ELCHE. En el pasado 2020 se cambió la comisión técnica de seguimiento sobre el contrato del malogrado Instituto de la Palmera para estudiar qué partes del pliego estaba cumpliendo la mercantil Gaia Lab, adjudicataria desde 2017. Un periplo que hasta entrado 2021 llevó al Consistorio a dar varias oportunidades a la empresa para que se pusiera al día ante los continuos incumplimientos. Tras un largo procedimiento y requerimientos, aunque ya se preveía que finalmente se rescindiría el contrato, en marzo de este año se iniciaba la ruptura del contrato del Instituto de la Palmera, que ahora ha llegado a su fin.
El portavoz de la Junta de Gobierno y edil del área, Héctor Díez, reconocía este viernes que ha sido un "proceso largo y garantista", primero con las oportunidades ofrecidas a la mercantil, que llegó a asegurar que volvería a rescatar el proyecto, y después con el expediente ya preparatorio de la rescisión. Momento que ha culminado ahora, habida cuenta de que la firma lleva años sin cumplir con los principales puntos del contrato: ni ha promocionado palmeras ni productos de las mismas, no ha generado las in vitro a las que se comprometió, no ha generado sinergias con el sector, y además otra falta grave es que de nuevo vuelve a adeudar el canon de las instalaciones: 36.000 euros.
Como consecuencia precisamente de no pagar el canon, cuestión que ha ocurrido en reiteradas ocasiones en el tiempo, el Ayuntamiento ha incautado la fianza que depositó Gaia Lab al principio de la actividad, 50.800 euros. Díez apunta a que además "se ha aprobado declarar que no es necesario el trámite previo del Consell Juridic Consultiu puesto que el contratista no ha presentado alegaciones", un hecho que corrobora lo que veían en el departamento acerca del nulo interés por impulsar el proyecto. Ahora finaliza el proceso administrativo y contra él cabe recurso de reposición. En el caso de que se agote, tan solo quedaría ya la vía judicial, aunque sería raro para la concejalía después de la falta de respuesta a los diversos requerimientos hechos durante estos dos años. Así que el Instituto de la Palmera pasa oficialmente a ser historia.
Ahora, aunque ya se ha indicado en distintas ocasiones que ha habido conversaciones informales con la Conselleria de Medio Ambiente para darle uso al inmueble, primero se quiere cerrar este capítulo de la rescisión, y en el caso de que no haya recurso o respuesta de la contraparte, abordar después del verano lo que se plantea para este espacio. El portavoz tan solo especifica que será alguna cuestión relacionada con objetivos municipales, lo cual, teniendo en cuenta el equipamiento que queda y el motivo por el que se activó el proyecto, podría tener que ver con el mundo agrícola o con cuestiones de sostenibilidad.