el lunes que terminaban las restricciones a la cultura, ni las salas de concierto ni los festivales de música notarán la diferencia. En los dos casos la orden publicada ayer en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana prácticamente calca las medidas de las anteriores restricciones: los grandes eventos solo sufren el levantamiento del número máximo de aforo, que hasta ahora era de 5.000 personas y a partir de mañana no tiene ningún límite ni necesidad de crear secciones. Es decir, se puede convocar a la cantidad de público que se quiera (algo no visto desde marzo de 2020), pero todos deben seguir estando en butacas preasignadas y distancia de seguridad, sin consumir comida ni bebida y con la mascarilla puesta en todo momento. Es decir, en el formato con el que se han estado desarrollando las grandes citas musicales desde la desescalada de la primera ola.

En el caso de las salas de música, se acogen a las restricciones del ocio nocturno, y tampoco dejan la silla atrás. Según apuntan fuentes del sector, la apertura del 75% del aforo es un anuncio ficticio porque dicha capacidad está calculada para personas en pie. Al tener que sentarlas, se pierde una parte importante de esa capacidad. El único avance, en ese sentido, es la posibilidad de levantarse de la silla sin abandonar la posición para hacer algún paso de baile tímido. La socialización se sigue limitando, de puertas para adentro, a grupos de hasta 10 personas. La disposición de las salas de concierto (público mirando a un escenario) tiene una naturaleza diferente a la de las discotecas (mesas alrededor de las cuales se sienta un grupo que no tiene que centrar la atención en ningún otro sitio), pero la regulación es la misma en los dos casos, y está mejor pensada para la segunda que para la primera.

Por otro lado, a los festivales la falta de algún avance significativo ha sentado como un jarro de agua fría. Tal y como publicó este diario, la conselleria de Sanitat tenía diseñado un plan de desescalada a punto para aprobarse y que suponía un término medio antes de la gran desescalada que se espera para el próximo 9 d’Octubre. Los festivales pidieron, por su parte, que el decreto incluso se desgajara de las medidas a anunciar hoy y se adelantara para que el Montgorrock “estrenara” formato. Ni antes ni después.

Estas dos semanas no había un gran festival previsto. Pops Marítims habría sido el nuevo encargado de experimentar el término medio, pero otra vez, el Consell retrasa la relajación de las medidas. Es importante resaltar que desde mayo hasta hoy, cuando la incidencia acumulada ha estado por debajo de 30 y por encima de 1.000, las medidas han permanecido casi intactas.

La no relajación de medidas también preocupa a los otros macrofestivales que están previstos en otoño, como el SanSan, Love to Rock o Festival de Les Arts, que ya han manifestado la necesidad de recuperar el formato del público de pie para su celebración y que aún no cuentan con un plan transparente y concreto sobre si va a poder ser así. En otros territorios, los gobiernos autonómicos han avanzado mucho más: en Galicia, por ejemplo, se han permitido desde este verano verbenas y festivales de hasta 2.000 personas sin distancia de seguridad; Andalucía también ha probado conciertos multitudinarios y espera al Interestellar Sevilla como el símbolo de su desescalada.

La única música que inaugura un nuevo escenario es la de auditorios y teatros, que sí pasan del 75% de su aforo al 100%. La música sinfónica y clásica sí avanzara en la desescalada, ya que -de manera natural- está restringido el consumo de comida y bebida en las salas y funcionan con butacas preasignadas y control de aforo.

Foto: RODRIGO MÁRQUEZ

El sector de la música ha ido adaptando sus condiciones a los vaivenes de la pandemia. Las salas de conciertos han estado ligadas íntimamente al destino del resto del ocio nocturno, como las macrodiscotecas, y han ido abriendo y cerrando junto al resto de la hostelería, a pesar de que Sanitat reconoció su singularidad como espacio cultural durante el verano de 2020. Por su parte, los festivales han ido reprogramando, retrasando y cancelando las propuestas y carteles que llevaban prometidos desde antes de marzo de 2020. En muchas ocasiones, algunas promotoras aún tienen comprometidas decenas de miles de entradas que aún no encuentran una salida. Mientras la esperan, durante estos meses sí que han podido crear formatos mucho más pequeños y con las condiciones adaptadas a cada momento para poder sobrevivir. La realidad es mucho más complicada: “Hay muchas empresas que han hecho muy pocas cosas desde marzo de 2020. Como el verano se suponía mejor, las empresas asumieron riesgos que han sido muy importantes porque llevaban muchos meses de pérdidas a las espaldas. Eso ha sido difícil y se está pasando muy mal”, confesaba en este diario el presidente de la Federación Valenciana de la Industria Musical (FEVIM), Luis Óscar García, en una entrevista reciente.

Con la esperanza de que hoy se anunciaran grandes avances, hoy fuentes del sector de la música consultadas por este diario responden con hastío y resignación, y valoran que los cambios propuestos no sirven para nada. Poco se notará el levantamiento del aforo máximo de 5.000 personas si ningún festival ve viable celebrar nada para más gente sin que se levante. Poco se notará también los cambios en las salas de conciertos, que tan solo dará cobertura legal a la persona que se arrancaba inevitablemente a bailar un poco desde su asiento. El camino que queda por recorrer es larguísimo, y la desconfianza de que no se haga todo de golpe da miedo al sector: la industria musical daba por hecho la nueva normalidad a partir del 9 d’Octubre, pero sistemáticamente Sanitat ha ido enfriando los ánimos. Ni el más grande de los festivales ni la más pequeña de las salas de conciertos están satisfechas. La relación de la música y Sanitat ha pasado mejores y peores momentos. Hoy están a la cola de la desescalada cultural y casi de cualquier otro ámbito.

