socialmente inquieto / OPINIÓN

¿Elche reivindicó el Templo de Debod para su municipio?

10/10/2022 - 

¿Por qué fue traído el Templo de Debod a España desde Egipto? ¿Era fruto de un expolio, de una donación o de un regalo? ¿Pudo instalarse en Elche? Muchas preguntas para esta cuestión que, al menos a mí, me despertó la curiosidad para saber más cuando me lo contaron.

Efectivamente, esa fue la intención de las autoridades ilicitanas. Qué mejor que reconstruirse e instalarse entre palmeras, suponiendo que las tenía en el entorno donde antes estuvo este templo. ¿Dónde ubicarlo? En uno de sus huertos de palmeras, a la sombra de sus ramas que le aliviaran del sol del verano. Y cursaron su petición, que el no ya lo tenían antes de emprender acciones en este sentido.

Pero ¿cuál era el motivo para que este templo egipcio se transportara a territorio español? Ahí va la respuesta, le va a sorprender si no la conoce. Fue entregado a España por expreso deseo de Nasser, presidente egipcio, como gesto de agradecimiento por la participación española en las acciones organizadas por la Unesco para salvar de las aguas a los templos de Nubia. Toma, ¿no se lo cree? Le cuento más cosas.

Muchos monumentos egipcios de la época de los faraones estaban amenazados por la construcción de la presa de Asuán. Esta se construyó en 1958 para contener las aguas y evitar las inundaciones de las poblaciones ribereñas del bajo Nilo. Lo que era bueno para una cosa, era malo para otra. La presa era una amenaza para los yacimientos arqueológicos y vestigios egipcios situados en esa región. Había que salvarlos de ser cubiertos para siempre por las aguas retenidas de la presa.

¿Qué se hizo para salvarlos? Se organizó una campaña internacional liderada por la Unesco con este fin. A España se le invitó a participar de este empeño y aceptó, además de realizar el estudio, excavación y rescate del yacimiento arqueológico o monumento asignado. Se creó un Comité de trabajo con este fin que fue presidido por Alberto Martín Artajo - ministro de Asuntos Exteriores español de 1945 a 1957 - y dirigido por el arqueólogo Martín Almagro Basch. La primera expedición española llegó a Egipto en 1960; la última, en 1965.

Imagine la ilusión de excavar en aquella tierra llena de tesoros. Piense en la ambición de encontrar lo que antes nadie había logrado, aunque no habían ido para eso, porque todo arqueólogo ha soñado alguna vez con descubrir esa tumba, ese vestigio que aporte a la historia datos que hasta ese momento eran desconocidos. Póngase en su piel y en la emoción de excavar en tierra de faraones.

Esta decisión española, esta dedicación, este apoyo a las autoridades egipcias, tuvo su premio. Fueron generosos. España fue uno de los cuatro países que se beneficiaron de esta generosidad como agradecimiento a su colaboración. A Holanda le regalaron el santuario de Taffa. A EEUU, el templo de Dendur. A Italia, el templo de Ellesiya. A España, el templo de Debod. Nada menos.

El templo de Debod se construyó con piedra arenisca a partir del siglo II a. C. ¿Se da cuenta? Semejante regalo había que trasladarlo a España. No era tarea fácil. Lo hicieron desmontándolo bloque a bloque, piedra a piedra, guardándolas en 1.359 cajas. ¿Se imagina? No eran pocas, no. Fueron transportadas por el Nilo en barcazas. Con tan preciada mercancía, partieron de Alejandría el 5 de junio de 1970 en el vapor Benissa rumbo a España.

Y mientras, durante todo este proceso, surgió un dilema. ¿Cuál sería el destino de este templo? Fue cuando las autoridades ilicitanas tomaron la iniciativa de solicitarlo para su ciudad cuando se enteraron que venía para España. Fue Vicente Quiles Fuentes, su alcalde, quien el 22 de febrero de 1966 presentó a la Comisión Permanente del Ayuntamiento ilicitano una moción en la que manifestaba que Elche era el lugar apropiado para su instalación. Esa Comisión aprobó su propuesta. Posteriormente, la solicitaron a la Dirección General de Bellas Artes, Sección Tesoro Artístico y Exportación de Obras de Arte. No teniendo la respuesta deseada, se dirigieron al Ministerio de Educación y Ciencia proponiendo como lugar de instalación la ladera del Vinalopó junto al parque municipal. Consideraban un lugar idóneo por el clima y por el entorno rodeado de palmeras. También abogó por esta iniciativa Julio Guillén Tato, a quien ahora se le están haciendo sendos homenajes en Alicante y Benidorm como alicantino universal.

Al parecer quien decidió dónde iba el templo de Debod fue el arqueólogo Almagro. Su opinión técnica estaba basada en dos motivos. El primero relacionado con las palmeras al manifestar que la ubicación original del templo era el desierto, por lo que no las había a su alrededor. El segundo argumento era de más peso al afirmar que las autoridades egipcias habían pedido que se instalara en la capital de España. Eran quienes lo regalaban, por lo que pesó mucho su opinión de instalarlo en Madrid. Los ilicitanos se quedaron con las ganas, y todos los alicantinos, porque hubiera sido extraordinario tener esta joya del arte egipcio en una población de la provincia.

Elche y Almería, que también lo solicitó, se quedaron mirando cómo se iba a otro lugar, por mucho que argumentaran - y era verdad - que se iba a conservar mejor aquí por el clima y las temperaturas moderadas en invierno propias de tierras ribereñas del Mediterráneo. No les hicieron caso, ya le he explicado las causas.

El vapor Benisa llegó al puerto de Valencia el 18 de junio de 1970.  Una vez desembarcada, su mercancía se transportó a Madrid por carretera. Luego vendría el cometido de reconstruido. Era un verdadero dilema. Las autoridades egipcias habían dado a las españolas un plano, un croquis del alzado y unas fotografías. Nada más. Tuvieron que ensamblar las piedras como en un puzle, según encajara una encima de la otra. Y lo consiguieron. Fue inaugurado el 18 de julio de 1972.

Si va a Madrid, no puede perdérselo. Merece la pena visitarlo. Vaya al Parque del Oeste. Esta expuesto al aire libre, rodeado de un riachuelo en recuerdo del Nilo que tuvo cerca. Es de entrada gratuita. No tenga prisa, disfrute de sus columnas, de sus relieves, de sus inscripciones. Y trasládese con la imaginación a aquel desierto de Asuán que le vio nacer y que le despidió rumbo a tierras lejanas. Su lugar de acogida, la capital de España.

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