VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat y líder del PPCV, Carlos Mazón, se enfrenta este viernes a un momento decisivo de la legislatura y también de su carrera política. 17 días después de las terribles inundaciones provocadas por la Dana, que han causado hasta el momento 215 víctimas mortales, el jefe del Consell comparecerá en Les Corts Valencianes para dar explicaciones sobre lo ocurrido y también para establecer una hoja de ruta enfocada a la reconstrucción, que además dará paso a una remodelación del Ejecutivo valenciano que se hará pública en las próximas horas.
Unas medidas de fuerte impacto autonómico que, además, influyen en la agenda política nacional. En los últimos días, la Comunitat Valenciana ha pasado -por desgracia- a situarse en el foco mediático estatal debido a la catástrofe, lo que también ha derivado en una batalla política principalmente librada entre los dos grandes partidos, PSOE y PP, por el reparto de culpas y responsabilidades de lo ocurrido y de las actuaciones posteriores.
En este punto, conviene detenerse a analizar desde una perspectiva más orgánica la situación del Mazón en la formación popular. La dirección del PP, un partido notablemente centralizado, ha mantenido a lo largo de estos días posiciones que no siempre han coincidido con la visión del presidente de la Generalitat. Más aún, por momentos se han producido situaciones paradójicas que han contribuido a debilitar en mayor medida la jefe del Consell. Sin embargo, desde principios de esta semana, Génova parece haber reconducido su trayectoria hasta mostrar un apoyo cerrado a Mazón y a su gestión de la crisis.
La primera y más importante disparidad de criterio se produjo al poco de estallar la crisis. El presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, visitó València un par de horas antes de que lo hiciera Pedro Sánchez y enarboló un discurso dirigido a señalar al Gobierno de España como responsable de la gestión de la catástrofe y deslizar la necesidad de que decretara la emergencia nacional. Una postura que en los días posteriores se acentuó desde Génova. El mensaje suponía exigir que el Ejecutivo central le arrebatara las competencias autonómicas al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, algo que este último no había solicitado pese a tener la capacidad para hacerlo. De hecho, en los siguientes días, se evidenció que Sánchez no tomaría esa decisión ni tampoco el jefe del Consell estaba dispuesto a ceder el mando. En este sentido, distintas fuentes populares apuntan a un desencuentro entre Génova y el PPCV por esta cuestión.
También en esos días, se emitieron distintas informaciones -incluso desde agencias- en las que fuentes populares sin concretar admitían que Mazón estaba "amortizado" e incluso "políticamente muerto". Incluso medios de comunicación de corte conservador que venían defendiendo los argumentos del Gobierno valenciano pasaron a mostrarse cada vez más críticos con la gestión del presidente de la Generalitat y su equipo. Sin embargo, desde principios de semana, y una vez comprobado por parte de la dirección nacional que Mazón no solicitaría la emergencia nacional y, por tanto, no cedería las competencias a Sánchez, desde el PP se ha establecido un apoyo público y cerrado al dirigente valenciano tanto en las actuaciones llevadas a cabo frente a la crisis como en los planes dirigidos a la reconstrucción, que culminará con la remodelación del Consell.
Fuentes populares consultadas por este diario admiten que desde la dirección nacional el objetivo se sitúa en no convertir la catástrofe valenciana en un problema político del PP, sino en una crisis que se circunscribe a Carlos Mazón y a su ejecutivo. Así, tal y como informó este diario, la dimisión del presidente y la convocatoria electoral, no parece el camino más adecuado para los populares, dado que podrían perder la Comunitat Valenciana o seguir gobernando pero con más representación de Vox y, por tanto, en una situación de debilidad. De la misma manera, tampoco agrada la posibilidad de la dimisión del presidente de la Generalitat y el intento de investir a otro jefe del Consell, que necesitaría los votos de Vox, con todas las dificultades que ello conlleva y el peligro de un bloqueo que afecte a las tareas de reconstrucción y desgaste aún más a la marca PPCV. Así pues, el escenario de dimisión inmediata parece quedar muy alejado.
"Le aseguro que después de esa comparecencia habrá mucha gente que se sienta al menos parcialmente reconfortada con la clase política. Espero y deseo que así sea". Estas palabras pronunciadas por Feijóo el miércoles al ser preguntado por la comparecencia de Mazón, también ha desatado toda clase de especulaciones respecto a la posibilidad de una dimisión "en diferido" del presidente de la Generalitat. Es decir, que la intervención de este viernes sirva, para además de dar explicaciones y anunciar cambios en el Consell, comprometerse el abandono del cargo a medio plazo o, al menos, asegurar que acabará la legislatura pero no volverá a ser candidato.
Una tesis que no convence a las fuentes del PPCV consultadas por este diario, que consideran que Mazón debe protagonizar una comparecencia sólida que le permita presentarse como capaz de liderar la reconstrucción. Algo incompatible, a juicio de estos dirigentes preguntados, con poner una fecha de caducidad a su mandato, dado que le haría gobernar en una situación de debilidad permanente. "Pasaría a ser directamente un pato cojo", comenta una de las fuentes preguntadas.
Al margen de esto, desde Génova también se ha jugado a influir en la remodelación del Consell que ultima el presidente de la Generalitat. Tal y como publicó este diario, uno de los nombres propuestos desde Madrid para entrar en el Ejecutivo valenciano fue el del senador y exconseller Gerardo Camps, si bien Mazón y su entorno rechazaron esta posibilidad. Está por ver, no obstante, si se produce alguna incorporación con el sello de Génova a esta reestructuración.
En cualquier caso, y pese al apoyo prestado ahora por la dirección nacional del PP, resulta evidente la posición de soledad de Mazón que atraviesa dentro de la formación popular. Muy próximo al anterior líder del partido, Pablo Casado y a su mano derecha, Teodoro García-Egea, el líder del PPCV había sobrevivido a la llegada de Feijóo gracias a su victoria en la Generalitat. Ahora, no obstante, se enfrenta a un periodo duro de reconstrucción que, aunque gestione con éxito, no le librará de ser cuestionado en el medio o largo plazo, especialmente si aspira a repetir como candidato a la Presidencia en 2027.