Cines, teatros y museos recuperan músculo 

Aunque la música sigue siendo la que más incógnitas deja por despejar, lo cierto es que las nuevas medidas anunciadas tras la interdepartamental dibujan una desescalada que salpica a gran parte de los espacios culturales. Aunque, eso sí, no deja de ser una vuelta a la normalidad suave, en la que se ha ido avanzando de manera paulatina. De hecho, gran parte de las modificaciones que veremos en museos o teatros, especialmente en el ámbito público, llegan con cierto ‘retraso’, pues la administración ha sido especialmente conservadora a la hora de avanzar en la desescalada. En el caso de los museos, la principal novedad se da en las visitas guiadas, hasta ahora limitadas a 25 personas en espacios abiertos y 15 personas en recintos cerrados. Por lo que respecta al aforo del propio centro expositivo, aunque la anterior norma apuntaba que no había limitación de aforo permitido (aunque se debía garantizar la distancia de seguridad), lo cierto es que pocos espacios han alcanzado el 100%. Así, en el IVAM funcionaban hasta ahora con un 75% de máximo y en el Centre del Carme con un límite aún menor, un porcentaje que está actualmente en revisión, tal y como ha podido confirmar este diario, y que llevará a una inmediata ampliación.   

Foto: ESTRELLA JOVER

Ciertamente los grandes museos valencianos han soportado gran parte de la programación cultural, especialmente en aquellos momentos en los que parecía impensable pisar una sala de concierto o un teatro. Una primera salida del confinamiento en la que tuvieron que allanar el camino para recuperar a un público que tenía ganas de volver pero con muchas dudas sobre el cómo. La imagen de la esperanza la proporcionó Fundación Bancaja y su gran exposición en torno a la figura de Antonio López, que se tradujo en colas de público que no se veían desde antes de la pandemia. A pesar de la buena respuesta del visitante, las limitaciones de la movilidad internacional y distintos niveles de afección han afectado especialmente a las relaciones con museos de otros países, llevando a un cambio de programación que todavía hoy tiene consecuencias. “La crisis sanitaria trae también una crisis económica que no es igual para todos y los museos europeos podemos seguir programando”, reflexionaba la directora del IVAM, Nuria Enguita, esta misma semana durante una entrevista con este diario.

También las galerías de arte han sido clave para mantener el circuito artístico, aunque estas quizá han sido las que más han notado la crisis de un mercado que ha cambiado mucho. Y sobre el que todavía cabe reflexionar. “¿Sobre las ferias? Creo que va a haber un cambio, porque había un exceso”. Estas palabras las firmaba Reyes Martínez, galerista de Set Espai d’Art, en una reciente entrevista con Culturplaza. Su espacio se ha estrenado este año en la feria ARCO, que se ha celebrado de manera excepcional en verano, una cita a medio gas a la espera de recuperar el vigor de antaño. Con todo, poco a poco, vuelve una presencialidad que hasta hace no mucho era la excepción. Y con esa limitación también vino una forzada transición digital, en todos los sectores culturales, que ha dejado más de un reflexión sobre qué rol tiene el ámbito digital en la experiencia cultural. 

Pero si hay un lugar en el que la presencialidad es clave es el teatro. Han sido los teatros, junto a la música en directo, los espacios que más han sufrido los vaivenes en cuestión de aforo. También por el toque de queda, una limitación a la que la Generalitat nunca dio solución, a pesar de que estuvo sobre la mesa la posibilidad de aplicar un salvoconducto cultural a semejanza de otras autonomías. A pesar de todo, los teatros, tanto públicos como privados, tomaron una decisión que marcó un punto de inflexión en plena ola de cierres y cambios de normativa, la de permanecer todos abiertos –a no ser que se obligara a su cierre-, manteniendo la oferta de artes escénicas y, no menos importante, asegurando a compañías y demás profesionales del sector que la programación prevista se iba a ejecutar.

Tras meses más que complicados, el teatro vuelve a recuperar el aforo completo, pasado del 75% marcado hasta ahora al 100%. En este caso, también los teatros públicos, como pueda ser La Mutant o el TEM en la ciudad de València, recuperarán el aforo completo tras haber aumentado el mismo de manera más tímida que los teatros privados. En el mismo ‘saco’ de los teatros viene un cine que recupera del 100% del aforo y que, por fin, dibuja un futuro estable, aunque con una pandemia que los ha dejado tocados. Y es que el cierre durante los momentos más duros de la pandemia también ha obligado a reconfigurar su relación con los gigantes del sector, que han acabado derivando a las plataformas de streaming los grandes estrenos del último año, un movimiento que dañó profundamente a las salas. “Nada que agradecer a Disney y Paramount Pictures. Vuestro abandono a las salas podría titularse Historias lamentables”, expresaban los gestores de los cines Lys tras anunciar su cierre temporal.

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