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GRAND PLACE / OPINIÓN

El asalto a Montesquieu en Brasil

13/01/2023 - 

VALÈNCIA. En la primera mitad del siglo XX, antes y después de las dos Grandes Guerras, la premisa en Europa era una revolución o un alzamiento militar, ya fuera contra el orden establecido o contra un gobierno elegido democráticamente en las urnas. En la primera mitad del siglo XXI, antes y después de la Covid, fuera del TerritorioEuropa se utilizaron otros países como escenario de prueba para asaltar un Parlamento legítimamente constituido tras los comicios.

El asalto al Capitolio del Año I d.C. -después de la Covid-, fue el final de la Era Trump y el inicio de una sucesión de rebeliones populares que siguió con el asalto en el Año III a todas las instituciones democráticas y legítimamente constituidas en Brasil.

El gobierno de La Unión contemplaba horrorizado proveyendo las temibles consecuencias, no para el presidente electo brasileño, Lula Da Silva, ni siquiera para los seguidores rebeldes del ex presidente Bolsonaro, sino por el efecto contagio que podría significar para las democracias occidentales.

Los presidentes de la comisión de Exteriores, David McAllister (PPE, Alemania); la delegación en la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana, Javi López (S&D, España); la delegación para las relaciones con la República de Brasil, José Manuel Fernandes, (PPE, Portugal), y la delegación para las relaciones con Mercosur, Jordi Cañas  (Renew, España), emitieron un comunicado inmediato de condena.

«Condenamos enérgicamente el violento e ilegal asalto de ayer al Congreso, al Palacio Presidencial y al Tribunal Supremo de Justicia en Brasilia por partidarios del ex presidente Jair Bolsonaro. Se trata de un ataque inaceptable y atroz contra el corazón de la democracia brasileña, cuyos autores e instigadores deben ser castigados con toda la fuerza de la ley”.

La diferencia con el asalto al Capitolio era evidente. Tanto como la perpretación premeditada y debidamente organizada, con su instigador en Miami. Las camisetas bicolores con que iba ataviada la turba, verde y amarillo como los colores de la bandera brasileña; los bocadillos y autobuses desplazando a gente de todo el país y su estratégico reparto entre los tres poderes democráticos: el Ejecutivo en el Palacio Presidencial, dl judicial en el Tribunal Supremo y el legislativo en el Congreso. ¿Alguien se cree que el pueblo alzado se para a rememorar a Montesquieu?

“Nos preocupa el aumento de los actos de violencia política por parte de partidarios extremistas del expresidente de Brasil, que promueven directamente discursos y acciones que evolucionan hacia la confrontación, el odio, la radicalización e incluso la delincuencia. Hacemos un llamamiento a todas las partes para que hagan todo lo posible por superar esta peligrosa situación y se adopten urgentemente medidas para evitar que estos actos vuelvan a producirse al tiempo que se lleve a los responsables de los mismos ante la justicia”.

En ese mismo momento, la justicia ya se repartía entre los asaltantes al Capitolio, incluido el ex presidente norteamericano, Donald Trump. El avance de la extrema derecha y su descalificación del sistema democrático en una Europa en llamas, con la guerra llamando a la puerta, resultaba un cóctel explosivo.

-Poco más se podría del TerritorioEuropa, David, un sociedad en decadencia que renunciaba a los valores colectivos y abrazaba el individuamos neoliberal…

-No todo fue tan malo… Recuerdo, Laura, que fue el principio de NuestraDoctrina, el Transhumanismo. Y, aparte de los intentos frustrados de volar de los hombres-pájaro o las niñas que nacían con cola de cerdito, el proceso sigue avanzando… ¡Y sin necesidad de asaltar a Montesquieu!

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