VALÈNCIA. Una circunstancia estratégica combinada con una posibilidad de mayoría ha resucitado con fuerza en las últimas semanas el eterno debate sobre la rebaja del listón electoral del 5% al 3% en la Comunitat Valenciana. Una reforma de la Ley Electoral Valenciana (LEV) que beneficiaría a las pequeñas formaciones políticas que tienen dificultades para llegar al mínimo exigido para tener representación en Les Corts y que, en este momento, es la barrera más alta de España.
Las fuerzas del Consell –PSPV, Compromís y Unides Podem– llevan posicionadas a favor de este cambio y, de hecho, está incluido en el primer punto del quinto eje del Pacto del Botánico y también en el acuerdo firmado en 2015. La posibilidad ya recorrió todo el trayecto parlamentario hasta la ordenación de enmiendas en julio de 2021, si bien la proposición quedó dormida ante las dificultades de conseguir los 66 diputados necesarios para la reforma, que podría validarse de ser incluida en alguno de los plenos del mes de marzo, antes de la disolución de Les Corts por la celebración de los comicios del 28 de mayo.
Ahora bien, los vientos han cambiado y mucho en los últimos tiempos. La llegada de Mamen Peris como nueva líder y portavoz de Ciudadanos ha reactivado esta opción. El principal motivo son las malas previsiones para la formación naranja, que ve cómo la mayoría de sondeos le sitúan fuera de Les Corts al no alcanzar el 5%. Al mismo tiempo, al Botànic le beneficia puesto que se aseguraría la entrada de Unides Podem en la cámara, cuya superación del listón también se viene poniendo en entredicho en algunas encuestas. Por otro lado, mantener viva la llama de la esperanza de Ciudadanos siempre puede servir al PSPV para que la formación naranja retenga papeletas frente al PP y contribuya a que el socialista Ximo Puig vuelva a ser el candidato más votado.
Con este escenario, tal y como informó este miércoles Valencia Plaza, el grupo de Ciudadanos mantuvo una reunión interna el martes en la que se acordó sin discrepancias que todos los diputados (13) del grupo respaldarían la reforma. No obstante, aún faltaría un voto que deberían buscar entre los parlamentarios no adscritos, cinco ex de Ciudadanos y una de Vox. La posición de Ciudadanos resulta llamativa, puesto que en otro encuentro de la semana anterior se evidenció la división interna que existe, dado que según diversas fuentes son hasta cuatro los diputados naranjas que no son nada proclives a sacar adelante este cambio en la ley electoral. Alguno de ellos manifestó verbalmente sus reticencias. Pero nada de ello ocurrió en la nueva reunión del martes, que finalizó con un asentimiento general. El interrogante que sobrevuela es qué les ha hecho cambiar –aparentemente– de opinión.
Fuentes de PSPV y Compromís consultadas por este diario, pese a que valoran lo que representaría sacar adelante esta reivindicación histórica, coinciden en una frase sobre la posición de Ciudadanos: "Que lo pongan por escrito y lo firmen". El Botànic no termina de fiarse de la unidad del grupo naranja ni tampoco de la entrada en la operación de un diputado no adscrito. Es más, los dirigentes del Botànic consultados por este diario se desmarcaban en la posibilidad de involucrarse activamente en el intento de captar el voto restante en el grupo de no adscritos y se lo adjudicaban a Ciudadanos.
La desconfianza es lógica y por eso piden firmas. En el Botànic saben que hay varios diputados de Ciudadanos que nunca han apoyado la rebaja del listón electoral y piensan que este acuerdo en el grupo naranja podría ser el jugoso cebo, a su juicio, preparado por el PP. Es decir, que PSPV, Compromís y Unides Podem se embarcaran en esta reforma exprés del listón electoral y, a última hora, se vieran ridiculizados al no tener los números suficientes porque alguno de los diputados naranjas se desmarcara del acuerdo en la votación. Una posibilidad para nada descartable teniendo en cuenta que un favor al PP de cualquiera de esos parlamentarios podría ser recompensado por estas siglas de cara a la próxima legislatura.
Eso sí, un documento suscrito tampoco garantiza que luego el firmante no pudiera igualmente desmarcarse de la votación. Ahora bien, fuentes socialistas veían esta situación distinta, al considerar que si un diputado plasma negro sobre blanco su compromiso para un posicionamiento y lo variara posteriomente, quedaría retratado y, de la misma manera, si esta maniobra estuviera vinculada al PP de Carlos Mazón, también podría ser reprobada, al menos así lo consideran, en el marco de la opinión pública. "Evidenciaría que es una prolongación del estilo Zaplana", comentaba un alto cargo del PSPV a este diario en referencia a cómo el expresidente de la Generalitat alcanzó la alcaldía de Benidorm en una moción de censura con el respaldo de una concejal tránsfuga precisamente socialista.
En la otra orilla, el PPCV presidido por Carlos Mazón se mantiene públicamente al margen de la cuestión. El propio líder de los populares valencianos, preguntado por esta hipotética rebaja del listón este miércoles, envió algún dardo envenenado al Botànic y a la formación naranja: "No estamos en eso. Cada uno está en lo que está, aunque entiendo que Ciudadanos pueda estar en esto", comentó, en referencia a las malas previsiones demoscópicas del partido de Mamen Peris.
En esta línea, y aunque el líder popular dijo no querer "perder ni un minuto" en este asunto, sí recalcó que el PP rechazaba "cambiar normas a mitad de la partida". "Bastante tiene la gente para que ahora estén algunos políticos planteando cómo de grande es la posibilidad de sentarse en un sillón en Les Corts", sentenció. Más allá de estas manifestaciones públicas, fuentes del PPCV consultadas por este diario mostraron sus "dudas" de que realmente existiera una "unidad" en el grupo de Ciudadanos liderado por Peris sobre esta cuestión pese al acuerdo alcanzado.
Ante este escenario, y si el PSPV se lanzara a la aventura con las firmas suficientes aseguradas, Les Corts podrían introducir la votación en un pleno antes de la disolución de la Cámara. Todavía existe poco más de un mes de margen.