en la frontera / OPINIÓN

Elche: el festivalito

31/10/2021 - 

El Festival Medieval de Elche languidece. Ya venía languideciendo en los últimos años y ya tuvo sus crisis, sus más y sus menos, sus avatares. Tras la suspensión por la pandemia, el Ayuntamiento ilicitano, presidido por Carlos González, tenía una oportunidad de oro de hacerlo rebrotar. Pero no. Más bien todo lo contrario. Es un clamor en los ambientes culturales ilicitanos la desidia a la que se ha llegado este año, con una programación magra, tirando a magrísima, y con una difusión prácticamente nula. No voy a cargar las tintas en la concejala de Cultura, Marga Antón, que podría, porque la cosa viene medio heredada. Medio. Si bien es cierto que tenía una oportunidad de oro de promover una faena medianamente aseada (todo ello por no hablar del cambiazo, cutrillo, del cartel).

Los ambientes culturales ilicitanos, salvo alguna excepción en redes sociales, no dicen nada porque tarde o temprano tienen que negociar con el consistorio subvenciones, cesiones de salas o cualquier tipo de apoyo: es comprensible y más aún tras el devastador paisaje que ha dejado la crisis en el panorama de los creadores y promotores culturales de todo tipo y color. Algo que por cierto no se resuelve con la penúltima ocurrencia del Gobierno: dar 200 euros a toda la chavalería que en 2022 cumpla los 18 años. Dará igual que se lo gasten en manga japonés o en conciertos cutres de reguetón (igual hay reguetón bueno, no lo sé porque soy analfabeto en esto). En ópera no se lo van a gastar, fijo. Me recuerda lo de los 200 euros a la paguica que estableció en los años noventa el alcalde popular de Torrevieja Pedro Ángel Hernández Mateo dirigida a ancianos y pensionistas como cesta de Navidad. Me topo en San Google con un artículo mío en El Mundo (mil perdones) y resulta que en vísperas de las elecciones de 2015, el también alcalde popular Eduardo Dolón anunció que duplicaría el presupuesto de la paguica: de medio millón a un millón de euros. Cuánto poder tiene el Poder a la hora de cautivar el voto.

El Festival Medieval de Elche surge a principios de los años noventa, cuando era alcalde el socialista Manuel Rodríguez Macià, con el fin de arropar las representaciones extraordinarias del Misteri que se celebran en otoño y que por tanto coinciden con estas líneas que escribo. La idea fue creciendo y tuvo su edad de oro de 2006 a 2011, cuando todo un Toni Tordera se hizo cargo de la dirección del festival, a caballo entre la transición de regidores: de Diego Macià a Alejandro Soler (con Àngels Candela, Compromís/EU, de concejala de Cultura). Y hubo momentos de gloria: la presencia de Jordi Savall con su esposa, Monserrat Figueres (ya fallecida) y la Capilla Real de Cataluña. O María del Mar Bonet con el Cant de la Sibi.la, reventando de arte los muros de la Basílica de Santa María: para mayor espanto de los ultra-puristas, Gaspar Jaén, arquitecto/poeta, que consideraron un sacrilegio que la Bonet utilizara el andador que se instala para las representaciones de La Festa. Qué cosas. También acudieron compañías europeas de renombre en teatro y performances de calle (de medieval a barroco). Y Elche se situó en el top-5 en España en lo que se refiere a certámenes similares. Y Antonio Amorós invadiendo el centro con el Tirant lo Blanc… Teatro imposible, querido Antonio.

Y de la gloria se han ido bajando peldaños: hasta llegar al peligro de extinción, que es el momento en el que se encuentra la cosa. Hay un precedente sonoro en la provincia: la desaparición en Alicante del Festival de Música Contemporánea en 2013, que murió por la desidia de unos (Ministerio de Cultura) y de los otros (el PP, que gobernaba en el Ayuntamiento de Alicante y en la Diputación).

El Festival Medieval de Elche es una mera anécdota. Podría no existir y no pasaría absolutamente nada. Pero también es un síntoma de cómo en Elche, mi pequeño país, algunas cosas van de mal en peor y La Cultura (mayúsculas) es una de ellas. Museos fantasma, cierre de salas, falta de recursos en L’Escorxador….y nombran presidente de la Cátedra del Misteri d’Elx de la UMH a un experto en protocolo cuando hay personitas (Daniel Gonzálvez) con tesis doctoral sobre La Festa. O personajes, Gaspar Macià, director de la revista Festa d’Elx, que sabe del Misteri más que el que lo inventó: y además es un excelente relaciones públicas.

La cultura también tiene una función utilitaria, al margen de embellecernos y agitarnos la vida. Y esa función utilitaria es la de poner en valor la marca de las ciudades, más en el caso de Elche: siempre con esa imagen árida de ciudad zapatera, economía sumergida, urbanismo desarrollista infumable (que se ha venido corrigiendo de aquella manera)….Solo faltaba el reportaje (desafortunadísmo) que publicó El Español hace cuatro días comparando Carrús con el Bronx. Lo firmaba un tal Jaime Susanna a quien no tengo el disgusto de conocer. Qué poco cuesta hacer periodismo basura, incluso racista, estimado Javier Pascual. Y qué pena que un periódico tan prestigioso (Pedro J. Está que se sale; Hector F. también) haya albergado tamaño despropósito.Al grano:  ni el PSOE, ni Compromís, que gobiernan en el Ayuntamiento, y a diferencias de otras épocas, acaban de captar esa función utilitaria, o utilitarista. En Elche la cultura se reduce a que cedan la Dama: talismán dentro de los talismanes habidos y por haber. ¿Y los empresarios/mecenas que dicen? No lo sé: ¡ay!

CODA: José Carlos Rovira premio del Consejo Social de la UA a la trayectoria profesional e investigación. Enhorabuena. Él, y otros, me enseñaron a leer a Miguel Hernández. Otros: José Luis Ferris, narrando las tardes tórridas y sensuales del poeta (que ni era pobre, ni era auto-autodidacta) con Maruja Mallo, nuestra Frida Khalo.

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